En las primeras dos entregas de esta investigación se mostró cómo
el Grupo Comercializador Cónclave, manejado por Rodolfo David
Dávila Córdoba, alias “El Cónsul”, uno de los operadores del Cartel
de Juárez, se convirtió en proveedor del programa oficial Cruzada
contra el Hambre y también logró involucrarse en las operaciones
del futbol internacional. Pero eso no es todo: en esta tercera y
última parte, se documenta cómo aportó dinero a las tarjetas
bancarias utilizadas por el PRI durante la campaña presidencial en
la que resultó ganador Enrique Peña Nieto en el año 2012, en un
caso que públicamente se conoció como “Monexgate”.
Especial Aristegui Noticias *
(Reportaje realizado con la colaboración de la plataforma Connectas y el International Center for Journalists, ICFJ).
Grupo Comercializador Cónclave tenía un cliente de mucho peso: el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En junio de 2011, la Secretaría de Finanzas del Comité Ejecutivo Nacional le encargó a esta empresa elaborar 67 mil 900 “reportes especiales”
que serían entregados a los gobiernos estatales y municipales priístas
para instruirlos sobre cómo realizar “una gestión gubernamental más
eficiente”, según detalla el contrato localizado en los registros del
ahora Instituto Nacional Electoral (INE), antes conocido como IFE.
En aquellos días, el líder nacional del PRI era Humberto Moreira Valdez,
quien el pasado viernes 15 de enero de 2016 fue arrestado en Madrid. La
Fiscalía Anticorrupción había ordenado cárcel para el ex gobernador de
Coahuila por presuntamente formar parte de una red criminal y haber blanqueado en España 200,000 euros.
Sin embargo, el juez Santiago Pedraz, de la Audiencia Nacional -la
principal instancia judicial española que se encarga de temas complejos
como terrorismo y corrupción-, dejó en libertad sin fianza a Moreria al
no hallar delitos en su contra.
En 2012, ya con Pedro Joaquín Coldwell al frente de
la dirigencia, el PRI nacional refrendó los servicios de Cónclave con el
contrato CP-118-0115/2012, con vigencia del 20 de enero al 31 de
diciembre. Además de elaborar impresos, les surtía mobiliario, según consta en sus registros de proveedores.
Al revisar las cuentas del PRI, los auditores del entonces Instituto
Federal Electoral (IFE, hoy INE) pusieron en duda el contrato asignado a
Cónclave para la elaboración de miles de reportes.
“Respecto a las facturas señaladas, no se localizaron las respectivas muestras de los trabajos realizados”, advirtieron los auditores del IFE en un oficio enviado al PRI el 20 de junio de 2012.
Para tratar de comprobar que no se trataba de servicios simulados, la
dirigencia del PRI envió al IFE muestras físicas de los llamados ‘reportes especiales’, así como carpetas que contenían las notas de entrada y salida de almacén.
No conformes con esas pruebas, los auditores solicitaron la
documentación en la cual constara la forma en que el partido distribuyó
ese material.
Según la respuesta enviada al IFE, los reportes se repartieron en forma masiva en los comités directivos nacionales y estatales;
con los sectores adherentes al PRI (CTM, CNOP, CNC), en los congresos,
en universidades, bibliotecas, embajadas, con gobernadores, secretarías
de Estado y periodistas afines al partido.
Grupo Comercializador Cónclave, operada por Rodolfo David Dávila Córdoba, “El Cónsul”, identificado por la PGR como operador financiero del Cartel de Juárez, participó en la triangulación de dinero en el caso llamado Monexgate.
Al calor de la campaña presidencial del año 2012, el Partido Acción
Nacional (PAN) entonces en el poder con el Presidente Felipe Calderón al
frente y la coalición de izquierda formada el Partido de la Revolución
Democrática (PRD), el Partido del Trabajo (PT) y el Movimiento Ciudadano
acusaron al PRI de tener una estructura de financiamiento ilegal por
medio de tarjetas de debito bancarias emitidas por el Grupo Financiero
Monex.
Las pruebas de esta caso fueron entonces exhibidas por los
coordinadores de las campañas. Por la izquierda, Ricardo Monreal y por
la derecha, Roberto Gil durante uno de los debates que sostenían
semanalmente, en la Primera Emisión de Noticias MVS conducida por Carmen
Aristegui. Sobre la mesa pusieron dos tarjetas bancarias y 19 facturas.
Tanto unas como otras expedidas por el banco Monex.
El representante del PRI, Luis Videgaray -ahora convertido en
secretario de Hacienda- negó entonces que usaran las tarjetas. “No”,
dijo a botepronto en pleno debate. Meses más tarde, Jesús Murillo Karman
–tiempo después nombrado Procurador General de la República- salió a
dar la cara por los tricolores. Dijo que siempre sí emplearon las
tarjetas pero no para los fines que sus opositores acusaban y tampoco
habían rebasado con ello el tope financiero.
A partir de las pruebas de este caso, el equipo de Investigaciones
Especiales del noticiero conducido por Aristegui reveló los nexos entre
compañías con el PRI; Grupo Comercializador Inizzio y Grupo Efra. Otros
medios de comunicación, por separado, aportaron nombres de más empresas,
en una compleja operación en el centro de la cual estaba el banco
Monex.
El entonces Instituto Federal Electoral (IFE) hizo una investigación a
partir de las denuncias presentadas por la derecha y el bloque de
izquierda
El resultado fue que exoneraron al PRI. Para la mayoría de los
consejeros era creíble la versión del equipo encabezado por Enrique Peña
Nieto en el sentido de que esas tarjetas fueron sólo para cubrir el
costo operativo de su estructura – es decir para pagar alimentos o
transportes de los representantes de casillas- y no propiamente para
gastos de campaña como pudieran ser espectaculares o mítines.
En el dictamen de la auditoría hecha las finanzas del PRI, a lo largo de 228 páginas, apareció el nombre del Grupo Comercializador Cónclave.
El mismo que, acuerdo con las documentos y pruebas oficiales mostradas
en esta investigación periodística, ha sido un brazo del Cartel de
Juárez.
De acuerdo con el expediente del caso, los representantes del PRI
explicaron –en su defensa- que durante la campaña electoral no tenían
suficiente dinero en efectivo para movilizar a sus representantes de
casillas y deberían pagar a los enlaces estatales, a los distritales y a
los coordinadores territoriales.
Para disponer de esos recursos, de manera rápida, contrataron a la empresa Alkino Servicios de Calidad. El contrato fue firmado el 1 de marzo del 2012 por un monto de 1 millón 682 mil 528 pesos.
En el expediente, no hay una explicación por qué eligieron a esa empresa. No obstante, el entonces vocero del PRI, Eduardo Sánchez,
dijo al diario El Universal que buscaron a esa firma “por su seriedad y
solidez”. Esta declaración fue publicada el 26 de julio del 2012, es
decir, cuatro meses después de firmado el contrato y 25 días más tarde
la elección presidencial.
Alkino es una empresa dedicada a servicios financieros. Sin embargo,
-de acuerdo en el expediente integrado por el IFE- para cumplir con el
contrato con el PRI, no abrió sus cuentas. Sus directivos buscaron a
otra empresa que pudieran conseguir dinero rápido y disponible en
tarjetas bancarias. Para ello, subcontrataron a la firma Atama.
Este subcontrato fue por 66 millones 326 mil 300 pesos. Alkino obtuvo
el financiamiento necesario pagando una tasa de interés de 1.5 por
ciento mensual, pero sólo a partir de que se actualizara la última
entrega de las tarjetas bancarias.
En total, consiguieron 7 mil 851 tarjetas de las cuales regresaron 1
mil 373 por estar dañadas, según la versión del PRI validada por el IFE.
Quién estuvo encargado de estas transacciones fue Héctor Macías Díaz, subsecretario de Enlace Territorial del mismo PRI.
Pero al igual que las empresas anteriores, Atama también buscó el dinero en otro lado.
Ramón Morales, su representante legal, dijo que a su vez utilizaron a la firma Inizzio, la cual pertenece a su mismo grupo.
En su testimonio por escrito ante el IFE explicó que ésta última
contaba con mayor experiencia en servicios bancarios y contratación de
productos financieros además de tener una cuenta en Monex.
El Grupo Comercial Inizzio tiene un funcionamiento peculiar. Una de
sus características ha sido que opera con prestanombres y maneja
negocios tan disímbolos que van desde la compra de materiales eléctricos
como la renta de departamentos y la venta de equipo de cómputo a través
de empresas satélites más pequeñas.
En el año 2012, en la Primera Emisión de Noticias MVS conducida por
Carmen Aristegui, se mostró cómo operaban para proteger la identidad de
su dueño, José Luis Lozana Neyra, quien usa el nombre de Alejandro J.
Pérez Lizárraga.
Entre los prestanombres figura Juan Oscar Fragoso Monroy,
un joven quien se dedicaba a la albañilería y murió en un accidente de
motocicleta. De hecho, su nombre también apareció entre los supuestos
accionistas de Atama, la empresa contratada por Alikino para la compra
de tarjetas en Monex.
La incorporación de Inizzio dejó el esquema PRI-Monex de la siguiente manera:
Para atraer el dinero necesario, Atama pidió a ocho de sus clientes
liquidar sus deudas mediante depósitos en una cuenta bancaria a nombre
de Inizzio abierta en Monex, de acuerdo con la investigación del IFE.
Uno de esos clientes fue Grupo Comercial Cónclave, la empresa encabezada por Rodolfo David Dávila Córdova, “El Cónsul”,
operador del Cartel de Juárez. El 25 de mayo del 2012 aportaron 699 mil
500 pesos por “comisiones de venta”. El propio IFE lo inscribió así en
el dictamen de su auditoría.
Como
se mostró en la primera parte de esta investigación, Dávila Córdova “El
Cónsul”, aparece como apoderado de esa firma, la misma que junto con
Prodassa defraudó por 25 millones de dólares a la Cruzada Nacional contra el Hambre, uno de los programas más importantes del Gobierno Federal.
Grupo Comercial Cónclave –de acuerdo en el
expediente hecho por el IFE-, a diferencia de las otras ocho empresas
deudoras de Atama depositó el dinero en una cuenta en Monex a nombre de
Efra, otra de las firmas vinculadas a la compra directa de las tarjetas
de débito y, a su vez, a la familia Fraga vinculada al PRI.
En esa misma lista de empresas con supuestas deudas con Atama
–utilizadas para inyectar dinero en cuentas de Monex- también apareció
Akrópolis. Uno de sus socios mayoritarios ha sido César González
Rodríguez, nacido en Pachuca Hidalgo.
El nombre de esta persona también figura como socio de Grupo Comercial Cónclave.
El 21 de mayo de 2012, Akrópolis abonó 1 millón 409 mil pesos –en dos
pagos- en las cuentas bancarias utilizadas para las tarjetas de debito
utilizadas por el PRI.
De acuerdo con el resultado de la auditoría al PRI, Inizzio entregó a
Atama 9 mil 924 tarjetas bancarias de banca Monex, de las cuales 7 mil
851 estaban destinadas al PRI. Del resto no hay datos de su paradero.
La Unidad de Fiscalización del IFE notificó a la Unidad de
Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda que unas 1 mil 500
tarjetas pagadas finalmente por el Grupo Comercial Inizzio tuvieron
operaciones realizadas en el extranjero. Esto sucedió el 23 de enero del
2013.
Conoce la primera y la segunda parte de esta investigación especial
Fuente : Aristeguinoticias.
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