Lejos de los reflectores, la fama y con escaso apoyo gubernamental, los atletas tarahumaras que triunfaron en los Juegos Mundiales de los Pueblos Indígenas en Brasil enfrentan en el día a día jornadas de trabajo extenuantes en medio de un sistema que los encarcela y priva de sus tierras.

Los tarahumaras que participaron en Brasil.
CHIHUAHUA, Chih., (apro).- Con temperaturas muy altas y la humedad en contra, la delegación de tarahumaras que participó en los Juegos Mundiales de los Pueblos Indígenas en la ciudad de Palmas, Brasil, regresó triunfante y orgullosa de haber representado a su etnia ante 28 países del mundo.
A pesar de la falta de apoyos y su novatez en este tipo de competencias, el conjunto logró los primeros lugares en carreras de ocho kilómetros y cuarto en costado de fuerza.
En el anonimato, lejos de los reflectores, los atletas deben regresar a su vida cotidiana: sembrar, intentar estudiar, atender a sus familias, luchar porque los dejen de criminalizar.
Los diez corredores indígenas chihuahuenses arribaron ayer al aeropuerto Roberto Fierro de la ciudad de Chihuahua.