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sábado, 24 de noviembre de 2012

El sapo y la luciérnaga

                                Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia



En un estanque cubierto por jaras y juncos se encontraba cantando entre el agua lodosa y maloliente  un horripilante sapo al acecho de una hermosa luciérnaga que buscaba espacio para pernoctar puesto que caía la tarde y estaba por anochecer.
Mientras eso sucedía, el sapo cantaba y cantaba buscando adormecer con su monótono  y aguardentoso canto a la luciérnaga que con voz dulce y cuerpo luminosamente encendido le decía:
- ¡Qué hermosa voz, señor sapo!
- ¡Cante señor sapo, cante!
- ¡Qué bello canto, señor sapo!
… y en un instante el sapo abrió su fétido hocico y  lanzó su larga y pegajosa lengua y se tragó a la luciérnaga que le suplicaba por su vida diciéndole:
- ¿Por qué me hace daño señor sapo si yo aprecio y valoro su hermoso canto?
- ¿Por qué me hace daño señor sapo si yo lo acepto aun con su horripilante apariencia?
- ¿Por qué a mi señor sapo?
El sapo le contesto con ironía y enojo:
- ¡Porque tu brillas y yo no!

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