El cambio en la Secretaría de Hacienda muestra movimientos importantes dentro del equipo de Enrique Peña Nieto.
Fray Bartolomé en Reforma dice: “La caída
de Luis Videgaray es el cambio más importante que ha tenido el equipo de
Enrique Peña Nieto: se va el más cercano, el estratega, el que
avasallaba al gabinete, el intocable. De nuevo, el Presidente se mueve
por las decisiones de otros, no por las propias. Su gobierno es de
reacción, no de estrategia. El propio Peña había dicho que no había
plazos fatales para los cambios en el gabinete; la realidad es que éstos
se dieron, no los decidió”.
Bajo Reserva en El Universal comenta: “La
decisión de renunciar del hombre más poderoso del grupo del presidente
Enrique Peña Nieto fue vista por integrantes del gabinete presidencial
como un acto que permitirá curar las heridas que sangraron en los
últimos años. Nos explican que la salida de Luis Videgaray de la
Secretaría de Hacienda también es ponderada como una acción para evitar
un mayor desgaste y golpeteo de la oposición política a la figura
presidencial, afectada por la reciente visita a México del candidato
republicano a la Casa Blanca, Donald Trump”.
Trascendió en Milenio asevera: “Que tras
una larga conversación de madrugada con Luis Videgaray, el presidente
Enrique Peña Nieto decidió aceptar la renuncia del ahora ex secretario
de Hacienda, quien tomó esa decisión como un acto de responsabilidad
política y coherencia frente a la crisis que desató la visita del
candidato republicano, Donald Trump, ante la que el funcionario fue el
primero en dar la cara. Se sabe que en Los Pinos se lamentó la decisión
del hombre más cercano al Presidente, sobre todo porque durante su
gestión México cerró 2015 con la inflación más baja de la historia y un
aumento récord en los ingresos tributarios, además de haber sido el
artífice de la reforma financiera”.
Frentes Políticos en Excélsior señala:
“Después de aceptar la renuncia de Luis Videgaray como secretario de
Hacienda y Crédito Público, el presidente Enrique Peña Nieto aseguró que
asume de manera plena todas las decisiones que ha tomado a lo largo de
su administración y que todas tienen como objetivo central beneficiar a
los mexicanos. El mandatario nombró a José Antonio Meade como el relevo
de Videgaray, quien fue criticado fuertemente tras la visita a México
del republicano Donald Trump, pues se afirma que él tuvo la idea de
invitar al candidato presidencial estadounidense”.
Raymundo Riva Palacio en El Financiero
comenta: “Videgaray se reunió con el Presidente cerca de la medianoche
en Los Pinos para presentar su renuncia con carácter irrevocable. Peña
Nieto no quería aceptarla, pero la insistencia de su principal consejero
en la última década, lo persuadió, como también lo hizo para invitar a
Trump a México. Con él habló sobre el relevo idóneo, y dijo que junto
con él renunciarían el subsecretario Fernando Aportela, su número dos en
Hacienda, y Aristóteles Núñez, su eficiente jefe del SAT, que pese a
que creció profesionalmente con Meade, estaba identificado con
Videgaray”.
Lorenzo Meyer en Reforma analiza: “Para
neutralizar la previsible reacción negativa en México a la presencia de
Trump y ganar políticamente, era indispensable que EPN lograra que su
invitado se retractara de manera pública de alguna o de todas sus
opiniones y posiciones negativas sobre nuestro país y sus ciudadanos.
¿Pero quién en su sano juicio, con conocimiento, aunque fuese
superficial, de la personalidad de Trump y de la naturaleza de la
política electoral norteamericana, supuso que el personaje al que alguna
vez EPN comparó con Hitler y Mussolini iba a retroceder o modificar
públicamente sus pronunciamientos sobre los inmigrantes indocumentados
mexicanos”.
Ricardo Raphael en El Universal apunta:
“Luis Videgaray no renunció por haber promovido la visita de Donald
Trump a México, sino porque su candidatura presidencial dejó de ser
viable hace ya mucho tiempo. Está equivocado quien quiera ver esta
salida de la Secretaría de Hacienda como una aceptación del error. El
presidente Enrique Peña Nieto y algunos de sus colaboradores cercanos
aún defienden, sin cuestionar, lo que Hilary Clinton calificó como un
muy desafortunado incidente internacional”.
Julio Hernández López en La Jornada dice:
“No fue etiquetado Videgaray Caso como el secretario expiatorio y ni
siquiera se aludió de alguna manera a su papel como corresponsable
ejecutivo de la visita ignominiosa de Donald Trump a México. Es decir,
oficialmente se le removió por necesidades del servicio, por rediseño en
las áreas económicas, pero no por culpa alguna. Nada que ver la crisis
económica, el desempleo creciente, la reducción en las expectativas de
crecimiento, la inflación, la devaluación acumulada del peso ni el
restrictivo presupuesto de egresos que dejó listo para ser presentado
hoy”.
Martha Anaya en 24-Horas explica: Si nos
hubiéramos guiado exclusivamente por sus gestos, sus posiciones –a uno y
otro lado del Presidente– y por sus expresiones corporales, habríamos
asegurado que quienes salían del gabinete eran Luis Videgaray y Miguel
Ángel Osorio Chong. Sí, los dos poderosos funcionarios, los dos pilares
del gabinete con equipos confrontados en disputa por la sucesión:
Gobernación y Hacienda; Hacienda y Gobernación. Parecían haber tocado a
su fin.
José Woldenberg en Reforma comenta: “Muchos
se preguntaron entonces y se siguen preguntando cuál fue el disparador
de la invitación, el motivo para hacerla, los objetivos que se buscaban.
Y muy rápido empezó a circular la versión, al parecer cierta, que se
trataba de una propuesta de la Secretaría de Hacienda para “mandar una
señal de estabilización a los mercados y calmar los temores que existen
sobre los impactos en la economía mexicana de un eventual triunfo del
candidato republicano”.
Fuente : Aristeguinoticias.
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