Rescatistas trabajan en el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa. Foto: Benjamin Flores
Aturdido por la “onda expansiva”, que lo levantó súbitamente de la silla, entró en pánico cuando los vidrios de las ventanas de su casa se hicieron trizas, a pesar de que vive a más de 100 metros de distancia del Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa que colapsó por una fuga de gas.
Como Enrique, decenas de vecinos, muchos aún en ropa de dormir, salieron de sus casas sobre la avenida 16 de septiembre para saber de dónde provenían el humo grisáceo y las llamas que terminaron con la tranquilidad de la colonia.
Lo que vieron fue desolador: Estudiantes de una secundaria a unos 100 metros del hospital lloraban asustados; perros callejeros corrían de un lado a otro; mujeres que recién habían parido en el hospital caminaban descalzas sobre los vidrios rotos y apenas con una bata azul que cubría su cuerpo. Fueron de las pocas que pudieron evacuar el hospital antes del estallido.
“Cristo Dios, protege a las familias y los niños que están allá adentro”, se escuchó la voz quebrada de un hombre que veía crecer las llamas y la columna de humo que minutos más tarde se presentaría en la televisión en cadena nacional.
Tres personas muertas –dos bebés y una mujer de 25 años— y 73 heridos fue el saldo hasta las nueve de la noche de este jueves.
Tres de los lesionados fueron los operadores de la pipa identificados como Julio César Martínez, Carlos Chávez y Salvador Alatorre, quienes fueron hospitalizados en calidad de detenidos.
“Huele a gas”
Alrededor de las 7 de la mañana, como cotidianamente lo hacía, una pipa de la empresa Gas Express Nieto entró al estacionamiento del Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa, perteneciente a la red sanitaria del Gobierno del Distrito Federal.
Los operadores comenzaron a descargar el combustible, según los primeros reportes. Sin embargo, detectaron una fuga en la manguera y aunque durante algunos minutos trataron de controlarla tapándola con sábanas, no pudieron.
“Llámenle a los bomberos”, gritó uno de ellos.
Sirenas de emergencia se escucharon en los alrededores. Una patrulla y un carro de bomberos llegaron al lugar.
De acuerdo con testigos, el olor a gas empezó a expandirse en el hospital hasta el área de cuneros. Personal médico ordenó la evacuación inmediata, pero no pasaron ni diez minutos cuando vino la explosión.
Algunas personas alcanzaron a salir del lugar. Las madres que permanecían en sus camas pues horas antes habían parido, apenas alcanzaron a cubrir a sus hijos con su cuerpo.
El secretario de Salud, Armando Ahued, informó que en las instalaciones había alrededor de 110 personas, entre pacientes, personal médico, administrativo, de limpieza y de seguridad. Era el final del turno nocturno pues a las 8 entrarían decenas de trabajadores más.
Pocos minutos pasaron cuando empezó la movilización de los equipos de emergencia. Llegaron ambulancias del ERUM, Cruz Roja, delegacionales, vecinos voluntarios, policías auxiliares, mientras que helicópteros de la policía capitalina sobrevolaron la zona y trasladaron a varios heridos a distintos hospitales.
Más tarde, llegó la fuerza federal con decenas de elementos de la Gendarmería Nacional, la Marina, el Ejército y la Policía Federal que convirtieron la calle en una especie de cuartel. Incluso, aplicaron el Plan DN-III. Pronto se observó a binomios hombre-perro para buscar a víctimas entre los escombros.
Alrededor de las 11:00 horas, el policía de la SSP-DF, Mauro Enrique Vera Suárez, rescató a un niño con vida. “Es un niño, está vivo”, gritó y lo llevó a una ambulancia. Por la noche el pequeño se convirtió en la tercera víctima mortal.
Hasta ahí fueron los secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y de Salud, Mercedes Juan, y el mismo presidente Enrique Peña Nieto, quien hizo un recorrido privado en la zona acompañado de Mancera y Ahued.
Datos y confusiones
Mientras las imágenes de la tragedia se transmitían a nivel nacional, la información corría a cuenta gotas. En entrevistas de radio y televisión, el jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, primero dijo que no tenía reporte de muertos, sólo 52 lesionados, entre ellos, varios bebés.
Sin embargo, el jefe delegacional en Cuajimalpa, el priista Adrián Ruvalcaba, se fue por la libre y en los principales noticieros dio la cifra de siete muertos, entre ellos varios menores. Horas más tarde, sin ofrecer disculpas, corrigió el dato y culpó de la confusión a las distintas autoridades que ayudaban e informaban en el lugar.
Hacia las 12:30 horas, luego de supervisar los trabajos de rescate en la zona, Mancera lo desmintió: dos fallecidos –una mujer de 25 años y una niña de dos a tres semanas de nacida— y 66 lesionados, de los cuales 21 tenían quemaduras graves, entre ellos siete bebés, y 45 con lesiones leves.
Los heridos fueron traslados a los hospitales generales de Xoco, La Villa, Balbuena, Rubén Leñero, Enrique Cabrera, Pediátrico Tacubaya, Adolfo López Mateos del ISSSTE, la Cruz Roja de Polanco y el ABC Santa Fe.
De los tres operadores de la pipa, dos resultaron heridos y fueron llevados al hospital en calidad de detenidos. Más tarde, el GDF informó que la Procuraduría general de Justicia local abrió una averiguación por los hechos.
Mancera agregó que más de mil elementos de distintas corporaciones locales, del estado de México y federales trabajaban en labores de rescate. Dijo que la explosión provocó el colapso de 75% del hospital y lo dejó sin posibilidades de operar. Horas más tarde, el secretario de Protección Civil, Fausto Lugo, diminuyó la cifra a 55%.
Las horas transcurrían entre el paso de trascabos y barredoras, trabajadores que cargaban botellas de agua y soldados con enormes cazuelas con comida para quienes trabajaban en la zona de desastre. Las clases en el kínder, la primaria y la secundaria cercanos al hospital se suspendieron hasta el martes 3 de febrero. Estudiantes del turno vespertino de la secundaria llegaron con su uniforme y al encontrar la escuela cerrada, decidieron “irse de pinta”.
Hacia las 14:30 horas, los secretarios de Salud Armando Ahued; Protección Civil Fausto Lugo, Desarrollo Social Rosa Icela Rodríguez; y Obras y Servicios, detallaron la información:
De los 66 lesionados, 21 eran recién nacidos y siete se reportaron graves por quemaduras; además 45 adultos sufrieron heridas, siete de gravedad.
Lugo comentó que la Oficialía Mayor del DF hará la cuantificación de los daños en el hospital y exigirá que éstos sean reparados por la empresa Gas Express Nieto.
Sobre la regulación en la operación de las pipas de la empresa, dijo que de eso se encarga la Secretaría de Energía federal. Por la mañana, Mancera Espinosa reconoció que desde 2007 esta empresa surte de combustible a toda la red de hospitales y clínicas del gobierno capitalino.
Las autoridades agregaron que dos viviendas aledañas al hospital tuvieron daños mayores –vidrios rotos, láminas y bardas caídas, además de que el mercado y la primaria ubicados al lado del materno tuvieron fracturas y vidrios rotos. Agregó que luego de una primera revisión, ninguna casa de alrededor tuvo afectaciones mayores, aunque vecinos reportaron ventanas rotas y descuadradas.
Hacia las 19:00 horas, Mancera informó que pidió apoyo al presidente Peña Nieto para reconstruir el hospital lo más pronto posible. Agregó que la empresa gasera dijo que la revisión más reciente de la pipa fue en el segundo semestre de 2014.
Luego de la emergencia, la presión continuó en los hospitales. Por ejemplo, en el Enrique Cabrera, decenas de personas acudieron a preguntar por la salud de sus familiares heridos en la explosión. Algunos denunciaron que personal del área de Trabajo Social les exigió firmar un documento sin permitirles leerlo antes, por lo que se negaron. Minutos después, con el argumento de que no había médicos especializados para atender a sus familiares, los trasladaron al hospital de Xoco, donde hasta el cierre de esta edición, los mantenían en la sala de urgencias sin atención alguna.
Hospital “de cartón”
Aún con su uniforme azul claro y con la impresión de la explosión, Agustín Herrera, médico anestesiólogo con ocho años de trabajar en este hospital, denunció que en el Materno Infantil de Cuajimalpa no hay protocolos de seguridad:
“No hay ningún protocolo para evacuar nada ni puertas de emergencia… Desde hace como cinco años estoy pugnando porque pusieran una salida de emergencia al lado del mercado, no quisieron o no pudieron. Es un hospital de cartón, igual que la Línea 12, pura corrupción”, acusó.
Visiblemente enojado y nervioso, narró:
“Yo estaba adentro, salía de mi guardia, no me he cambiado porque iba a sacar la ropa de mi carro, pero no pude, mi carro se quedó allá adentro todo dañado, ¿Quién me lo va a pagar?”.
Según su relato, la primera explosión fue donde estaban los neonatos –con menos de 24 horas de nacidos–. Ahí había 8 niños. “A las señoras las sacaron en camillas sangrando, semidesnudas con la pura bata. Un compañero salió de lavandería todo quemado y un amigo camillero, Jorge Tinoco, se regresó a salvar a una señora y se lo llevaron todo quemado al hospital”.
Y sobre la fuga en la pipa, describió: “Yo vi que los señores del gas no podían (reparar la fuga). No se puede, háblale a los bomberos, dijeron. La fuga estaba abajo del camión, los operadores querían tapar algo abajo, a un lado de la salchicha, primero de pie y luego se acostaron y el policía echándole agua”.
Este hospital, aseguró, “es una ratonera, es una cosa hecha de pura tabla-roca, por eso todo se cayó”.
Fuente : Proceso.
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