CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Contra la mayoría de las opiniones, la
llegada de Donald Tump al poder no es una catástrofe. Es, por el
contrario, su puesta al desnudo. Trump es en este sentido la realidad
real que los discursos políticamente correctos de los liberales y
socialistas encubren. Es, por lo mismo, la expresión clara y contundente
de un mundo sistémico que, alimentado por el capitalismo, sólo alcanza
para unos cuantos, como traté de mostrarlo en mi artículo anterior, “Lo
sistémico” (Proceso 2090).
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Un hombre durante una protesta contra Trump en Seattle, Washington. Foto: AP / Ted S. Warren |
No hay así en el discurso de Trump nada que no haya estado y esté
detrás de la finura de los que pronunció Obama: el muro (recorran las
ciudades fronterizas para mirarlo), las armas de exterminio masivo
(visiten los Walmart y las ferias de armas para ver su despliegue), la
segregación racial de los negros so pretexto de la política antidrogas
(visiten sus barrios y lean ese tremendo libro de Michelle Alexander,
The New Jim Craw: Mass Incarceration in the Age of Colorblidness), las
redadas, los encarcelamientos y las deportaciones masivas de migrantes
(yo tuve la desgracia de asistir a una en 2014 en Arizona: 60 mexicanos y
centroamericanos juzgados por un juez de origen mexicano); todo eso,
incluyendo la paranoia del terrorismo y los sistemas de seguridad para
contenerlo, estaban ya allí antes del triunfo de Trump.