La bebida de los dioses cuenta con una consistencia espesa y viscosa, sin embargo tiene muchas propiedades nutritivas
Tarros de pulque (Foto: Omar Bárcena)
En la época precolombina la edad mínima para tomar pulque era de 52 años, para ese entonces ya eran considerados ancianos sabios con la suficiente capacidad para discernir entre el bien y el mal.
Acatar esta regla era tan estricta que aquellos “menores” que fueran sorprendidos en estado de ebriedad eran sometidos a castigos, burlas públicas e incluso la muerte.
La elaboración del Pulque comienza con la extracción del aguamiel de los magueyes por parte de los “Tlachiqueros”, personas encargadas del raspado, para lo cual utilizan una herramienta llamada acocote, posteriormente se vacía en un tinacal para su fermentación.
Amado por algunos y despreciado por otros, el pulque es una bebida que no puede pasar desapercibida ya que cuenta con múltiples propiedades nutritivas: es alcalino, neutraliza la acidez del chile y equilibra el PH del cuerpo. De hecho hay quien afirma que le falta sólo un grado para ser carne.
Si aún no has probado esta tradicional bebida una buena elección puede ser empezar con los pulques de sabores o mejor conocidos como “Curados”, pueden estar elaborados a base de frutas como: mango, tuna, piñón, plátano y fresa, entre otros.
Un gran ejemplo en donde aún sobrevive la cultura de tomar pulque es en la Altiplanicie pulquera en el estado de Hidalgo conformada por los llanos de Apan y el Valle del Mezquital, este último considerado como la cuna del pulque, territorio seco excelente para el cultivo del maguey.
En la Ciudad de México se han puesto de moda las “Pulquerías premium“ como las localizadas en la colonia Condesa o Roma, algunas de esos establecimientos son: La Patrona, Antojeria la Bonita y Expendio de Pulques Finos los Insurgentes.
Tal vez algún día el pulque sea reconocido como sucedió con el “Tequila”, para que esto ocurra necesita de tus labios expertos para saborearlo en todas sus gamas y sabores.
Fuente : Aristeguinoticias.
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