Trifulca de los diputados por la aprobación de la Ley de Pensión Universal en marzo pasado. Foto: Carlos Mejía |
Cada año los 500 legisladores federales reciben poco más de 830 millones de pesos en salarios y “apoyos” a su quehacer parlamentario. Sólo que ahora les dio por modernizar su sede, acorde –dicen–, con la “intensa actividad política y trascendental de las reformas que demanda el país”.
Su gran propuesta de ingeniería civil se realizará en cuatro etapas, en la primera de las cuales se invertirán por lo menos 400 millones de pesos. Los proyectos se han asignado de manera directa, es decir, sin someterlos a concursos de licitación, según consta en contratos obtenidos por Proceso.
En las “autorizaciones” han participado los grupos parlamentarios de PRI, PAN y PRD a través del Comité de Administración, el secretario general, así como el titular de la Secretaría de Servicios Administrativos y Financieros de la LXII Legislatura.
Los diputados han invertido más tiempo en proponer y presupuestar “remodelaciones”, “ampliaciones” y “restructuraciones” de sus ocho edificios y en la búsqueda de la renta de equipos de cómputo, aplicaciones tecnológicas o el arrendamiento de 130 automóviles –lo que cuesta una millonada– para apoyar el trabajo de sus 56 comisiones ordinarias y comités, que en aprobar las reformas constitucionales y secundarias en materia laboral, educativa, de telecomunicaciones y energética, ésta última aún en discusión.
Para Ricardo Monreal Ávila, coordinador del Grupo Parlamentario de Movimiento Ciudadano, la actual Legislatura atraviesa por su “peor crisis de autoridad y confianza” ante la ciudadanía porque, expone, “no ha sido productiva. Y por más que se diga que ha hecho múltiples leyes e infinidad de reformas estructurales, la verdad es que el Ejecutivo federal es quien las ha elaborado y sólo se envían (a San Lázaro) para su ratificación”.
Ese desprestigio se observa en las maratónicas sesiones para aprobar las reformas en las cuales, insiste Monreal, sus pares “no debaten, no deliberan, no estudian, no proponen nada. Sólo emiten su voto de manera mecánica. Es una mayoría silenciosa que preside el PRI, acompañado de sus aliados”.
(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1968, ya en circulación)
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