Esta semana, tras 15 años de ausencia, Lisbeth
Montero regresó a México. Lo hizo por su abuelo, a quien no había visto
en todo ese tiempo. Pero, sobre todo, por el más de millón y medio de
personas que ha sido deportadas de Estados Unidos desde que Barack Obama
llegó al poder.
Lisbeth es una "dreamer" (literalmente "soñadora"), mote que se deriva del Dream Act (Development, Relief and Education for Alien Minors Act),
un proyecto legislativo que busca legalizar la situación de jóvenes
estudiantes indocumentados que llegaron a EE.UU. cuando todavía eran
menores de edad.
Porque eso es lo que harán el próximo lunes Lisbeth, Lulú Martínez y Marcos Saavedra, así como varios jóvenes que ya han sido deportados: llegar a un punto oficial de cruce de la frontera entre los dos países e intentar ingresar de manera legal EE.UU.
¿Por qué?
Al otro lado de la línea telefónica está Mohammed Abdulahi, un joven "dreamer" de origen iraní que reside en EE.UU. desde que tenía tres años y que no pone un pie en Irán desde que tenía seis.Mohammed es portavoz de la campaña Bring them home ("tráiganlos de regreso a casa"), un grupo que está detrás de el acto de protesta y de llamado de atención que realizarán los jóvenes latinos.
"Nosotros trabajamos con muchos estudiantes indocumentados en Estados Unidos con el Dream Act y, desafortunadamente, cada vez más y más son deportados. Decidimos que necesitábamos hacer algo por ellos, encontrar la manera de que regresen y la manera de que la gente hable sobre el tema".
"Decidimos que necesitábamos hacer algo por ellos, encontrar la manera de que regresen y la manera de que la gente hable sobre el tema"
Mohammed Abdulahi, "dreamer" y activista
¿Y si no se les permite ingresar?
"Esa es la gran pregunta. Si no se les permite regresar será, para nosotros, un mensaje muy fuerte para el presidente Obama y otras personas. Si es verdad que apoyan a los estudiantes indocumentados que han vivido acá la mayor parte de sus vidas, ¿por qué les están cerrando las puertas?", indica Mohammed.
"El gobierno tiene la última decisión, según le parezca, sobre a quien deja entrar y a quien no. Ellos toman la decisión caso por caso. Entonces ellos, esencialmente, van a demostrar que son personas buenas, que estudian, que tienen una vida acá. Y que si el gobierno los apoya debe dejarlos entrar".
Para algunos sería realmente dramático, a nivel personal, si no los dejan reingresar.
"Una de las estudiantes ha vivido acá desde que tiene cuatro meses. Toda su vida. No tiene recuerdos de México", revela Mohammed.
Campaña por Obama
Lisbeth sí tiene muchos -y muy buenos- recuerdos de México. Sobre todo de sus abuelos. Desde una cafetería en una ciudad mexicana a la que acaba de llegar y donde toma la primera comida del día. Responde el teléfono en inglés, con acento de la costa oeste, pero luego empieza a hablar en perfecto español. Con acento mexicano."Lo único que este presidente nos ha traído son más y más deportaciones, más y más separaciones de familias, incluyendo la mía"
Lisbeth Montero, "dreamer".
Buena parte de esa decisión se debió al "coraje" que sintió hace dos años cuando un tío -que llevaba mucho tiempo viviendo en EE.UU.- fue deportado y separado de su esposa, hijos y nietos.
"En el 2008 yo hice campaña por Obama. Estuve en Nevada, tocando puertas, hablando con gente, haciendo llamadas. Durante esas fechas mi abuela estaba muy enferma. Mi mamá me decía: 'por qué estás allá, vente a la casa, en estos momentos necesitamos que la familia esté más unida'... (su voz se quiebra).
"...Y yo haciendo campaña por este señor que nos había prometido la reforma migratoria. No estuve con mi familia cuando más lo necesitaba. Y cinco días después de que Obama ganó la presidencia, mi abuela murió. No tuve la oportunidad de verla. Y lo único que este presidente nos ha traído son más y más deportaciones, más y más separaciones de familias, incluyendo la mía".
El regreso
Este lunes, cuando intenten ingresar por un punto aún desconocido de la frontera, Lisbeth Montero, sus dos amigos latinos y los jóvenes deportados que la acompañan no estarán solos: a ambos lados de la frontera habrá pastores, sacerdotes, familiares, amigos y activistas que buscan llamar la atención sobre este dilemaCuando estén cruzando, Lisbeth estará, literalmente, en el lugar donde se encuentra su ser: entre dos países. Dos culturas.
"Mi corazón está como dividido, porque por una parte, cuando pienso dónde es mi casa, de inmediato pienso en Los Ángeles. Pero también, ahora que he visto a mi abuelo, que he conocido a mis primos, siento que parte de mi corazón se queda aquí. Porque mi familia nunca va a estar completa mientras haya un sistema de migración que no funciona para nosotros".
Sin embargo, una de las posibilidades es que le nieguen la entrada. O que ingrese a un limbo burocrático que tarde meses.
¿No tiene temor?
"No me da miedo lo que va a ocurrir el lunes. No debemos olvidar que es la realidad que está viviendo mucha gente. Y sobrevive. A pesar de lo mal que los tratan, de estar detenidos, deportados, sobreviven. Ese es un riesgo que todas las familias corren. Eso le podría pasar a mi papá o a mi mamá".
"De todas maneras yo tengo confianza en la comunidad, que va a responder. Ahí está mi fe. Y vamos a luchar hasta el último momento para poder lograr esto".
Fuente : BBCmundo
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