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martes, 5 de julio de 2016

SLP: La misteriosa desaparición de Zoe

SAN LUIS POTOSÍ, SLP (apro).- El 27 de diciembre del año pasado Zoe Zuleica Torres Gómez, de 5 años, desapareció de la fiesta de 15 años a la que había ido acompañado de sus papás en el salón de fiestas Nayaxi de la inhóspita colonia Genovevo Rivas Guillén, municipio de Soledad de Graciano Sánchez, conurbado con la capital potosina.
Seis meses de búsqueda. Foto: Verónica Espinosa
Seis meses de búsqueda. Foto: Verónica Espinosa

El salón se ubica en una colonia con calles sin pavimentar, muchas casas deshabitadas y otras en obra negra, carente de alumbrado público en esa calle y varias alrededor.
De la puerta del salón Zoe desapareció, nadie la volvió a ver.
Un mes antes de su desaparición le fue tomada la fotografía en la que aparece con su batita a cuadros del tercer año de preescolar, las manos en la cintura, amplia sonrisa al mirar a la cámara, que Carolina, su mamá, tiene siempre entre las páginas de una Biblia.

Esta imagen es la que se reproduce en la Alerta Ámber, en los miles de carteles que Carolina, sus hermanos y sus familiares han repartido y pegado en donde pueden, así como en los dos anuncios espectaculares colocados recientemente en dos puntos de la ciudad, tras presionar a la Procuraduría de Justicia y por el compromiso expreso del titular, Federico Garza, con la familia.
En la foto, casi no se ve el lunar blanco que Zoe tiene bajo la barbilla, pero que a simple vista se le aprecia con toda claridad. “Cuando le salió creí que estaba enferma, pero es que mi hermano tiene uno igual en el brazo” dice su mamá.
Zoe tiene el cabello lacio y castaño oscuro; los ojos cafés. Mide 1.10 metros y pesa unos 25 kilos. Cumplirá seis años en octubre.
En estos seis meses, Carolina ha recibido todo tipo de llamadas, mensajes, intentos de extorsión y supuestas pistas que le ofrecen para llevarla al paradero de Zoe.
La mayoría han resultado ser falsas, aunque tampoco le queda la certeza porque, dice, no todas se han investigado y porque desde la desaparición de la niña, pasaron casi cuatro meses sin que ella supiera si había una carpeta de investigación, ni se le informara claramente del trabajo de búsqueda por parte del personal de Alerta Ámber de San Luis y de la Procuraduría de Justicia del estado.
Fue hasta abril, cuando abogados del Centro de Derechos Humanos “Samuel Ruiz” tomaron el caso, que Carolina pudo conocer el número del expediente. “A mí nadie me decía nada, nunca me enseñaron los papeles; nada más me decían que estaban buscando”.
La festejada era familiar del papá de Zoe, como prácticamente todos los invitados (más de 200) que se encontraban ese día en la celebración, algunos procedentes de Austin y Houston (Texas) y otros de Querétaro.
Zoe vestía un pantalón de mezclilla, un saco de color beige, camiseta blanca con una imagen de la ratona Mimí; una chamarra simulación piel de color café y unas botas beige.
Carolina sólo llegó acompañada por su prima y sus hijos. El papá de Zoe (están separados) los llevó en una camioneta que le prestaron, la cual estacionaron afuera del salón.
Poco después de la medianoche la niña se quedó dormida. Su papá la acomodó en los asientos traseros de la camioneta y volvió a la fiesta. No habían transcurrido más que unos 10 o 15 minutos cuando una persona le pidió mover el vehículo porque no podía sacar su auto, así que el hombre salió, movió la camioneta y la acercó más a la puerta, y regresó al salón.
Pasaron otros 15 minutos cuando Carolina se levantó para irse. Cuando llegaron a la camioneta, Zoe no estaba. Le gritaron y la buscaron alrededor. Cuando no la encontraron volvieron al salón y avisaron a todos que la niña no aparecía.
Uno de los familiares de la quinceañera contó que se había encontrado a Zoe de pie afuera de la puerta del salón cuando salió a buscar algo para la festejada a su automóvil.
Fue el último que dijo haberla visto.
Algunos de los presentes se levantaron y comenzaron a salir.
En su casa, Carolina narró a Apro que durante mucho rato, prácticamente sólo ella, su expareja y la prima que la acompañaba buscaron a la niña dentro y fuera del salón, por las calles cercanas.
Los integrantes de la banda de música que llegaron al final del festejo se unieron a esa búsqueda.
Alguien llamó a la Procuraduría. Personal de Alerta Ámber de San Luis se presentó. Carolina está inconforme porque después de buscarla un rato, le dijeron que ya no se podía hacer más porque estaba oscuro. Que continuarían de día.
“No interrogaron a los invitados, casi todos se fueron, no se tomaron huellas ni de la camioneta ese día. Hasta dos semanas después se tomaron las huellas, ya después de cuánto tiempo. Nosotros todavía estuvimos usándola para ir al Ministerio Público, a repartir carteles, a pedir ayuda”, recuerda.
Un par de horas después en el salón estaban ya los tíos de Zoe –hermanos de Carolina- y otros familiares. Consiguieron que un impresor les entregara cientos de carteles que comenzaron a pegar.
En este transcurrir, se abrió una página en Facebook (Buscando a Zoe Zuleica), y el caso fue tomado en abril por el Centro de Derechos Humanos Samuel Ruiz, A.C., que siguió una pista sobre una niña, surgida de dos mujeres que se pusieron en contacto con Carolina a través de la página desde Laredo, donde se había visto a una menor con características similares acompañada de un adulto pidiendo limosna.
“Yo en cuanto me dijeron fui avisar al ministerio, me dijeron que iban a checar y no lo hacían. Yo me fui a Laredo pero tuve mala suerte y no me tocó verla”, señaló la mamá de Zoe, aun cuando la Procuraduría de Justicia estatal aseguró a Apro a través de su oficina de Comunicación Social que fue por diligencias efectuadas por esta dependencia en colaboración con la Procuraduría de Tamaulipas como se descartó que fuera la menor desaparecida.
“Vía telefónica, representantes de esa dependencia realizaron una investigación al respecto, quienes concluyeron de que se trataba de otra niña”, indicó la PGJE potosina a través de una ficha informativa.
En realidad, sostienen Carolina y el abogado Ricardo Sánchez del centro Samuel Ruiz, fueron éste y un tío de la niña quienes finalmente verificaron que la niña localizada en Laredo no era Zoe, para lo que viajaron a esa ciudad fronteriza.
El abogado cuestionó el perfil de la directora de Alerta Ámber de San Luis, Magdalena Escobedo, así como del agente que lleva la investigación, Sergio Sánchez. “Él a mí me ha dicho que no cuenta con la preparación para casos de personas desaparecidas, que nunca tomó un curso ni nada. Y luego Magdalena Escobedo salió a declarar que ya no iba a darle información del caso a la mamá porque ella obstruye la investigación, ¿pues cómo?”.
En contraste, Magdalena Escobedo asegura que “no se ha dejado de trabajar un solo día en el caso” y que se tiene comunicación con Interpol (ante la posibilidad de que la niña hubiera sido llevada al extranjero), con instancias de otros estados del país, y también recibió un exhorto de la Fiscalía especial el delitos contra mujeres y trata de personas (Fevimtra).
El 14 de junio pasado, en una reunión en la que estuvo presente el procurador Federico Garza, se le solicitó incrementar las acciones de búsqueda de Zoe.
“La PGJE apoyó con banners en los principales portales informativos de SLP, así como continuamente se replica la imagen de la menor en las redes sociales de la PGJE”, informó la dependencia, que precisó que al momento se ha tomado declaración a 72 personas.
Pero Carolina no entiende cómo es que se dejó pasar tanto tiempo para hacer todo esto.
“No tienen una lista completa de los invitados que estuvieron en la fiesta; no tomaron las huellas a tiempo; ese día un extranjero que apoyó en la búsqueda proponía que trajeran a los del grupo canino para rastrear y el agente que llegó se enojó, que porque a él nadie le decía cómo hacer su trabajo y que aquí en San Luis se hacían las cosas de otro modo. Nunca me pidieron mi celular ni a mi esposo, ni a nadie de la fiesta para investigar… yo no sé cómo pero ahora que me prometieron hallarla, que lo cumplan”. 
Fuente : Proceso.

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