Todo indica que China está vendiendo acero a precios más baratos incluso que lo que cuesta producirlo. Alrededor de 50 países han tomado medidas para hacer frente a esta situación, que amenaza con desmantelar sus plantas productivas y dejar sin empleo a millones de personas. México es la excepción respecto de estas medidas, toda vez que, siguiendo los mandamientos neoliberales, el gobierno de Enrique Peña Nieto se rehúsa a imponer aranceles y otras estrategias que protejan a un sector que da trabajo a medio millón de mexicanos.
Industria acerera. Despidos en marcha. Foto: AP
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Dos meses después de que los industriales acereros anunciaran que estaban en crisis –por lo que tendrían que cancelar inversiones, cerrar plantas e iniciar despidos masivos–, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo Villarreal, recibió a los agremiados de la Cámara Nacional del Acero (Canacero), quienes exigieron acciones inmediatas contra la “competencia desleal”.
Acusaron que el acero chino provocó un quebranto de escala mundial en el sector… pero la diferencia es que otros países lanzaron programas de emergencia para proteger sus industrias y México no.
La cita fue el 9 de junio, una semana después de que Altos Hornos de México (AHMSA) y De Acero, las únicas dos siderúrgicas que quedan en manos de mexicanos, anunciaran el despido de 4 mil 500 personas (700 de confianza) de la primera empresa, y de 2 mil 500 de la segunda (25% de la planta laboral) que, para entonces, había parado totalmente la operación de una de sus plantas principales, ubicada en Coahuila.
A esto se suma el temor fundado de que vengan más recortes en otras empresas y zonas del país, ante la pasividad del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Desde 2008, la industria global del acero enfrenta una serie de problemas que se agudizaron a partir de 2013. El mayor es el precio del metal chino, que llega a venderse más barato que el costo de producción.
Ni siquiera en plena crisis los acereros mexicanos obtuvieron del gobierno alguna medida de protección y, por el contrario, fueron los gobiernos de Felipe Calderón y Peña Nieto los que abonaron al desastre: primero con sus eliminaciones arancelarias y luego con las recientes reformas energética y hacendaria…
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 2017 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
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