Esto es lo que un grupo de periodistas italianos logró hacer con el narcotráfico, desmintiendo a Estados Unidos y a la ONU.
El pasado miércoles, y pese a ese enorme logro, el grupo anunció que debía abandonar sus investigaciones.
Ellos buscaron responder con todo el rigor posible una pregunta básica, central: ¿cuánta cocaína se produce en el mundo?
Lo que encontraron fue sorprendente: la cantidad de cocaína incautada en todo el planeta durante 2011
había superado el total de lo que se producía en la Tierra según EU y Naciones Unidas.
El dato era sorprendente, entre otras cosas, porque todas las políticas antidrogas se establecen basadas en esa cifra. Para saber cómo combatir el tráfico hay que saber cuánto se trafica.
La metodología difundida por los periodistas en el blog http://narcoleaks.wordpress.com/ fue simple: sólo reunieron la información pública —y sólo pública— de más de cien fuentes y sumaron las cantidades reportadas. El total dio 774 toneladas métricas de cocaína.
El asunto es que tanto el Departamento de Estado de la Unión Americana como la ONU aseguraban que la producción mundial total en aquel año había sido sólo de 700 toneladas. “Sería como si un granjero dijera que tenía un total de 10 pollos, y que un zorro le comió 12”, ejemplificaba Narcoleaks en su boletín de diciembre de 2011.
“¿Cómo es que la cocaína incautada y destruida pueda ser más que la producida?”, se preguntaba la organización.
No era un error mínimo. El precio por el “excedente” podía alcanzar, en las calles estadunidenses, un costo superior a los 740 millones de dólares.
Tampoco era el único fallo: El Departamento de Estado de EU había asentado que la cocaína que había llegado a su territorio era de unas 200 toneladas. Pero Narcoleaks encontró un reporte de la Guardia Costera de ese país en el que calculaba que 85% de las 771 toneladas de cocaína que habían entrado a EU habían arribado por mar. Sí, 771 toneladas: más que la producción mundial.
EU había dicho, además, que en toda Colombia se producían unas 290 toneladas de cocaína. Pero un solo narcolaboratorio detectado en octubre podía producir 292.
En medio de la guerra calderonista contra el narco, el estudio era de vital importancia, pero apenas se le dio difusión en México. De hecho, a la fecha no existen estudios así en nuestro país, donde las falsedades, las exageraciones y los sinsentidos campean entre las cifras de diversas dependencias. Lo revelado también fue grave por el poder que tiene Estados Unidas en las decisiones mexicanas sobre seguridad.
Y justamente, el que sí hizo caso fue el gobierno de Barack Obama. El Departamento de Estado alegó que mucha de la cocaína estaba rebajada. Era cierto, respondió Narcoleaks, pero incluso asumiendo los datos de EU seguían sin salir las cuentas. Había que considerar, además, que la organización de periodistas no había contado los decomisos menores a diez kilos.
EU argumentó también que mucha de la cocaína podía haber estado embodegada desde hace años. También era falso: la inmensa mayoría de decomisos se logró cuando la droga estaba en tránsito.
La administración Obama ya no respondió, pero “los datos de producción estimada básicamente desaparecieron” de los reportes anuales de EU.
Así pues, el silencio gubernamental ha llegado pese a que los datos disponibles muestran que los grupos criminales se están fortaleciendo.
Por esta razón es doblemente triste la suspensión indefinida de actividades anunciada el miércoles por Narcoleaks.
Este grupo —que no tiene vínculo ni con Wikileaks ni con el libro homónimo de Wilbert Torre— está conformado por cinco jóvenes periodistas y un académico. En total analizó más de cinco mil reportes sobre aseguramientos.
“Sólo utilizamos nuestra cabeza y los documentos que están disponibles para cualquier persona. Nada más. No hemos recibido ningún premio, o una palmada en la espalda, o un elogio. Nadie quiere poner un pie en este campo de minas, aunque siempre hemos dejado la puerta abierta a cualquier persona que sintió curiosidad. No descartamos la posibilidad de que nuestros datos estén equivocados.
Sin embargo, hasta la fecha nadie ha demostrado lo contrario de lo que evidenciamos. Pero continuar con este proyecto ha demostrado ser demasiado oneroso para periodistas jóvenes como nosotros. Por eso hemos decidido, de momento, suspender las actividades, hasta cuando tengamos la fuerza necesaria para afrontar este asunto de nuevo”.
Ahí está el narco, ahí está el silencio.
Fuente : Proceso
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