La camioneta abandonada, una Grand Cherokee, fue encontrada por agentes de la Procuraduría de Justicia. En ese momento, el subprocurador Armando Amaro Vallejo indicó que el ataque iba dirigido a una persona –de quien no se proporcionó su identidad– y posteriormente, el propio Rendón Granados se presentó en la
Subprocuraduría para pedir que se investigara la agresión.
Presuntamente, Rendón Granados había sido amenazado por el crimen organizado debido a que se había negado a pagar “derecho de piso” por el que era extorsionado, y había sufrido un intento de secuestro antes de su asesinato.
A fines de agosto, las instalaciones de la empresa Macrivel (mayorista de cristales y vidrios), propiedad de Rendón, sufrieron un intento de asalto, además de que se registró un tiroteo. Dos hombres originarios del Distrito Federal y el Estado de México fueron detenidos.
El sábado por la tarde, Juan Rendón llegó al restaurante “Pampas” ubicado cerca de la Plaza de Toros en esta ciudad, y se sentó en una de las mesas ubicadas en la terraza.
Alrededor de las 7 de la noche, se acercó un hombre hasta el ventanal de la terraza, apuntó a la cabeza de Rendón y disparó en dos ocasiones. El empresario cayó muerto y un acompañante resultó herido.
Corporaciones estatales y elementos del Ejército se presentaron en el lugar y efectuaron un operativo en busca del responsable.
Fuente : Proceso
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