MÉXICO, D.F. (apro).- Miles de personas salieron a manifestarse en las principales ciudades de Brasil en demanda de mejores servicios públicos, mayores inversiones en educación, salud y
saneamiento, así como en contra del despilfarro en eventos deportivos
como la Copa Confederaciones y el próximo Campeonato Mundial 2014.
Las movilizaciones más numerosas se dieron en Sao Paulo, Río de Janeiro, Brasilia y Belo Horizonte.
Unas
100 mil personas se manifestaron en Río de Janeiro y unas 65 mil en Sao
Paulo, de acuerdo con reportes oficiales. En Belo Horizonte, se habrían
juntado unas 30 mil personas según los organizadores.
Se trata de
las más nutridas protestas callejeras en 21 años en Brasil. Las últimas
grandes movilizaciones
fueron en 1992 contra la corrupción del gobierno
del expresidente Fernando Collor de Melo, quien renunció durante su
juicio político ante el Senado.
Afuera de la sede del Congreso de
Brasilia, Bruno Pastrana, estudiante de 24 años declaró: “Llegamos a la
casa del pueblo. Es el primer paso para demostrar que no somos un pueblo
muerto, pensaban que pararíamos para ver el futbol pero Brasil no es
sólo eso”.
Los inconformes cantaron el himno brasileño y lanzaron
consignas como: “Brasil se jodió, el pueblo apareció”, y “Soy brasileño
con mucho orgullo”. Unas 5 mil personas rodearon la sede del Congreso,
según la policía.
“Vine porque quiero que Brasil despierte. No es
sólo por los pasajes, sino porque la educación y la salud son malas”,
dijo Diyo Coelho, de 20 años, quien marchaba en Sao Paulo junto con un
grupo de amigos y llevaba flores en las manos.
El pasado jueves,
una violenta represión ejecutada por la policía militar contra una
movilización convocada por el Movimiento Pase Libre dejó 230 personas
detenidas y numerosos heridos.
Este lunes, la presidenta Dilma
Rousseff, quien fue abucheada durante la inauguración de la Copa
Confederaciones que hoy lunes cumplió su tercera jornada, declaró:
“Las
manifestaciones pacíficas son legítimas y propias de la democracia; es
propio de los jóvenes manifestarse”, dijo en un comunicado.
Las
protestas comenzaron en Sao Paulo a raíz del alza del boleto de autobús,
tren y Metro de 1.5 a 1.6 dólares, días antes del inicio de la Copa
Confederaciones, un ensayo general del Mundial 2014 entre los campeones
de cada continente, en seis ciudades del país, lo cual le ha dado a las
protestas una fuerte visibilidad dentro y fuera de fronteras.
La
ola de descontento se expandió rápidamente a otras ciudades y la causa
se amplió a denuncias contra los 15 mil millones de dólares destinados
por el gobierno para el Mundial 2014.
Los manifestantes piden que ese dinero se canalice para vivienda digna, salud y educación públicas de calidad.
Contrario
a Dilma Rousseff, el ministro brasileño de Deportes, Aldo Rebelo,
advirtió que el gobierno no tolerará manifestaciones que perturben la
realización de los partidos de la Copa Confederaciones.
Las
protestas ocurren en un momento de magro crecimiento económico en Brasil
(0.6 por ciento en el primer trimestre) y una inflación en alza (6.5
por ciento anual en mayo, el techo de la meta oficial).
Recientes
encuestas señalaron por primera vez una caída en la aprobación del
gobierno de Rousseff, sobre todo entre los más jóvenes y más ricos.
Fuente : Proceso
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