La organización internacional Human
Rights Watch (HRW) presentó ayer su informe mundial 2014, en el cual
asegura que la ‘‘débil aplicación de la ley’’ en México contribuyó al
surgimiento de nuevos grupos de autodefensa ciudadana en algunas
regiones. Además, señala las fallas del Estado mexicano y los pocos
avances que ha tenido para resolver asesinatos, desapariciones forzadas y
torturas realizadas por militares y policías en el contexto de acciones
contra la delincuencia organizada.
José Miguel Vivanco, durante una conferencia de prensa ofrecida el 21 de febrero de 2013Foto Marco Peláez |
En conferencia ofrecida en Washington, reportada por la agencia Dpa, Vivanco señaló que por la actuación que han tenido las autoridades federales frente a las autodefensas ‘‘da la impresión de que el gobierno ha ido
aprendiendo en el camino, improvisando sus posiciones frente a un hecho que es de la mayor gravedad’’.
Tema ‘‘de segundo orden’’
Subrayó que ‘‘no hay una política clara en materia de
seguridad pública por parte del gobierno de Enrique Peña Nieto’’. Por el
contrario, dijo, han prevalecido ‘‘grandes ambigüedades en este tema y
eso ha permitido una gran incertidumbre respecto de cuál es la posición
del gobierno federal frente a un fenómeno de la mayor gravedad como es
el surgimiento de autodefensas, un cáncer que ha padecido Colombia
durante varias décadas’’.
Advirtió incluso que para el gobierno federal este ha sido un tema
‘‘de segundo orden’’ y por eso la respuesta ‘‘ha estado muy por debajo
de las expectativas. Hasta ahora, como los derechos humanos, no ha sido
prioritario. Lo están enfrentando como una crisis, pero no como una
política bien diseñada para ganarse la confianza de la población local e
intervenir de una manera profesional sin que se generen violaciones a
los derechos humanos’’, dijo Vivanco.Sobre la posibilidad planteada en México por dirigentes del Partido de la Revolución Democrática (PRD), de que el general colombiano Óscar Naranjo sea uno de los creadores de los grupos de autodefensa en Michoacán, Vivanco dijo que ello es ‘‘absurdo’’. Opinó que los señalamientos carecen de fundamento, pues no hay ninguna evidencia que comprometa al citado general. Al contrario, dijo, tanto en Colombia como en México, Naranjo ha advertido del peligro que representa la figura del paramilitarismo o de las autodefensas.
En el informe de HRW, el cual se dio a conocer ayer en Berlín, el organismo aborda diversos temas, como el del sistema de justicia penal que –señaló– no ofrece justicia a las víctimas de crímenes violentos y violaciones de derechos humanos, lo cual responde a diversas causas, principalmente la corrupción, la falta de capacitación y recursos, así como la complicidad de agentes del Ministerio Público y defensores de oficio.
Se refirió a la promulgación de la Ley General de Víctimas,
así como al hecho de que a la fecha no se ha emitido el reglamento
correspondiente. Esa es la débil respuesta que ha dado el gobierno
mexicano al tema y lo que de acuerdo con el organismo internacional
explica el surgimiento de las autodefensas.
Resaltó que aunque desde el inicio de su gobierno el presidente Enrique Peña Nieto reconoció la existencia de graves abusos por parte de miembros de las fuerzas de seguridad y la desaparición de más de 26 mil personas desde 2007, ha tenido pocos avances en los juicios de numerosos asesinatos, desapariciones forzadas y torturas perpetrados por soldados y policías en el contexto de acciones contra la delincuencia organizada, incluso durante la actual administración.
Dice que el sistema de justicia militar no es objetivo y por lo tanto, los soldados acusados de violaciones a derechos humanos permanecen impunes. La evidencia: entre diciembre 2006 y mediados de 2013, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) recibió 8 mil 150 denuncias de abusos cometidos por elementos del Ejército y emitió recomendaciones sobre 116 casos.
Casi nunca, indicó HRW, los militares que cometen estos abusos son llevados ante la justicia. Y es que la supuesta solución se queda en el ámbito de la Procuraduría de Justicia Militar. Esta instancia inició más de 5 mil 600 investigaciones entre enero de 2007 y mediados de 2013. Sin embargo, hasta octubre de 2012 sólo había condenado a 38 militares por violaciones de derechos humanos.
Por otra parte, el informe se refiere a la sobrepoblación, falta de higiene e inseguridad en las cárceles; las limitaciones a la libertad de expresión, sobre todo respecto de temas vinculados con la delincuencia; la violencia de género; la falta de respeto a los derechos reproductivos de las mujeres, y la situación de los migrantes víctimas de graves abusos en su recorrido por territorio nacional.
Fuente : Proceso
Resaltó que aunque desde el inicio de su gobierno el presidente Enrique Peña Nieto reconoció la existencia de graves abusos por parte de miembros de las fuerzas de seguridad y la desaparición de más de 26 mil personas desde 2007, ha tenido pocos avances en los juicios de numerosos asesinatos, desapariciones forzadas y torturas perpetrados por soldados y policías en el contexto de acciones contra la delincuencia organizada, incluso durante la actual administración.
Dice que el sistema de justicia militar no es objetivo y por lo tanto, los soldados acusados de violaciones a derechos humanos permanecen impunes. La evidencia: entre diciembre 2006 y mediados de 2013, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) recibió 8 mil 150 denuncias de abusos cometidos por elementos del Ejército y emitió recomendaciones sobre 116 casos.
Casi nunca, indicó HRW, los militares que cometen estos abusos son llevados ante la justicia. Y es que la supuesta solución se queda en el ámbito de la Procuraduría de Justicia Militar. Esta instancia inició más de 5 mil 600 investigaciones entre enero de 2007 y mediados de 2013. Sin embargo, hasta octubre de 2012 sólo había condenado a 38 militares por violaciones de derechos humanos.
Familiares de desaparecidos son quienes investigan
Respecto de las desapariciones, el reporte plantea que lo
común en México es que ni policías ni agentes del Ministerio Público
adopten medidas básicas de investigación para encontrar a las personas o
identificar a los responsables de su desaparición. Con frecuencia,
agrega, se culpa a las propias víctimas o se indica a los familiares que
deben investigar ellos mismos. HRW señala como una falla la carencia de
una base de datos nacional de personas desaparecidas y de los ‘‘miles
de restos humanos no identificados que han sido hallados, muchos en
fosas comunes’’.
De igual forma, se refiere a la persistencia de métodos de tortura
para obtener confesiones de personas detenidas arbitrariamente y a las
cuales, a menudo, se les mantiene incomunicadas en bases militares y
otros centros de detención clandestinos.Por otra parte, el informe se refiere a la sobrepoblación, falta de higiene e inseguridad en las cárceles; las limitaciones a la libertad de expresión, sobre todo respecto de temas vinculados con la delincuencia; la violencia de género; la falta de respeto a los derechos reproductivos de las mujeres, y la situación de los migrantes víctimas de graves abusos en su recorrido por territorio nacional.
Fuente : Proceso
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