Esta semana, tras 15 años de ausencia, Lisbeth
Montero regresó a México. Lo hizo por su abuelo, a quien no había visto
en todo ese tiempo. Pero, sobre todo, por el más de millón y medio de
personas que ha sido deportadas de Estados Unidos desde que Barack Obama
llegó al poder.
Lisbeth es una "dreamer" (literalmente "soñadora"), mote que se deriva del Dream Act (Development, Relief and Education for Alien Minors Act),
un proyecto legislativo que busca legalizar la situación de jóvenes
estudiantes indocumentados que llegaron a EE.UU. cuando todavía eran
menores de edad.
Porque eso es lo que harán el próximo lunes Lisbeth, Lulú Martínez y Marcos Saavedra, así como varios jóvenes que ya han sido deportados: llegar a un punto oficial de cruce de la frontera entre los dos países e intentar ingresar de manera legal EE.UU.