El cura destacó que en la defensa de los derechos humanos de los migrantes es necesario señalar al poder porque no los cuida o los vulnera, y en ese sentido, advirtió, “no dejaremos de ser incómodos”.
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Añadió:
“No podemos nada más acariciar, cuidar o tener una mano sanadora en la persona que ha sido víctima. ¡Por supuesto que no! Eso sería en vano. Los defensores y defensoras estamos en esa exigencia de medidas cautelares, pero somos incómodos, y no podemos dejar de ser incómodos y no queremos dejar de ser incómodos…”.
Solalinde tildó al gobierno federal de “simulador” y a sus políticos de “personajes ficticios y mediáticos”.
Subrayó:
“Hay que partir de que tenemos un gobierno simulador. Eso que quede claro. Nuestro gobierno es simulador. Lo acabamos de ver en el último discurso de Enrique Peña Nieto en Davos, Suiza. México es un país perfecto, dechado de democracia”.
De acuerdo con el cura, el propósito del gobierno federal es “soslayar y ocultar la realidad de los migrantes”, y recordó los peligros y abusos a los que éstos son sometidos, tanto como por las bandas de criminales como por la misma policía o agentes de del Instituto Nacional de Migración.
Reconoció que la ley en la materia “es muy buena”, es “un orgullo, ya la quisiera Estados Unidos, toda Europa”, pero es lamentable, dijo, que “no se aplique”.
“Lástima que por el reglamento o el lineamiento se hace imposible con tantos candados, eso también es simulación”, agregó.
A pregunta expresa, Solalinde comentó que son incontables las amenazas de muerte que él mismo ha recibido, y si bien está protegido por la comunidad mexicana e internacional de defensores de derechos humanos, lanzó: “si me matan, es el Estado”.
Sobre los migrantes, subrayó: “No son personas a las que hay que dar un panecito, no son objetos de asistencia, son sujetos de una gran transformación que está sacudiendo la conciencia de México, Centroamérica, Estados Unidos y el mundo”.
Los migrantes, apuntó, son “una luz que deslumbra a su paso las diferentes realidades y deja al descubierto lo que realmente somos, sin simulaciones, lo que hacemos, la clase de relaciones que tenemos”.
Y aunque vienen de situaciones de pobreza y violencia en sus lugares de origen, añadió, “no han perdido la esperanza”.
Prosiguió:
“Ellos nos han cambiado la vida, van por el cambio del mundo y estamos ante una formidable transformación mundial sin precedentes, nadie puede escapar a ese mundo”.
En conferencia de prensa, el fundador del albergue para migrantes Hermanos en el Camino, que junto con otros defensores participa aquí en la Primera Jornada de Promoción y Protección de los Derechos Humanos, organizada por estudiantes de universidades públicas y privadas, ponderó que el evento haya surgido de una iniciativa de la sociedad civil y no de la autoridad.
“Es un paso cualitativo importantísimo que se está dando aquí. Me impresiona mucho que no hayan sido las autoridades civiles las que nos convoquen, me impresiona mucho que tampoco hayan sido las autoridades eclesiásticas las que nos hayan invitado, sino que haya sido este tejido sensible que son los jóvenes, que es la academia, que son universidades”.
Remató:
“¡Y cuidado!, porque si esos jóvenes se sensibilizan va a haber transformación en la sociedad. Mi hermano Tomás lo dijo: son jóvenes que ya no son de mañana, son de ahora, y están siendo agentes de transformación. Ellos son una fuerza, son agentes de cambio, son un corazón que siente, una conciencia inquieta”.
En su oportunidad, Fray Tomás González Castillo, Premio Franco-Alemán en Derechos Humanos “Gilberto Bosques” 2013, alertó sobre un “retroceso tremendo” en materia de protección a los migrantes y defensores.
El también director de “La 72”, un refugio para indocumentados, comentó que los responsables de los más de 90 refugios que operan en el país coinciden en que la problemática se ha agravado con el gobierno de Enrique Peña Nieto.
“Nos reunimos constantemente, y nuestra reflexión y conclusión es que a un poquito más de un año del nuevo gobierno ha habido un retroceso tremendo en la protección ya no solamente a los derechos de las personas migrantes, sino a una vida digna, a un tráfico digno”.
Y coincidió con Solalinde al manifestar: “Tenemos que decir la verdad, no podemos ser defensores sin incomodar”.
González Castillo recordó que como presidente electo, Peña Nieto anunció una estrategia para la frontera sur, pero lo que ha ocurrido es que ahora los defensores de los migrantes son más vigilados.
“Nosotros damos testimonio de que esto está sucediendo: están cuidando la frontera, está militarizada la frontera, están construyendo en proyecto más estaciones de migración o centros de atención, y nosotros estamos más que vigilados”, acusó.
Recalcó:
“Entonces no ha habido un avance en la promoción y defensa de los derechos humanos, en este caso de los migrantes, ha habido más bien un retroceso”.
Fuente : Proceso.
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