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domingo, 15 de noviembre de 2015

La indolencia envuelve la muerte de la niña Andrea Paola

Muchos misterios envuelven el caso de la niña de 10 años que falleció tras ejecutar un clavado en instalaciones del CNAR. En tanto que el titular de la Conade, Alfredo Castillo, se ha negado a dar detalles del caso con el argumento de que éste es investigado por las autoridades; el director del centro deportivo, Jesús Camacho, ordenó a sus trabajadores una secrecía total. Por lo pronto, no se sabe si Andrea Paola se hallaba capacitada para realizar prácticas de alto rendimiento, por qué no había un médico del lugar que la atendiera de inmediato y a qué se debe que el entrenador se encontraba ausente de su trabajo cuando la menor se desvaneció.

                        
                                Las instalaciones del CNAR. Foto: Benjamin Flores

MÉXICO, DF (Proceso).- En medio de la euforia desatada por el regreso de la Fórmula 1 a México, una clavadista menor de edad, usuaria externa del Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento (CNAR), falleció luego de entrenar en el referido complejo que opera y administra la Conade, dirigida por Alfredo Castillo.



El 28 de octubre, Andrea Paola Larios, de 10 años, realizaba sus prácticas en el grupo que está a cargo del entrenador Jorge Carreón, quien se hallaba ausente cuando ella perdió el conocimiento. En los videos que tiene la Conade se observa que la pequeña ejecutó un clavado sencillo de una vuelta y media, sin grado de dificultad, desde el trampolín de tres metros, y que al salir de la fosa del pabellón acuático se sentó y dijo a la asistente del entrenador que sentía dolor de cabeza y mareos. En seguida, la niña se desvaneció.

De acuerdo con el expediente CI-IZP/IZP-6/U1-1S/D/1864/10-2015, Andrea Paola L. fue atendida primero por la doctora Berenice Ambriz, quien arribó al lugar ocho minutos después del desmayo. La clavadista perdió la vida a las 19:50 horas en el ISSSTE Hospital Regional Ignacio Zaragoza, adonde fue trasladada por una ambulancia del mismo nosocomio.

El día 29, mientras se realizaba la autopsia, el director general de la Conade se encontraba a sólo unos metros del CNAR, conviviendo y tomándose fotografías –uno de sus grandes pasatiempos– con los pilotos de la Fórmula 1, en tanto acompañaba en caravana al presidente Enrique Peña Nieto, quien también fue a recorrer el circuito del Autódromo Hermanos Rodríguez.

Ninguna autoridad de la Conade acudió al funeral de la niña.

A su vez, los padres de Andrea Paola, quienes hasta ahora no han querido hablar ni manifestarse públicamente, ya emprendieron acciones legales en la PGR contra quienes resulten responsables por negligencia médica, pues aseguran que su hija no fue atendida oportunamente.

En el CNAR, como en Villas Tlalpan y el Centro Paralímpico Mexicano (Cepamex), operados directamente por la Conade, la actividad de un médico de guardia comienza a las 7:00 y concluye a las 20:00 horas. Mas si llegase a salir con alguna delegación deportiva, el CNAR únicamente dispone de un doctor que puede sustituirlo, pero sólo hasta el mediodía.

Cinco días después del trágico episodio, la Confederación Nacional del Deporte (Conade), en voz de su titular Alfredo Castillo, comunicó que la causa de esa muerte fue un paro cardiorrespiratorio ocasionado por una fractura de cervicales.

Entonces –en pleno Día de Muertos y una vez terminada la Fórmula 1–, la Conade difundió una tarjeta informativa en la que lamentaba el deceso, y el miércoles 4, en conferencia de prensa, Castillo insistió en que se trató de “un lamentable accidente”, ante el que habría sido “prácticamente imposible que la atención médica hubiera podido revertir el resultado final.

“…Y perdón por la comparación que voy a hacer –continuó–, pero los doctores nos decían que el daño en las cervicales al momento de caer es muy parecido con lo que sucedió (en mayo pasado) con El Perro Aguayo cuando tuvo el incidente en las luchas, que era una mecánica de lesiones muy similares.”

Sostuvo que por tratarse de una usuaria externa –lo cual significa que no residía ni estudiaba en dichas instalaciones–, Andrea Paola no tenía seguro de gastos médicos.

Sin embargo, de acuerdo con la Ley General de Cultura Física y Deporte y su reglamento, el deportista talento debe estar asegurado, sin importar su condición de “externo”, aunque al parecer hoy no cuenta con esa prestación porque meses atrás la Conade cambió de aseguradora.

Hasta la fecha, la confederación no ha confirmado quién fue el médico adscrito al CNAR que atendió a Andrea Paola ni ha justificado la falta de una ambulancia en dicho centro.

Las causas del accidente, indicó el organismo, deberán determinarlas las autoridades competentes, “para la cual la Conade ha brindado todas las facilidades, así como la información solicitada hasta su esclarecimiento (…) Para no interferir en las investigaciones, la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte ha evitado emitir cualquier pronunciamiento”.

Tampoco ha explicado si la niña pagaba por el uso de las instalaciones del gobierno federal o entrenaba gratis, ni ha oficializado los derechos que tenía Andrea Paola, cuya hermana mayor, Brenda Alejandra, es otro talento deportivo, ya que ha obtenido varios premios y medallas y fue deportista interna del CNAR de enero a agosto de 2013.

Proceso buscó al entrenador Jorge Carreón desde el 30 de octubre llamando a su celular. No quiso declarar con el argumento de que iba manejando, y pidió que se le llamara a las 15:00 horas de ese día. Para entonces, ya había desactivado el celular.

Cerrazón y amenazas

En su comparecencia ante senadores y dipu­tados el jueves 5, Castillo no se refirió a la responsabilidad que tienen la Conade y los servidores públicos por la integridad física y la salud de los deportistas externos e internos que hacen uso de un espacio público del gobierno federal.

El caso de Ana Paola se agrava porque al producirse el percance, el director del CNAR, Jesús Camacho, no se encontraba en el lugar en horas laborales.

En cambio, desde el día del percance, en el CNAR se dictó línea de absoluta secrecía, pues de acuerdo con testigos, Jesús Camacho Domínguez literalmente encerró a las personas que presenciaron el desvanecimiento de la menor para prohibirles hablar del caso, al grado de advertirles que intervendrían todos los teléfonos de los trabajadores para constatar que, en realidad, no hubiera fugas de información.

Además, en tanto que los rondines de los elementos de seguridad se incrementaron en todo el inmueble, los niños y jóvenes deportistas se ven obligados a abandonarlo en cuanto terminan sus entrenamientos.

El mismo silencio prevalece en otras instancias: En la PGR se niegan a dar informes. Para variar, el jefe de los Servicios de Análisis e Información del ISSSTE, Manuel Antonio Pérez, se comprometió a entregar el parte médico, y días después dijo encontrarse en una reunión, que regresaría la llamada telefónica en 15 minutos, pero nunca lo intentó.

Hasta ahora no se sabe qué funcionario o autoridad de la Conade otorgó los permisos para el ingreso de la pequeña clavadista al CNAR con el fin de integrarla a un equipo que, bajo las órdenes de Jorge Carreón, desarrolla un programa técnico de alto rendimiento.

De acuerdo con el metodólogo Vladimir Ortiz, quien fue director de alto rendimiento de la Conade en la gestión de Bernardo de la Garza, para dimensionar la gravedad del accidente habría que determinar con precisión los ángulos de entrada al agua y el grado de experiencia de la niña en las ejecuciones de su rutina.

No obstante, advirtió: “No conozco antecedentes de cosas semejantes en condiciones normales en la ejecución de un clavado. Hay deportistas que en plataforma, desde el punto de vista mecánico, han entrado en un ángulo incorrecto y sufren traumatismo, pero no tengo conocimiento de reportes de la naturaleza” de lo ocurrido a Andrea Paola.

Ortiz se dice extrañado porque considera que no son frecuentes las lesiones en los niños que practican clavados. Según el metodólogo, en esta disciplina el riesgo es menor si se le compara con la gimnasia. Y estima que la velocidad aproximada en la caída del trampolín de tres metro es de 10.6 metros por segundo.

Por último, confirma que en sus tiempos en la Conade los deportistas, externos e internos, contaban con seguro de gastos médicos, y que todo lo ocurrido dentro de las instalaciones es responsabilidad de la institución.
Fuente : Proceso.

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