Sin ningún mérito objetivo –y sin entregar el
menor resultado– Bruno Rodríguez Billerbeck y su mamá recibieron becas
abultadísimas en calidad de “entrenadores”. Ni siquiera hay constancia
de que al menos hayan ido a trabajar. Y Bruno “dobleteaba” plazas. Pese a
ello, el extenista fue premiado: es el titular de facto de la Dirección
de Alto Rendimiento de la Conade. En la Comisión admiten, con todas sus
letras, que él “no tiene la experiencia ni la formación”… pero le
tienen “confianza”.
Bruno Rodríguez y Hilde Billerbeck. Foto: Especial |
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Bruno Rodríguez Billerbeck es,
de facto, el director de Alto Rendimiento de la Comisión Nacional de
Cultura Física y Deporte (Conade), pero su cargo oficial es el de
subdirector de Apoyos Educativos y Administrativos del Centro Nacional
de Desarrollo de Talentos y Alto Rendimiento (CNAR). Y al mismo tiempo
ha gozado de una beca de 81 mil pesos como entrenador de tenis.
Simultáneamente, su madre, Hilde Marie Billerbeck, durante
cuatro meses –junio a octubre de este año– ha disfrutado de una beca por
52 mil pesos como entrenadora de deportes de conjunto y raqueta, aunque
oficialmente apenas el jueves 24 fue dada de baja del fideicomiso Fondo
para el Deporte de Alto Rendimiento (Fodepar), mejor conocido como
CIMA.
Estas irregularidades ponen al descubierto el desaseo con el
que la administración de Alfredo Castillo usa los recursos públicos, la
forma brusca en que los servidores públicos responsables del deporte
nacional cambian de un puesto a otro y el hecho de que la asignación de
becas no se apega a las Reglas de Operación del Fodepar, un fideicomiso
que depende del Programa S206 Sistema Mexicano del Deporte de Alto
Rendimiento, que otorga beneficios únicamente a atletas ranqueados entre
los primeros 16 del mundo.
El pasado jueves 17 Proceso publicó que el extenista Bruno
Rodríguez sustituyó en la Dirección de Alto Rendimiento a la abogada
Anna Lilia Ramírez, una amiga de Castillo que tras haber estado en
Michoacán llegó a la dependencia en enero de este año, y que Hilde Marie
Billerbeck Heyn ingresó como becaria de Fodepar el 1 de junio pasado.
Pero al tratar de localizarla como entrenadora de deportes
de conjunto y raqueta –tal como aparece en el documento mediante el cual
se solicitó su ingreso como becaria– ninguna persona de las consultadas
en la Dirección de Alto Rendimiento, en la Subdirección de Calidad para
el Deporte y en el CNAR la conoce. Tampoco en la Coordinación de
Comunicación Social supieron quién es ni dónde localizarla.
En respuesta a la nota publicada, la Conade envió un
comunicado para aclarar que Rodríguez Billerbeck no ha asumido la
titularidad de la Dirección de Alto Rendimiento, “ya que por disposición
oficial no se pueden hacer altas ni cambios hasta el siguiente año, y
aún se está valorando la propuesta de que dicha encomienda la tome a
partir del 1 de enero de 2017.
“Actualmente, el servidor público mencionado se desempeña
como Subdirector de Apoyos Educativos y Administrativos del CNAR. Con el
fin de no incurrir en ninguna irregularidad, la Subdirección de Calidad
para el Deporte dictaminó la baja como entrenadora de la licenciada
Hilde Marie Billerbeck Heyn desde el 31 de octubre de 2016, por lo que
desde esa fecha ha dejado de prestar sus servicios para los que fue
contratada. El dictamen señalado será presentado en la próxima reunión
del Comité Técnico del Fodepar.”
La aclaración confirma que mientras Bruno Rodríguez ya
fungía como servidor público, su madre era becaria. Pero además, como
publicó este semanario en agosto pasado, al mismo tiempo que este
funcionario se desempeñaba como subdirector de Apoyos Educativos y
Administrativos, también cobraba una beca de 81 mil pesos como
entrenador de deportes de conjunto y raqueta, pues fue dado de alta en
Fodepar el 1 de enero de 2016 (Proceso 2078).
Lo extraño es que aunque su nombre, cargo, correo
electrónico institucional y extensión telefónica aparecen en el
directorio del CNAR, en el Portal de Obligaciones de Transparencia
(POT), Bruno Rodríguez no es el subdirector de Apoyos Educativos y
Administrativos.
Ese cargo lo ocupa Gustavo Adolfo Montiel Mondragón. Si se
busca a Rodríguez en el POT, simplemente no está en el directorio de
funcionarios, cuya última fecha de actualización es el pasado miércoles
16, es decir, hace dos semanas. Montiel aparece como subdirector de
Cultura Física.
El subdirector de Calidad para el Deporte de la Conade,
Valentín Yanes, aclara en entrevista que Bruno Rodríguez Billerbeck ya
trabaja como director de Alto Rendimiento, pero está a prueba, y quizá
en enero reciba el nombramiento oficial.
En tanto, dice, “no está cobrando (como director de Alto
Rendimiento), pero operando sí. Está aprendiendo. No firma nada, sólo
yo. Y todo (lo que hace) lo tiene que consultar conmigo”. Yanes destaca
que, con el cambio de puesto, Rodríguez sacrificará ingresos, pues si es
nombrado percibirá un salario menor.
Pero esta información tampoco es correcta. En el POT aparece
que el subdirector de Apoyos Educativos y Administrativos devenga un
salario de 20 mil 94 pesos netos y que el monto de percepciones netas
del director de Alto Rendimiento es de 36 mil 713 pesos.
Es absurdo que Rodríguez Billerbeck renuncie a su beca de 81
mil pesos, pero Yanes señala que lo hace “por amor al deporte”. Como
supuesto entrenador, el funcionario presuntamente atiende a tres
tenistas: Kevin Carpenter (retirado), Mauricio Astorga (ranking mil 123
del mundo) y Alberto Rojas (mil 435 del mundo). No hay evidencias de que
haya desempeñado ese trabajo.
Dedazo y cuatismo
En el caso de Hilde Marie Billerbeck, de 58 años, Valentín
Yanes precisa que él no la contrató –pues en junio él no fungía como
titular de Calidad para el Deporte, sino Manuel Portilla– y aunque su
propuesta de contratación, firmada por Anna Lilia Ramírez, indica que es
entrenadora de deportes de conjunto y raqueta, de lo único que ella
sabe es de tenis. Lo jugó y entrenó a su hijo Bruno.
Yanes asevera que la mujer cuenta con las credenciales para
desempeñar el cargo “porque trabajó con tenistas de gran nivel, como su
hijo”, pero desconoce los nombres de los otros atletas a quienes entrenó
antes de ingresar a Fodepar para justificar su contratación.
Yanes termina por reconocer que Hilde Billerbeck tiene una
escuela de tenis en la que trabaja de tiempo completo, una de las
razones por las cuales se determinó darla de baja como beneficiaria de
Fodepar.
“Yo solicité la baja. Lo hablamos con Bruno porque es algo
de lo que nos percatamos todos (el conflicto de interés madre e hijo),
pero no es que sólo se le dé de baja porque Bruno pudiera ser el
director de Alto Rendimiento, sino porque ella ya no aportaba más.
Cumplió con una tarea que se le asignó rumbo a Juegos Olímpicos respecto
de elaborar el programa de los deportes de raqueta rumbo a los Juegos
Centroamericanos. Eso terminó y no vemos la necesidad de que continué”,
señala.
Luego, acepta que Hilde Billerbeck no sabe nada de deportes
de conjunto ni tampoco de squash, bádminton o raquetbol, y que no fungió
como entrenadora, sino como metodóloga, aunque no cuenta con la
preparación académica para ello.
“Ella tiene su compromiso con el tenis. No puedo tener una
especialista exclusiva de tenis porque necesito que atiendan los
deportes de raqueta, ahí sólo tengo dos metodólogos y ella no puede
hacerlo.”
–Hay tenistas mejor ranqueados cuyos entrenadores podrían
ser beneficiarios, ¿por qué becaron a Hilde y no a alguno de ellos? –se
le pregunta.
–Porque no vienen, tienen otros intereses. Tampoco la estamos corriendo. Tiene su escuela y no puede dedicarse a esto.
–¿Ella no dejó su escuela mientras fue becaria?
–No, por eso no nos sirve.
–¿Por qué se beca a alguien que no está de tiempo completo y cobra 52 mil pesos?
–¿A dónde quieres llegar?
–A que explique si la trajeron por su capacidad o por recomendación de alguien. Por un dedazo.
–No sé que alguien haya dicho que se le becara.
–¿Ella tocó la puerta y les dijo contrátenme?
–Se valoraron varias personas y a lo mejor el mismo Bruno
pudo haber dicho: ‘Que sea mi mamá’ o nosotros mismos. Yo no estaba
aquí. Pero ella cumplió con una función. Ahora vemos que no es la
persona idónea para este trabajo. Tampoco es una neófita, tiene una
trayectoria.
Valentín Yanes sí era subdirector de Calidad para el Deporte
cuando Bruno Rodríguez Billerbeck se convirtió en becario de Fodepar,
pero no recuerda si Bruno fue becado a propuesta de Anna Lilia Ramírez o
de Samuel Pérez: “Todo lo aprueba la Comisión Deportiva, integrada por
un grupo de expertos y en la cual no estoy yo”.
–¿Quién avaló que Bruno tiene capacidad para formar tenistas de élite?
–Te voy a contestar con una pregunta: ¿a quién había formado
Juan Hernández antes de que Lupita (González, medalla de plata en Río
2016 en marcha 20 kilómetros) fuera campeona?
–Hernández tardó mucho en tener una beca, cuando Lupita ya había ganado competencias internacionales…
–La mayoría de nuestros entrenadores son empíricos y sin una
formación sólida, se forman en el trabajo. Es parte de nuestro trabajo
ayudarlos. Bruno a lo mejor no tiene la teoría, pero sí experiencia
competitiva (fue jugador Copa Davis), disposición, reconocimiento en el
tenis. Eso hay que considerarlo.
–¿Su contratación fue de cuates?
–No puedo decir eso. Le doy credibilidad a las estructuras.
No digo que son perfectas, pero la Comisión Deportiva, los metodólogos
hacen análisis, dictámenes, son especialistas, pero se pueden equivocar.
–¿Le parece lógico que el entrenador Iván Bautista, con dos medallas olímpicas, tenga la misma beca que Bruno Rodríguez?
–No creo que ganen lo mismo, pero si lo vemos de esa manera
está bien. Si Bruno va a esperar a tener un campeón olímpico para cobrar
lo que Iván Bautista, se muere de viejo. ¿Cuánto le vamos a pagar a un
entrenador de natación? Si lo voy a valorar como deporte de perspectiva,
no me gasto ni 50 pesos, pero si quiero desarrollar la natación tengo
que gastar 10 mil dólares. Bruno es uno de los pocos baratos que puedo
encontrar para desarrollar el tenis. Si no trabajamos ahora cada vez
estarán peor el tenis y la natación.
–¿Cuáles son los resultados de Bruno a la fecha?
–No podemos esperar resultados de nadie de enero a la fecha.
–¿Qué ha hecho? Algo tangible.
–El trabajo de quienes dirigen el deporte es como el de la
hormiga negra, en la pared negra, en la noche. Nadie lo ve. Bruno entró
con unas perspectivas para hacer algunas cosas y después pasó a ser
subdirector y no pudo concretar.
–Si era el modelo de entrenador de tenis, ¿por qué se convirtió en administrativo?
–Hay necesidades y buscamos a las personas que las
resuelvan. Igual que ahora lo traemos a Alto Rendimiento pensando que
puede. No te puedo garantizar que dure ahí para los Centroamericanos de
2018. Hay que evaluarlo, pero si no da la talla queda fuera.
–Si el empirismo en entrenadores es grave, ¿sería aún más
grave que alguien que no sabe de ciencias del deporte dirija Alto
Rendimiento?
–No tiene la experiencia ni la formación, pero las va a ir
adquiriendo. Tiene la ventaja de que yo lo puedo ayudar. Llevo 50 años
en el deporte. Anna Lilia no hacía lo técnico, aunque esa área es
técnica. Ella hizo lo administrativo y yo la ayudé en lo técnico. Ella
me oía. Bruno me oye. Me hace falta gente en la parte administrativa. A
lo mejor como Bruno hay 10 o 12 (es licenciado en administración de
negocios por la Universidad Anáhuac), hay que ver si quieren venir.
Bruno gana menos ahora que lo que ganaba antes como subdirector en el
CNAR. No va a tomar decisiones aisladas, son en equipo, conmigo, con los
metodólogos. ¿Quién puede llegar a Alto Rendimiento? Ese es el
problema. No tengo muchas personas de dónde echar mano. Preparación
académica tienen muy pocos.
–¿Bruno aportará sus conocimientos o se le paga por capacitarse?
–Viene a trabajar y yo lo voy a compensar en sus
debilidades. Necesito a alguien a quien le tenga confianza, que
interactúe con atletas, con los entrenadores. Tengo muy buenos
metodólogos, pero cuando se sientan a hablar con un entrenador o un
federativo no tienen capacidad. No saben. Anna Lilia no tenía
conocimientos de deportes, estuve en contra de que llegara, pero
demostró que era capaz.
Autoridades sin autoridad
Valentín Yanes explica que la raíz de este problema es que
desapareció el fideicomiso Fonade (que becaba a atletas en formación),
razón por la cual en Fodepar ahora hay más de 270 atletas, aunque no
estén entre los primeros 16 del mundo.
Pero lo peor, alega, es que los atletas se toman la
atribución de elegir a los integrantes de los equipos
multidisciplinarios y proponen los nombres de entrenadores, preparadores
físicos o cualquier otro especialista sin que necesariamente elijan de
forma adecuada. La Conade, bajo presión, se ve obligada a aceptar.
“Nos piden cosas que no queremos darles, pero la presión es
insostenible. Estamos trabajando en arreglar eso. Está muy arraigado
desde que Noé Hernández ganó plata (Sídney 2000) y puso a su novia de
entrenadora. Jamás volvió a ganar nada. Si nos oponíamos al subcampeón
olímpico hubiéramos volado todos. Hay varios casos. Los medallistas
olímpicos y paralímpicos son una voz pública de peso. A Paola Espinosa
no le podemos imponer un entrenador porque no lo va a aceptar y puede
decir que no tuvo resultados porque no le dimos el entrenador que
quería. Nosotros no estamos aquí para complacer atletas, pero lo hemos
hecho.”
–También han complacido a los amigos que becan a la mamá de
Bruno, a Julio Everardo (amigo de Gustavo Ayón) y hasta a una psicóloga
de pareja que supuestamente atiende clavadistas y nadie la conoce…
–No, no. No ha sido así. No es por amigos. Podemos cometer errores y podemos subsanarlos. En eso estamos.
Fuente : Proceso.
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