El mercado de San Pablito en Tultepec a dos días de la explosión. Foto: AP / Christian Palma |
Según la propia tabla de usos de suelo, este terreno está en un área clasificada como “habitacional densidad 200” (H-200-A), ya que ahí hay casas habitación y comercios de distinto tipo, que seguirán estando expuestos a otro eventual estallido de pólvora del mercado y a la consiguiente pérdida de vidas.
A esta conclusión llega el estudio El desarrollo urbano en la explosión del mercado de San Pablito, elaborado por el Colegio de Arquitectos y Urbanistas del Estado de México.
De entrada, el estudio enfatiza que hay una “incompatibilidad de usos de suelo”, ya que el catalogado como H-200-A es exclusivo para uso habitacional, por lo que las autoridades gubernamentales debieron prohibir desde un principio que ahí se asentara el mercado de pirotecnia más grande y peligroso del país.
Indica que para los urbanistas este tipo de mercados son prácticamente considerados “polvorines”, porque expenden productos hechos con pólvora, una “rama de la industria de la química” que resulta de “muy alto riesgo”, y, por lo tanto, la normatividad estipula mantenerlos lo más lejos posible de los centros de población.
Sigue el documento: “Al considerarse a la pirotecnia como industria, la tabla de usos de suelo establece que las instalaciones industriales de alto riesgo no estarán contiguas a zonas urbanas, por lo que deberán dejarse franjas de amortiguamiento con distancias”.
La investigación señala que, para colmo, cada vez está más sobrepoblada el área urbana de San Pablito. Dice al respecto: “Otra problemática detectada es la aparición de asentamientos humanos, tanto regulares como irregulares, alrededor de los sitios donde se desarrolla la actividad pirotécnica, acrecentando la problemática de los riesgos industrial y químico”.
Así, asegura que hay una “expansión urbana desordenada”, incompatible con el simultáneo “crecimiento de la actividad pirotécnica” de Tultepec, por lo que debió darse una “reubicación” del mercado.
Ilustrado con gráficas, planos y fotografías aéreas, el estudio asegura que, en suma, el mercado viola el Plan Municipal de Desarrollo Urbano que, en materia de pirotecnia exige “definir las normas de desarrollo urbano para evitar los riesgos que representan las actividades de almacenamiento, manufactura y comercialización de productos terminados de la industria pirotécnica”.
Ese plan también señala que se deben “impedir los efectos negativos a la sociedad y al ambiente, provocados por el inadecuado almacenamiento y manejo de materia prima y productos pirotécnicos”.
Igualmente estipula “desarrollar programas permanentes de ensayo de evacuación con simulacros continuos; la clasificación de productos pirotécnicos y la prohibición total de productos de juguetería de alto impacto”.
También pide “promover la homologación de las normas nacionales e internacionales para facilitar las ventas de nuestros productos pirotécnicos”, así como “promover la prevención de accidentes en los centros de producción”.
Riesgo permanente
El estudio del Colegio de Arquitectos y Urbanistas indica que, así como es ilegal la ubicación urbana del mercado, también se presentan irregularidades en los lugares donde se almacena la pólvora y se elaboran los productos pirotécnicos.
Pone un ejemplo: “Al norte de Santiago Tulyahualco se encuentra la empresa denominada Pirotec, S.A., que fabrica productos pirotécnicos (…) representa un riesgo ya que se encuentra aproximadamente a 500 metros de asentamientos humanos y de un gasoducto”.
Señala que los talleres donde los artesanos elaboran sus cohetes –comercializados luego en San Pablito– se encuentran “alejados de la zona urbana”, pero ahora se “empiezan a construir casas de lámina y cartón cerca de esos lugares”, sin que intervengan las autoridades municipales y estatales.
Desde hace tiempo este semanario recoge las quejas de los ejidatarios de la zona, pues la empresa española OHL, al construir la autopista Circuito Exterior Mexiquense, no sólo les arrebató sus tierras, sino que además concentró los almacenes de pólvora y los talleres de fabricación de cohetes en el terreno ejidal conocido como La Saucera, que igualmente resulta de alto riesgo (Proceso 1802, 2035 y 2095).
En el caso concreto del mercado destrozado totalmente por la explosión, el estudio asegura que, en lo interno, no cumplía tampoco con las normas establecidas por el Instituto Mexiquense de la Pirotecnia, que estipula tipo de construcción de los locales, distancias entre uno y otro, rutas de evacuación y otras medidas de seguridad que eran requisitos para poder operar.
Por ejemplo, en el tipo de construcción, el Instituto indica que las paredes de los locales deben ser de “ladrillo recocido, block de cemento prensado, concreto o lámina metálica con aislante térmico”. Mientras que el techo “debe ser de lámina de fibrocemento o lámina metálica con aislante central”. Y las puertas, “de madera o metálicas, con apertura hacia fuera, y deben contar con cerradura o candado”.
Asimismo, los locales debían tener “rutas de evacuación” y “letreros preventivos y restrictivos a la vista del consumidor”. Y en un entorno de seis metros cada local debía mantenerse limpio y “libre de elementos combustibles, tales como pasto seco, hojarasca, etcétera”. Mientras que en un radio de 10 metros no debía “permitirse el estacionamiento de vehículos automotores, excepto cuando se realicen operaciones de carga y descarga de artificios pirotécnicos”.
Pero estas normas no se cumplían en San Pablito, donde además había “falta de supervisión y verificación”, asegura el estudio El desarrollo urbano en la explosión del mercado de San Pablito.
Y concluye contundente: “De manera general, se puede inferir que muchos de los requisitos para obtener las autorizaciones federales y estatales para el desarrollo de la actividad pirotécnica fueron omitidos, lo que influyó tanto directa como indirectamente en la explosión del mercado”.
Sedena: vigilancia nula
Arturo Chavarría, presidente del Colegio de Arquitectos y Urbanistas del Estado de México, institución que elaboró el estudio, comenta en entrevista:
“Estas zonas de alto riesgo, como San Pablito, deben estar por lo general a unos 15 kilómetros de los centros urbanos, como lo marcan las normas de equipamiento urbano, o legislaciones como la Ley de Asentamientos Humanos o la de Equilibrio Ecológico.”
–Se supone que la Secretaría de la Defensa Nacional supervisaba el mercado, asegurándose de que tuviera buenas medidas de seguridad. ¿Qué pasó? –se le pregunta.
–Bueno, para empezar, la Sedena estaba supuestamente supervisando un mercado que ya de entrada estaba ilegalmente asentado en una zona habitacional donde no le correspondía estar. Ahí ya hay un problema de raíz. ¿Por qué la Sedena permitió esto? ¿Para qué sirve entonces su inteligencia militar?
“Por otro lado, ignoramos si realmente estaba realizando esas inspecciones, o si eran efectivas. La Sedena ha guardado un completo mutismo sobre el tema. No se ha pronunciado. No sabemos absolutamente nada.
“El fondo del problema es que, en el Estado de México, en el uso de suelo no se toma en cuenta ninguna medida de protección civil, todo se hace con criterios meramente empresariales. Siempre ha sido así; en 1984 ya tuvimos el trágico antecedente de la explosión de San Juanico, provocada por plantas almacenadoras de gas que se instalaron en una zona urbana densamente poblada.”
Este problema sigue dándose en la entidad. Por ejemplo, actualmente hay protestas porque el gobierno mexiquense edificó, en el municipio de Tlalnepantla, el centro recreativo denominado Parque Temático Minimundo a un lado de una peligrosa planta de distribución de gas.
La misma alcaldesa de Tlalnepantla, Denisse Ugalde, pidió el pasado 25 de enero, en un comunicado, que esa gasera sea reubicada porque está poniendo en riesgo la vida de la población.
Chavarría señala que “hay una gran proliferación de industrias contaminantes en Lerma, Toluca, San Mateo Atenco, Cuautitlán Izcalli, Naucalpan, Tlalnepantla y otros municipios. Estas industrias están al lado de zonas con muchas viviendas, edificadas por inmobiliarias ligadas al Grupo Atlacomulco que sacan mucho dinero especulando con el valor de la tierra”.
De ahí que, agrega, “el problema del mercado de San Pablito se enmarca en este contexto caótico, sin ninguna regulación urbana ni medidas de seguridad. Pero lo peor de todo es que, a pesar de la reciente explosión de San Pablito que cobró varias vidas humanas, el mercado se volverá a edificar ahí mismo. Resulta increíble. Pero así es”.
La terrible explosión ocurrió el pasado 20 de diciembre. Dejó un saldo de 42 muertos… y reducidos a escombro los 300 locales comerciales de San Pablito, asentados en 4.5 hectáreas. La vibración provocada por el fuerte estallido se sintió en los municipios vecinos de Coacalco, Tultitlán y Cuautitlán.
Dos días después, el presidente Enrique Peña Nieto se comprometió a reconstruir el mercado. Al visitar a algunos heridos que dejó la explosión, dijo: “Dialogamos con artesanos y nos comprometimos a apoyar a los 300 locatarios de ese mercado, para que recuperen y nuevamente reinicien el próximo año sus actividades normales y podamos lograr la reconstrucción de ese mercado”.
Por su parte, Germán Galicia, presidente de la mesa directiva del mercado, aseguró a Proceso: “El mercado se volverá a edificar aquí mismo”.
En entrevista efectuada en el área en ruinas, durante los trabajos de remoción de escombro, el líder de los locatarios también adelantó que San Pablito “se reconstruirá con recursos de los gobiernos federal, estatal y municipal”.
–¿Para cuándo prevén tener terminado el nuevo mercado?— se le preguntó.
–No lo sabemos. Primero necesitamos tener una cosa y luego la otra. Ni siquiera tenemos todavía un proyecto de construcción para el nuevo mercado, que deberá tener las medidas adecuadas de seguridad.
A su vez, el alcalde de Tultepec, el perredista Armando Portuguez, ha ofrecido dos pesos por cada uno que ponga el gobierno federal para reconstruir el mercado. Y señala que tanto la Sedena como Protección Civil “tendrán que realizar nuevos protocolos de seguridad”.
El tianguis pirotécnico era considerado por las autoridades como el más seguro de América Latina. Todavía ocho días antes de la explosión, la alcaldía de Tultepec presumió en un comunicado que San Pablito seguía siendo calificado como el mercado más seguro por el Instituto Mexicano de la Pirotecnia.
Ahora, tras la explosión, el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, anunció que en la construcción del nuevo mercado participaran expertos de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, para edificarlo bajo las más estrictas normas de seguridad.
Escéptico, Chavarría comenta: “El gobierno mexiquense suele decir que la UNAM avala sus pésimas obras. Así lo hizo cuando construyó el Viaducto Bicentenario. Pero fue pura pantalla porque la UNAM no participó. Sin embargo, repito que lo más grave es que el mercado volverá a construirse en la misma zona urbana y cada vez más poblada. Eso, aparte de violar toda la normatividad, resultará peligrosísimo; una verdadera bomba de tiempo”.
Por lo pronto, del pasado sábado 4 al próximo domingo 12 se realizará en Tultepec la Feria Nacional de la Pirotecnia 2017, el gran festejo anual de los coheteros.
Y en esa feria se tenía programado rendir un homenaje a las 42 víctimas de San Pablito con espectaculares fuegos artificiales, entre ellos un enorme globo de cantoya que irá detonando e iluminando el cielo conforme se vaya elevando.
Este reportaje se publicó en la edición 2105 de la revista Proceso del 5 de marzo de 2017.
Fuente : Proceso.
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