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viernes, 27 de septiembre de 2013

La dramática vida en un pueblo de México aislado por el huracán Manuel

Margarito Hernández todavía se conmueve de dolor. A veces responde con apenas un murmullo y a veces con torrentes de palabras, cuando narra la peor noche de su vida: el Día de la Independencia de México de 2013.
                             Sobreviviente de alud de barro en un refugio
Este carpintero de 18 años de edad es de La Pintada, un pequeño poblado en las montañas de Guerrero que fue casi completamente destruido por un deslizamiento de tierra hace una semana y media, causado por las lluvias torrenciales del huracán Manuel.Su padre, su hermano y su cuñada fueron engullidos por las miles de toneladas de roca y lodo que arrasaron el pueblo en cuestión de segundos. Quedaron registradas entre
las 68 personas desaparecidas en el lugar, hoy presumiblemente muertas.
"Pasó en un instante", recuerda. "Fue como una explosión, como una bomba. La montaña no tardó ni un minuto en alcanzar el centro del poblado. Todo se destruyó a su paso".
"La gente no tuvo tiempo de correr. Nos pilló por sorpresa. Los ciudadanos estaban en casa, comiendo". Era un día festivo, supuestamente un día de celebración.

"No podíamos sacar a nadie"

Supervivientes del alud de barro en un refugio.
Los supervivientes se reúnen en refugios.
Margarito describe cómo corrió desesperadamente por el pueblo, "gritando como un loco". Perdió un zapato entre la confusión, mientras buscaba a su padre y su hermano, arañando inútilmente el barro con sus manos.
"Todo estaba cubierto de barro , era como un pantano. No se podía hacer nada. Si entrabas al fango, te hundías demasiado en él. No podíamos sacar a nadie".
Todavía sólo es posible llegar a La Pintada en helicóptero. Las únicas personas que están en el lugar son el personal militar y los equipos de búsqueda y rescate de México, conocidos como "Topos".
Encuentro a un grupo de de estos "Topos" tratando de recuperar el aliento a la sombra de unos árboles. Me describen cómo ya han sacado varios cuerpos. Pero el fango es grueso y denso, lo que hace que su trabajo sea lento y arduo.
El "Topo" Jesús Murrillo con una gatita que salvó de La Pintada.
El "Topo" Jesús Murrillo salvó a esta gatita y le puso "Pintada" de nombre.
"Es triste. Casi todo el pueblo está destruido", dice a BBC Mundo el voluntario Luis Alva.
"La ayuda tarda en llegar porque todas las carreteras están rotas. Todos los días intentamos rescatar, bueno, recuperar gente. Esa es la palabra", se corrige a sí mismo. "Sabemos que todas las personas están muertas ahora".
No hay duda de que las casas de adobe de La Pintada -sólo algunas de las más de 30.000 viviendas dañadas en Guerrero por la tormenta- son ahora poco más que una fosa común.
Pero los "Topos" aseguran que seguirán buscando entre las ruinas para que los habitantes locales desaparecidos puedan tener un entierro apropiado.

"Necesitamos leche"

En otras partes del estado hay muchas otras comunidades de montaña que aún están aisladas. La Fuerza Aérea Mexicana nos llevó a una de ellas, San Cristóbal, donde lanzaron suministros de ayuda de emergencia.
Las conservas y alimentos envasados al vacío fueron bien recibidos por los habitantes del pueblo. Pero fue sólo la segunda vez que recibieron ayuda en casi dos semanas. Y algunos están empezando a desesperarse.
"La principal cosa que necesitamos es leche", dice Magdalena Paso Gutiérrez, rodeada de niños descalzos que corretean para saludar al helicoptero al aterrizar.
"Necesitamos huevos, tomates, carne fresca. Afortunadamente, todavía tenemos un poco de maíz y frijoles, pero se están acabando".
Muchas personas en San Cristóbal perdieron sus pequeñas parcelas de tierra, llamadas "milpas", que fueron arrastradas por el río desbordado.
"No hay carreteras que conecten con la ciudad, por lo que no podemos traer comida nosotros mismos"
Janek Baeneda Salgado, lugareño de "La Pintada"
Sin embargo, otros lugartenientes no ven que las ayudas sean la prioridad.
"Necesitamos restablecer las comunicaciones", explica el ciudadano Janek Baena Salgado. "No hay carreteras que conectan con la ciudad, por lo que no podemos traer comida nosotros mismos".
"Hemos intentado reconstruir los caminos y hacer puentes provisionales". Pero estos trabajos de reconstrucción necesitan ingenieros y maquinaria pesada. Y, de momento, el ejército está centrado en suministrar ayuda de primera necesidad a las zonas que más la necesitan.
En el refugio de emergencia en un barrio residencial de Acapulco, donde las víctimas de La Pintada se han realojado temporalmente, Margarito Hernández guarda cola pacientemente por una pequeña paga de unos US$150 que el gobierno federal está dando a los habitantes del pueblo.
Un helicóptero con ayudas.
El ejército reparte ayudas a los que más la necesitan.
Agarrando su dinero, que casi todo lo que su familia posee en la actualidad, le pregunté cómo estaba su madre. "Destruida", responde, incapaz de expresar plenamente su dolor por la pérdida de su marido, su hijo y su nuera en el mismo instante.

La visita del presidente

A principios de semana, Margarito conoció al presidente Enrique Peña Nieto, quien visitó a los ciudadanos evacuados.
Le dijó al joven que recibiría una beca para sus estudios y le prometió que el gobierno reconstruiría el poblado.
"Estoy deseando ignaugurar la Nueva Pintada", aseguró el presidente.
"No estoy seguro de querer volver", dice Margarito Hernández. "Me traería muy malos recuerdos".
Mientras tanto, los sobrevivientes del alud de barro están siendo alojados en un refugio temporal en una zona de Acapulco llamada "El Renacimiento" .
Pasarán muchos años - si es que alguna vez se da- antes de que tal nombre puede darse a La Pintada.
Fuente : BBCmundo

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