Desempleados ofrecen sus servicios a un costado de la Catedral metropolitana. Foto: Benjamin Flores |
En otras palabras, en el país suman 2.7 millones las personas que no encontraron empleo durante el periodo comprendido entre julio y septiembre pasados.
De acuerdo con el Inegi, la población desocupada es aquella que no trabajó siquiera una hora durante la semana en que se realizó la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), pero manifestó su disposición por hacerlo e hizo alguna actividad por obtenerlo.
Las entidades que reportaron las tasas de desocupación más altas fueron Tamaulipas con 7.7%; Durango, 7.0%; Tabasco, 6.5%; Baja California, 6.4%; Baja California Sur y Sonora, 6.2%; Estado de México y Tlaxcala, 6.1%; mientras que Nayarit y Sinaloa, con 6.0% cada una.
En contraste, las tasas más bajas en este indicador se reportaron en Campeche con 2.6%; Chiapas y Guerrero, 2.8% cada una; Oaxaca, 2.9%; Yucatán, 3.4%; San Luis Potosí, 3.5%; Veracruz, 4.2%; Morelos, 4.3%, y Quintana Roo 4.4%.
Según el Inegi, este indicador no muestra una situación de gravedad en el mercado de trabajo, sino más bien la presión que la población ejerce sobre el mismo, lo cual está influido por diversas situaciones, como son principalmente las expectativas y el conocimiento que tienen las personas que no trabajan sobre la posibilidad de ocuparse, así como por la forma como está organizada la oferta y la demanda de empleo.
Lo que no logra disminuir de manera notable es la precariedad de los empleos en el país, de acuerdo con los datos de subocupación e informalidad.
El Inegi informó que la población subocupada en el país fue de 4.2 millones de personas y representó 8.5% de las personas ocupadas, proporción menor a la del mismo periodo de 2012, que fue de 8.7%.
La subocupación es aquella condición en que el trabajador tiene la necesidad de trabajar más tiempo, lo que se traduce en la búsqueda de una ocupación complementaria o de un nuevo trabajo con mayor horario.
Por otra parte, en el periodo julio-septiembre, 29.3 millones de personas laboraron en la informalidad, lo que significó una disminución de 1.5% respecto de igual periodo de 2012 y representó 59.1% de la población ocupada.
Es decir, prácticamente seis de cada 10 personas ocupadas lo hicieron sin seguridad social ni salarios fijos y menos con prestaciones laborales.
O según la definición del Inegi:
“El trabajo no protegido en la actividad agropecuaria, el servicio doméstico remunerado de los hogares, así como los trabajadores subordinados que, aunque trabajan para unidades económicas formales, lo hacen bajo modalidades en las que se elude el registro ante la seguridad social”.
Por último, la estructura de la población ocupada fue la siguiente en el tercer trimestre:
De las 49.6 millones de personas que laboraron, 30.6 millones fueron hombres y 19 millones mujeres.
Al considerar a la población ocupada en relación con el sector económico en el que labora, 6.8 millones de personas (13.8% del total) se emplean en el sector primario, 11.9 millones (24%) en el secundario o industrial y 30.6 millones (61.6%) están en el terciario o de los servicios. El restante 0.6% no especificó su actividad económica.
Fuente : Proceso
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