Buenos Aires. El sector más radicalizado de la Central de
Trabajadores de Argentina, que agrupa a trabajadores del sector público y
organizaciones de izquierda, inició este miércoles una huelga de 36
horas en demanda de la eliminación de los impuestos que se aplican a los
salarios, incrementos en las ayudas sociales y la reapertura de las
negociaciones salariales.
La protesta comenzó en la mañana con concentraciones de huelguistas
que cortaron los accesos a Buenos Aires y a ciudades cercanas como La
Plata, 60 kilómetros al sur, lo que generó numerosos trastornos a los
automovilistas que se desplazaban a sus trabajos. A partir de las 15:00
horas GMT los gremialistas liderados por Pablo Micheli iniciarán un paro
de actividades que confluirá el jueves con el que liderará el camionero
Hugo Moyano, representante del sector combativo de la Confederación
General del Trabajo.
El paro con movilizaciones de la Central se produce en momentos en
que se han incrementado los despidos y suspensiones de trabajadores en
la industria, la economía entró en recesión y la inflación anual alcanza
40 por ciento, según consultoras privadas.
“La pérdida del poder adquisitivo, el incremento de la precarización
laboral, la falta de respuesta a los reclamos de los trabajadores por
parte del gobierno son algunos de los ejes principales del paro”, afirmó
en un comunicado el consejo directivo de la Asociación Trabajadores del
Estado.
La administración pública en la capital, en la populosa provincia de
Buenos Aires y en otros distritos del país será casi nula, prometieron
los huelguistas. En tanto, se mantendrán guardias mínimas en servicios
esenciales como la salud.
Los sindicalistas exigen que cesen los despidos y las suspensiones,
un aumento salarial y de todos los planes sociales y jubilaciones
“acorde al proceso inflacionario”, la eliminación del impuesto a la
ganancias que se aplica a los sueldos de los trabajadores registrados y
la reapertura de las negociaciones para fijar aumentos salariales que se
dieron por cerradas hace unos meses.
Además demandan la suspensión del pago de la deuda externa.
Los huelguistas se concentrarán en la Plaza de Mayo, frente a la casa
de gobierno, y marcharán luego hacia el Congreso para exigir a los
legisladores una ley que congele por un año los despidos y las
suspensiones.
El jefe de gabinete, Jorge Capitanich, criticó en rueda de prensa a
los sindicalistas por “organizar ‘piquetes’ (bloqueos) para obstaculizar
el tránsito, en una actitud totalitaria”.
El funcionario afirmó que el paro es “de naturaleza política” y tiene
un “carácter opositor”. Asimismo reclamó que se respete “la conciencia
de cada trabajador” para concurrir o no a su empleo.
El tercer paro general organizado en forma conjunta para el jueves
por Moyano, Micheli y Luis Barrionuevo, líder del gremio gastronómico,
afectará diversas actividades vitales para la economía.
El sector gremial con mayor capacidad de paralización es el que
responde a Moyano, integrado por los choferes de transporte pesado, de
la actividad petrolera y de materiales peligrosos, así como los
conductores de vehículos de caudales, carga postal, distribución de
diarios y revistas, de bebidas y recolección de residuos.
Sin embargo, no se adhirió la Unión Tranviarios Automotor, que
responde a un sector de la CGT afín al gobierno, con lo que el éxito de
la huelga podría quedar condicionado.
Los taxis circularán en su gran mayoría ya que un solo gremio del
sector se plegó al paro. No habrá trenes ni vuelos de cabotaje e
internacionales, los bancos no atenderán al público ni tampoco lo harán
los restaurantes y bares.
Se espera que en el sector educativo el acatamiento a la huelga sea dispar.
Fuente : Notigodinez
No hay comentarios:
Publicar un comentario