Los exgobernadores de Michoacán, Fausto Vallejo; de Tamaulipas, Tomás Yarrington, y de Coahuila, Jorge Torres. Fotos: Octavio Gómez y Miguel Dimayuga |
En el caso del crimen organizado en entidades como Michoacán y Guerrero, por citar los ejemplos más claros, se fusionaron con los gobernantes hasta formar el Narco Estado. Las empresas de los medios de comunicación, por su parte, avanzaron tanto en su influencia que en el 2012 fueron capaces de darle forma a un candidato presidencial: Enrique Peña Nieto, inaugurando de esta manera la “Telecracia” o la “Mediocracia”.
Finalmente, en el caso de los gobernadores, casi todos y sin distinguir partidos no corrientes ideológicas, se erigieron como virreyes o peor aún, en señores feudales, imponiendo su voluntad, sus propios intereses, llenándose las manos de dinero de las arcas públicas de una manera impúdica.
El poder inconmensurable de los gobernadores en sus propios feudos fue tan obsceno que muchos de ellos se enriquecieron de manera descarada, usaron la silla de representante popular como una caja registradora de dinero mal habido y la oficina como un centro de operaciones para robar todo por haber.
El poder sin control de los gobernadores los llevó a cometer delitos a plena luz del día. Según un conteo de Integralia, una consultora dirigida por el exconsejero presidente del IFE Luis Carlos Ugalde, en los últimos 15 años, 14 exmandatarios estatales han sido investigados dentro y fuera del país, la mitad de ellos por peculado, una cuarta parte por lavado de dinero, otra más por asociación delictuosa y un 5.8% de extorsión. Únicamente cinco fueron encarcelados y los restantes están libres.
En un recuento más amplio publicado en la edición reciente de Proceso 2111, se registraron 21 exgobernadores, solo del PRI, que están involucrados en escándalos de abusos de poder, corrupción o ligas con el crimen organizado. Faltarían algunos del PAN como el sonorense Guillermo Padrés o el exgobernador de Aguascalientes, Luis Armando Reynoso Femat, por citar los más conocidos.
La mayoría los gobernadores de todos los partidos representan la descomposición del sistema político nacional, ese sistema que funciona con la corrupción como aceite y que antes del 2000 pensábamos que era exclusiva del PRI.
Fuente : Proceso.
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