Roban boletas electorales en Puebla; asesinan a un joven que grababa la compra de votos del PRI en Veracruz; grupos de choque del PRI se enfrentan a grupos de choque de cualquier otro partido (dependiendo de las nefastas y pragmáticas alianzas locales); decenas, cientos de fotografías y denuncias de compra de votos, coacción y clientelismo de todos los partidos por igual circulan en la red.
El resultado: predecible. El PRI, salvo algunos descalabros de poca relevancia (siendo la gobernatura de Baja California aún en disputa el más sonado) fue el gran ganador de la contienda electoral. Estaba “cantado”: el que tenga más cargos públicos y por lo tanto más dinero del erario a su disposición será el que obtenga mayores dividendos electorales; lo que después de traducirá en mayores cargos y mayor dinero del erario reproduciendo el círculo de la farsa electoral del sistema político mexicano.
El descontento expresado en las urnas, a diferencia de otras elecciones, no brilló demasiado: anulistas esta vez representados por los candidatos animales (siengo el candigato morris de Xalapa el más famoso) no pesaron lo suficiente para llamar la atención de la clase política sobre el hartazgo social. Dicho de otra forma: las modalidades de hartazgo expresadas organizadamente tienen menos peso ante los caudales de acarreo y clientelismo de los partidos políticos.
Y mientras los tres principales partidos se reparten el botín electoral, con disputas que son mera simulación, el Pacto por México seguirá dándole la espalda al pueblo y los partidos y políticos seguirían lucrando con la zozobra que causan; con la miseria y el hambre de los “ciudadanos de a pie”.
Fuente : Impunemex
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