“Los países emergentes deben estar preparados para una crisis potencialmente severa y de consecuencias violentas, debido a los estragos que pudiera causar el retiro de las políticas monetarias no convencionales en países ricos y la desaceleración de China”.
Agustín Carstens, titular del Banxico. Foto: Octavio Gómez |
Y los ajustes implementados por los bancos centrales tendrían que ser “violentos”, subrayó el exsecretario de Hacienda y Crédito Público.
“Los bancos centrales de los mercados emergentes podrían imitar a sus contrapartes del mundo desarrollado y convertirse en formadores de mercado de última instancia mediante el uso de políticas monetarias no convencionales para intentar estimular sus estancadas economías”, sostuvo.
Aún más, consideró que los países emergentes deben estar atentos a la amenaza de una crisis crediticia, derivada de la venta de acciones y bonos de inversionistas internacionales, lo que complicaría que las empresas solventen sus deudas.
Después de la crisis económica mundial de 2008, apuntó, varias compañías adquirieron créditos baratos tras la reducción de tasas por parte de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, que buscaba reactivar la economía de ese país, lo que derivó en bajos costos de endeudamiento.
Sin embargo, al momento de que los inversionistas venden sus títulos, los costos se elevan ante el cambio de política monetaria.
Para Carstens, la respuesta de los bancos centrales de los mercados emergentes no llegaría a ser una expansión cuantitativa completa, como la compra a gran escala de activos financieros realizada por la Fed y otros bancos centrales de los mercados desarrollados.
No obstante, incluiría el intercambio de activos de alto riesgo y con vencimiento a largo plazo en manos de inversionistas por pasivos de menos riesgo y con vencimiento a menores plazos de bancos centrales o de gobiernos.
Fuente : Proceso.
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