Por el momento, poco ha cambiado en la zona de libre
comercio de Shangái, inaugurada con pompa por el gobierno de China en
septiembre pasado como un gran paso en el camino de las reformas
económicas y financieras.
Una vista del distrito financiero de Pudong, sobre el río Huangpu, en Shangái. |
Pero, más allá de lo que se percibe a primera vista, hay un impulso económico renovado: más de 40
consultores de negocios se han instalado aquí para asesorar a miles de compañías interesadas en registrarse dentro de la zona.
Los alquileres se han duplicado y hay un espíritu latente de idealismo y aventura.
"China está entrando en una nueva era con un nuevo modelo de liderazgo", le dice a la BBC Shi Huaiyu, gerente general de la consultora Shanghai Sinotone.
"La zona de libre comercio podría ser un puente para conectar a China con el mundo y, como empresario joven, mi sueño es el sueño de mi país. Quiero lograr algo bueno desde aquí", indica el asesor de negocios.
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Nuevo versus viejo: dos modelos
Las miradas de muchos están puestas en Shangái: un terreno donde comienza a delinearse un modelo alternativo al que China ha abrazado hasta ahora y que, según un análisis de las estadísticas gubernamentales más recientes, ha alcanzado su nivel de crecimiento más bajo en 14 años.La segunda economía más grande del mundo se expandió 7,7% en 2013, el menor índice anual desde 1999.
"La zona de libre comercio podría ser un puente para conectar a China con el mundo y, como empresario joven, quiero lograr algo bueno desde aquí"
Shi Huaiyu, empresario de Shangái
La zona, en teoría, es un ejemplo de cómo migrar hacia otro modelo productivo, creando condiciones que alienten la llegada de servicios financieros y empresas de servicios, vitales para cualquier economía de consumo.
Parte del proceso es otorgar facilidades a compañías extranjeras, que aceleren la diversidad y la competencia.
Pero mientras los trámites para conseguir los permisos correspondientes se han acelerado dentro de la zona de libre comercio, con licencias comerciales asignadas en sólo unos días, hasta ahora la mayor parte de los pedidos ha provenido de empresas nacionales.
De las 60 inscripciones que registra la consultora de Shi Huaiyu, 70% corresponde a negocios chinos.
Tal vez, señalan los analistas, pasada la novedad del anuncio, algunas compañías extranjeras comienzan a preguntarse si la zona de libre comercio de Shangái realmente ofrece una ruptura radical con las oportunidades de negocios que ya tenían en China.
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Regulación a medias
Y ciertamente con algunos cambios prometidos, como la total convertibilidad monetaria o la liberalización de las tasas de interés, las autoridades chinas parecen estar moviéndose con más cautela de la que se había pronosticado inicialmente."Creemos que va a ser muy difícil para ellos liberar las tasas de interés sólo para la zona de libre comercio", opina Julian Evans-Pritchard, economista de la consultora internacional Capital Economics.
"Si las instituciones financieras del resto del país ven que hay tasas específicas para este sector seguramente querrán llevar su dinero allí", apunta el experto.
Para evitar la desestabilización en el flujo monetario, las autoridades necesitarían poner una barrera de protección infranqueable entre la zona de libre comercio y el resto de la economía.
Pero ofrecer a los bancos la posibilidad de establecer libremente las tasas de interés para un grupo limitado de deudores –esto es, sólo los de dentro de la zona de libre comercio- no parece tan atractivo para las instituciones financieras, ni tampoco beneficia a las autoridades chinas dándoles una posibilidad de poner a prueba cambios de fondo para su modelo económico.
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La moneda en la mira
El mismo dilema se aplica al tema de la convertibilidad de la moneda.Si el modelo económico actual, poco sostenible como es, realmente va a buscar un nuevo balance, por fuera del gasto estatal y más cerca de los beneficios que genera el consumo, entonces las fuerzas del mercado deben reemplazar al poder del estado.
Así, China planea moverse hacia un modelo de convertibilidad total del yuan, para permitir, en última instancia, que los individuos hagan inversiones en el extranjero y las compañías puedan pedir préstamos en el exterior.
"Hacer eso es un desafío enorme", afirma Rajiv Biswas, economista jefe para la región Asia-Pacífico de la consultora IHS.
"Por eso es que (las autoridades chinas) demoran tanto en definir reglas concretas. Si una compañía china abre una subsidiaria en la zona de libre comercio y a la vez tiene clientes en el resto de China continental, ¿cómo va a diferenciar sus operaciones? Es difícil ver cómo podrían resolver estos dilemas".
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Futuro incierto
"Si una compañía china abre una subsidiaria en la zona de libre comercio y a la vez tiene clientes en el resto de China continental, ¿cómo va a diferenciar sus operaciones? Es difícil ver cómo podrían resolver estos dilemas"
Rajiv Biswas, economista de la consultora IHS
Pero todos, incluido el gobierno, coinciden en que la deuda se eleva, el exceso de capacidad productiva es cada vez mayor y las ineficiencias del sistema empiezan a notarse.
Así las cosas, lo cierto es que no faltan compañías nacionales chinas dispuestas a mudarse a la nueva zona de libre comercio de Shangái y a probar nuevas recetas para un crecimiento distinto.
Pero si esta zona es realmente una puerta hacia el futuro y un campo de prueba para la reforma económica que el país tanto necesita todavía está por verse.
No hay evidencia suficiente, dicen los expertos, para evaluar si Shangái encierra el secreto del éxito económico sostenido para China.
Fuente : BBCmundo.
Autor : John Sudworth.
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