Alfonso Navarrete, titular de la STPS. Foto: Octavio Gómez |
Sin embargo, en términos desestacionalizados, es decir, descontando los efectos de calendario para hacer comparables los meses, el desempleo total alcanzó a 4.3% de la población económicamente activa (PEA).
El mismo dato que en diciembre pasado. Por otra parte, la subocupación o subempleo –en el que están las personas que necesitan tener otro trabajo o más horas en el mismo empleo– alcanzó a 8.4% de la población ocupada, una décima más que en diciembre de 2015. Eso quiere decir que las personas insatisfechas con el ingreso que les da su trabajo actual, y que por ello andan en busca de más horas laborales o de plano se emplean adicionalmente en otra actividad económica, sumaron cerca de 4 millones 420 mil.
La tasa de 4.3% que informó el Inegi se refiere a la tasa de desempleo promedio en todo el país, pero si sólo se toman en cuenta las 32 principales áreas urbanas del país, resulta que en ellas la tasa de desempleo ascendió a 4.8% de la población económicamente activa.
También reporta el instituto que varias entidades federativas registraron una tasa de desocupación por arriba de la nacional. Por ejemplo: Tabasco, 7.7%; Ciudad de México, 5.6%; Tlaxcala, 5.1%; Querétaro y Estado de México, 4.9%; Baja California Sur, 4.8%, y Sonora, 4.6%, entre las más relevantes.
De los estados con una tasa de desempleo menor a la nacional, figuran Oaxaca, con 2.2%; Yucatán, 2.3%; Guerrero, 2.5%; Michoacán, 2.6%; Morelos, 2.7%, y San Luis Potosí con 2.8%.
Entre este grupo, como se observa, figuran algunos de los estados más pobres del país, con economías mayoritariamente rurales, en las que sus habitantes viven en economías de autoconsumo. Es decir, que no pueden dejar de trabajar sus parcelas porque de plano no podrían comer.
Más allá de las tasas de ocupación y subocupación, el INEGI emplea otras mediciones que dan cuenta de manera más cabal de la magnitud del problema del empleo y el desempleo en el país.
Por ejemplo, una de ellas es la Tasa de Condiciones Críticas de Ocupación (TCCO), a la cual define así:
“Es un indicador de condiciones inadecuadas de empleo desde el punto de vista del tiempo de trabajo, los ingresos o una combinación insatisfactoria de ambos y resulta particularmente sensible en las áreas rurales del país.
“Incluye a las personas que se encuentran trabajando menos de 35 horas a la semana por razones ajenas a sus decisiones, más las que trabajan más de 35 horas semanales con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo y las que laboran más de 48 horas semanales ganando hasta dos salarios mínimos.
“El indicador se calcula como porcentaje de la población ocupada. La tasa creció de 12.2 a 14.6% entre el primer mes de 2015 y enero de 2016”.
Si se considera que en el país tienen un trabajo (Población Ocupada) 51 millones 569 mil personas, cerca de 13 millones de ellas lo hacen en esas “condiciones críticas de ocupación”.
Otro indicador que revela también la magnitud de los problemas laborales del país es la “Tasa de Ocupación Parcial y Desocupación” que, dice el Inegi, “considera a la población desocupada y la ocupada que trabajó menos de 15 horas a la semana, no importando si estos ocupados con menos de 15 horas que se añaden se hayan comportado o no como buscadores de empleo”.
Dicha tasa se ubicó en 10.7% respecto de la PEA en enero del presente año –unos 11 millones de trabajadores–, que es una tasa mayor a la de 10.4% en igual mes de 2015.
Otra información relevante del Inegi es en relación con quienes padecen más el desempleo. Por ejemplo, del total de personas que están sin trabajo alguno, cerca de 42.51% tienen un nivel de estudios medio superior y superior (bachillerato y universidad); otro 35% cursó la secundaria completa.
En cambio, los que tienen más facilidad para emplearse –en lo que sea– son los que tienen primaria incompleta (sólo 6.7% están desocupados) y la primaria completa (casi 16% del total de desocupados).
De igual forma, si se atiende a los antecedentes laborales, resulta que de todos los que hoy en día no tienen un trabajo, 89% cuenta con experiencia laboral.
En tanto, quienes nunca han trabajado –sin experiencia laboral alguna– y que tampoco hoy están empleados aunque estén buscando ocupación, representan apenas 11% del total de desempleados que hay en el país.
Fuente : Proceso.
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