Con la reforma laboral aprobada el panorama para el trabajador se ve gris tirandole al negro.
La Cámara alta dio el aval definitivo a la iniciativa del presidente, quien podrá publicarla a pesar del rechazo de la izquierda
Por Mauricio Torres
Martes, 13 de noviembre de 2012 a las 18:23
Martes, 13 de noviembre de 2012 a las 18:23
CIUDAD DE MÉXICO (CNNMéxico) — La
reforma laboral recibió este martes el aval definitivo del Congreso
mexicano, por lo que fue enviada al presidente Felipe Calderón para su
promulgación.
El documento, que había recibido algunas modificaciones, fue aprobado en lo general y lo particular por el Senado.
La aprobación en lo general se dio por 99 votos a favor y 28 en contra.
En la discusión particular, la izquierda y algunos panistas promovieron algunas reservas. En dos casos no tuvieron éxito y en dos sí, pero esos puntos no fueron enviados a publicación porque carecen del visto bueno de la Cámara de Diputados.
Por mayoría, los senadores rechazaron modificar el artículo 371 de la Ley Federal del Trabajo, por lo que los líderes sindicales podrán elegirse por voto libre, directo o indirecto y secreto. Los senadores de la izquierda y algunos panistas querían que el único método fuera el voto libre, directo y secreto.
También se desechó la reserva al artículo 373 y, con ello, la obligación de que los dirigentes gremiales entreguen copias de sus informes de gestión a todos los agremiados de una organización.
Los puntos que impulsó el bloque formado entre la izquierda y los panistas que sí se añadieron son los artículos 388 bis y 390, sobre los requisitos para que un sindicato firme un contrato colectivo.
Sin embargo, dado que no hay acuerdo entre las dos cámaras legislativas, esos dos puntos regresarán a los diputados para otra revisión.
El resto de los temas, en los que sí existe consenso, ya podrá publicarse.
La sesión comenzó con una confrontación entre los partidos que impulsan la reforma y los que rechazan su entrada en vigor.
Manuel Bartlett, del Partido del Trabajo (PT), dijo desde la tribuna que la reforma es "estrictamente patronal" porque incluye medidas que facilitan los despidos.
"La estabilidad en el empleo es una conquista histórica que hoy se pierde", señaló la perredista Dolores Padierna.
En contraste, el priista Ernesto Gándara y el panista Raúl Gracia aseguraron en sus turnos que la reforma ayudará a México a tener una economía más fuerte y fue discutida por todas las fuerzas políticas.
"El dictamen (…) es producto de la apertura, de la civilidad y desde luego del acuerdo político", dijo Gándara, presidente de la Comisión de Trabajo del Senado.
La reforma fue avalada la semana pasada por la Cámara de Diputados, que retiró algunas obligaciones para los sindicatos que los senadores habían incluido en una primera revisión en octubre.
La izquierda, que se opone a todo el documento, se alió este martes en comisiones al gobernante Partido Acción Nacional (PAN) en un intento por regresar algunos de esos puntos al texto, en particular los referentes a los requisitos para que un sindicato firme un contrato colectivo.
Ante el empate que se registró durante la votación en comisiones —de seis votos del PAN y la izquierda contra seis del Partido Revolucionario Institucional (PRI)—, el tema tuvo que resolverse en el pleno.
El resto de los puntos fueron aprobados este mismo martes en lo general y lo particular por las comisiones unidas de Trabajo y de Estudios Legislativos, Primera, y más tarde recibieron el aval del pleno.
Algunas medidas que contempla la reforma son la creación de nuevas modalidades de contratación, contratos por hora y reglas sobre la subcontratación o outsourcing que han generado polémica desde que la iniciativa fue presentada por el presidente al Congreso de la Unión, el 1 de septiembre.
Los opositores a la reforma consideran que esos puntos afectan los derechos de los trabajadores. Por el contrario, sus partidarios aseguran que impulsará la economía.
El Senado discutió la reforma mientras afuera de su sede, en el centro de la Ciudad de México, sindicalistas y ciudadanos protestaban contra su eventual aprobación. Los manifestantes comenzaron a llegar al lugar desde las 6:00 horas (local), al tiempo que policías locales vigilaban los acceso a las calles cercanas al recinto.
El documento, que había recibido algunas modificaciones, fue aprobado en lo general y lo particular por el Senado.
La aprobación en lo general se dio por 99 votos a favor y 28 en contra.
En la discusión particular, la izquierda y algunos panistas promovieron algunas reservas. En dos casos no tuvieron éxito y en dos sí, pero esos puntos no fueron enviados a publicación porque carecen del visto bueno de la Cámara de Diputados.
Por mayoría, los senadores rechazaron modificar el artículo 371 de la Ley Federal del Trabajo, por lo que los líderes sindicales podrán elegirse por voto libre, directo o indirecto y secreto. Los senadores de la izquierda y algunos panistas querían que el único método fuera el voto libre, directo y secreto.
También se desechó la reserva al artículo 373 y, con ello, la obligación de que los dirigentes gremiales entreguen copias de sus informes de gestión a todos los agremiados de una organización.
Los puntos que impulsó el bloque formado entre la izquierda y los panistas que sí se añadieron son los artículos 388 bis y 390, sobre los requisitos para que un sindicato firme un contrato colectivo.
Sin embargo, dado que no hay acuerdo entre las dos cámaras legislativas, esos dos puntos regresarán a los diputados para otra revisión.
El resto de los temas, en los que sí existe consenso, ya podrá publicarse.
La sesión comenzó con una confrontación entre los partidos que impulsan la reforma y los que rechazan su entrada en vigor.
Manuel Bartlett, del Partido del Trabajo (PT), dijo desde la tribuna que la reforma es "estrictamente patronal" porque incluye medidas que facilitan los despidos.
"La estabilidad en el empleo es una conquista histórica que hoy se pierde", señaló la perredista Dolores Padierna.
En contraste, el priista Ernesto Gándara y el panista Raúl Gracia aseguraron en sus turnos que la reforma ayudará a México a tener una economía más fuerte y fue discutida por todas las fuerzas políticas.
"El dictamen (…) es producto de la apertura, de la civilidad y desde luego del acuerdo político", dijo Gándara, presidente de la Comisión de Trabajo del Senado.
La reforma fue avalada la semana pasada por la Cámara de Diputados, que retiró algunas obligaciones para los sindicatos que los senadores habían incluido en una primera revisión en octubre.
La izquierda, que se opone a todo el documento, se alió este martes en comisiones al gobernante Partido Acción Nacional (PAN) en un intento por regresar algunos de esos puntos al texto, en particular los referentes a los requisitos para que un sindicato firme un contrato colectivo.
Ante el empate que se registró durante la votación en comisiones —de seis votos del PAN y la izquierda contra seis del Partido Revolucionario Institucional (PRI)—, el tema tuvo que resolverse en el pleno.
El resto de los puntos fueron aprobados este mismo martes en lo general y lo particular por las comisiones unidas de Trabajo y de Estudios Legislativos, Primera, y más tarde recibieron el aval del pleno.
Algunas medidas que contempla la reforma son la creación de nuevas modalidades de contratación, contratos por hora y reglas sobre la subcontratación o outsourcing que han generado polémica desde que la iniciativa fue presentada por el presidente al Congreso de la Unión, el 1 de septiembre.
Los opositores a la reforma consideran que esos puntos afectan los derechos de los trabajadores. Por el contrario, sus partidarios aseguran que impulsará la economía.
El Senado discutió la reforma mientras afuera de su sede, en el centro de la Ciudad de México, sindicalistas y ciudadanos protestaban contra su eventual aprobación. Los manifestantes comenzaron a llegar al lugar desde las 6:00 horas (local), al tiempo que policías locales vigilaban los acceso a las calles cercanas al recinto.
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