Reporteros de Guerrero protestan por la desaparición de Jorge Torres. Foto: José Luis de la Cruz |
En el informe, RSF ubica a México en el lugar número 152 “sobre 180 países en la clasificación mundial de la libertad de prensa”.
La organización con sede en Francia resaltó que en los últimos 14 años han sido asesinadas 202 personas, entre periodistas, blogueros, comunicadores sociales y colaboradores de medios de medios en Latinoamérica, casos en los que “segura o probablemente el crimen estuvo relacionado con su profesión, pues en su mayoría sigue sin conocerse con precisión el móvil del crimen”, en tanto que las investigaciones “se estancan y a menudo son obstaculizadas por autoridades corruptas”.
RSF resaltó que México “se distingue por ser el país más mortífero para los periodistas en todo el continente americano”, con 81 homicidios, el equivalente a 40% de los registrados en los últimos 14 años.
El segundo lugar lo ocupa Colombia, donde 56 periodistas han sido ultimados, para continuar con Brasil, con un registro de 38 asesinatos, y el cuarto lugar más peligroso es Honduras, con 27 casos, número que registró “tras el golpe de Estado del 28 de enero de 2009”.
Para la organización, “estas cifras son aún más preocupantes puesto que ninguno de estos países se encuentra oficialmente en guerra”, ello pese a que “en Colombia los paramilitares continúan estando presentes y en México se emprendió una ofensiva nacional contra el narcotráfico bajo la presidencia de Felipe Calderón”.
De acuerdo con los registros de RSF, muchos de los periodistas asesinados en el continente “fueron víctimas de su afán de denunciar las violaciones a derechos humanos, el crimen organizado, la corrupción, las injerencias”.
La organización reprobó que persista la impunidad en la mayoría de los crímenes, “debido a la falta de voluntad política y de un sistema judicial eficaz”.
El documento de RSF presenta infografías en las que se observa la evolución de la violencia contra el gremio periodístico de 2000 a 2014, destacando los contextos nacionales en los que se registran los crímenes en los países señalados como “más mortíferos”.
En el caso de México, la infografía es titulada “Crimen organizado, enemigo número uno de los periodistas”, y se presentan contextos en los años en los que tomaron posesión los tres últimos presidentes: Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Refiere que en 2000, año en que se registraron tres asesinatos de comunicadores, Fox Quesada inició una “ofensiva nacional contra el narcotráfico”, por lo que los periodistas dedicados a la investigación de la corrupción y el crimen organizado se pusieron “en el punto de la mira de las autoridades y los narcotraficantes”.
Tras un número más o menos estable de crímenes, seis años más tarde con Calderón Hinojosa “las operaciones contra los cárteles se intensifican, así como las agresiones a periodistas que cubren los temas delicados”.
En 2006, año en el que nueve periodistas fueron asesinados, RSF recuerda que fue creada la Fiscalía Especial de Atención a Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle).
En la estadística se destaca un aumento continuo del número de asesinatos a periodistas. En 2012, cuando se registraron siete homicidios, Peña Nieto tomo posesión y marcó un “fin oficial de la ofensiva contra el narcotráfico”.
Dos años después, en lo que va de 2014 y con una cifra de siete crímenes, RSF señala que la gestión se ha distinguido porque “los medios de comunicación son censurados con frecuencia por el gobierno”, en tanto que “se demuestra la ineficacia de los dispositivos de protección de periodistas establecidos tras la creación de la Feadle.
Fuente : Proceso.
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