PUEBLA, Pue. (proceso.com.mx).- A los 15 años, Jack Andraka, un
estudiante estadunidense de secundaria, logró un descubrimiento que
podría afectar a la millonaria industria del cáncer.
Nacido en Crownsville, Maryland, este joven inventó un sensor de
papel capaz de detectar en cinco minutos tres tipos de cáncer: el de
páncreas, el de ovario y el de pulmón.
Lo más increíble es que esta prueba tiene un costo de 3 centavos de
dólar, es 26 mil veces menos caro, 168 veces más rápido, 400 veces más
sensible que los métodos actuales para detectar el cáncer y además no es
invasivo.
“Pero lo mejor de todo es que se puede detectar el cáncer en las
etapas más tempranas, cuando alguien tiene casi 100 por ciento de
probabilidades de sobrevivir, y hasta el momento es más de 90 por ciento
exacto para detectar el cáncer”, dijo al presentarse en el Festival de
las Mentes Brillantes.
Andraka consideró que una vez que este sensor, de patente en trámite,
entre al mercado, los índices de
supervivencia del cáncer de páncreas,
que actualmente son de 5.5%, podrían pasar a casi el 100%.
“Y va a ser lo mismo para cáncer ovario y de pulmón”, agregó, “y
cambiando el anticuerpo, este mismo invento puede utilizar una proteína
diferente para detectar Alzheimer, otras formas de cáncer o VIH”.
Sin embargo, reconoció que su invento aún podría tardar entre 5 ó 10
años en lograr los permisos para comercializarse en Estados Unidos,
debido a las restricciones legales que existen en ese país para este
tipo de tecnologías.
Al presentarse como ponente en la Ciudad de las Ideas, el joven,
quien actualmente cuenta con 16 años, narró que fue cuando uno de sus
familiares murió de cáncer de páncreas, cuando se interesó por
investigar sobre esta enfermedad.
Con información que obtuvo de Google y Wikipedia, Andraka estudió las
8 mil proteínas que se encuentran en el torrente sanguíneo, hasta
entender que una de ellas, la mesotelina, se dispara en etapas
tempranas, en la sangre de las personas que enferman de cáncer de
páncreas.
Recordó que fue cuando estaba en una clase de biología, en la
secundaria, cuando tuvo una “epifanía” para dar con la forma de detectar
esa proteína.
La mecánica fue utilizar anticuerpos y entretejerlos en una red de
nanotubos de carbono, de modo que se obtiene un marcador que únicamente
reacciona a cierta proteína, explicó.
“Tan sencillo como hacer galletas de chocolate chip”, resumió.
De 200 solicitudes que envió a laboratorios de universidades, recibió
199 rechazos y sólo la Universidad de Johns Hopkins se interesó en
apoyar su proyecto.
Andraka habló sobre los obstáculos a los que se enfrentan los jóvenes
que se interesan en la ciencia, debido a que una gran parte de los
materiales sobre investigaciones no son accesibles para la mayoría.
“El mundo de la ciencia debería ser tan accesible como el mundo de la
cultura pop, como una canción que puedes comprar en un centavo”, dijo.
Agregó que incluso se puede considerar que existe una “aristocracia
del conocimiento”, si se toma en cuenta la limitante de que millones de
habitantes en el mundo no tienen acceso al internet.
Apuntó que la ciencia no debería ser un lujo, debería ser un derecho
humano fundamental, “el derecho de acceso a la información debe ser de
todos, no sólo de los que pueden pagar”.
“Las ideas no discriminan, las grandes ideas pueden llegarle a
cualquiera, incluso a un chico de 15 años que está en su clase de
biología, entonces ¿por qué habríamos de discriminar en el acceso al
conocimiento?, porque piensen ustedes si un chico de 15 años, que no
sabía lo que era el cáncer de páncreas, puede encontrar una manera de
diagnosticar el cáncer de páncreas, imagínense lo que podemos hacer
todos juntos”, finalizó el joven que fue ovacionado por los asistentes.
Este investigador “amateur” del cáncer ha ganado el premio Gordon E.
Moore de la Feria Internacional de Ciencia e Ingeniería de Intel y el
Premio Smithsoniano al Ingenio Estadounidense y es el orador más joven
de la Real Sociedad de Medicina en Estados Unidos.
Fuente : Proceso
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