Al respecto, Hernán Gómez, especialista en temas de América Latina y y autor del libro Lula, el Partido de los Trabajadores y el dilema de gobernabilidad en Brasil, dijo que el país “vive una ruptura del orden constitucional y legal, yo no le llamaría golpe de Estado, porque eso en América Latina tiene una connotación muy particular, tiene que ver con la intervención de la cúpula militar”.
Refirió que se trata de “golpes suaves, modernos, quien interviene es el poder judicial, o en este caso el legislativo, toma una decisión mayoritaria, pero en realidad no hay crimen de responsabilidad, son faltas administrativas, que no constituyen razón suficiente para proceder a un juicio político”.
Recordó que acusan a Dilma “de los llamados decretos suplementarios, que se habrían firmado después de una decisión del Tribunal de Cuentas de la Unión que los prohibió, está aplicando la ley de forma retroactiva; el otro es las llamadas ruedas fiscales, cuando el gobierno transfiere dinero público a los bancos, y los bancos los transfieren a los beneficiarios de programas sociales. ¿Qué pasó?, el gobierno transfirió tarde esos recursos, el gobierno entraría en una situación de deuda con los bancos, deuda no autorizada por el Congreso”.
Sin embargo, enfatizó que “es el retraso en un pago, pasa aquí, pasa con cualquier gobierno, ¿qué gobierno no se retrasa en sus pagos?”.
Apuntó que el “tono en que muchos diputados se burlaban de Dilma y de Lula en la tribuna, habían preparado carteles que decían ‘Chao querida’, que son las palabras que utilizó el propio Lula, que muestran un poco la poca objetividad realmente que tenían estas personas para conducir un proceso así”.
La votación para el proceso de juicio político en el Congreso de Brasil “fue un circo, que mostró el nivel de la clase política brasileña en su mayoría. Los políticos subiendo a la tribuna a decir que votaban por el impeachment en nombre de Dios, y en nombre de su tía y su abuelita que los están viendo, como si fuera un programa de ‘En Familia con Chabelo’, el sistema político es muy disfuncional en Brasil”.
Lo que hicieron fue “una suerte de voto de censura, que existe en los regímenes parlamentarios… en la Constitución brasileña existe en revocatorio de mandato, podrían haber hecho algo así, pero es un proceso más largo y complicado”.
Señaló que “el proceso en el que se metieron es una vergüenza para un país como Brasil que hasta hace poco todavía aparecía internacionalmente… los deja muy mal parados”.
También “hay un contexto internacional económico desfavorable”.
“No es casual que de los 20 empresarios que se han investigado, ninguno sea extranjero, todos brasileños”, dijo.
La izquierda en América Latina “está entrando en una fase de retracción, hay una cierta normalización en la región, donde los gobiernos de izquierda que se están yendo, puedan regresar por la vía de las urnas. Aunque también veo riesgos con lo que ha pasado en países como Praguay. Hay un hilo conductor, la corrupción está siendo un tema cada vez más general, la izquierda sí tiene que sacar lecciones de esto… se confiaron mucho”.
No obstante, indicó que “Lula no está muerto, no está vencido, vamos a ver qué tanta capacidad tiene para movilizar a sus bases”.
En tanto, Yizbeleni Gallardo, analista política, dijo que “estamos enfrentando algo que no hemos visto antes, estamos hablando de un golpe de Estado civil, tal cual lo dijo la propia Dilma. Civil, porque no tenemos involucrado al Ejército por el momento, pero sí es un golpe de Estado civil por una falta administrativa, totalmente fuera de proporción”.
“La confrontación se está dando también en las calles, porque tenemos a la sociedad brasileña profundamente dividida, tenemos las movilizaciones impresionantes de millones de personas en varias ciudades, ocho-nueve ciudades en Brasil, tan multitudinarias para el respaldo de la administración de Dilma, como multitudinarias son para su Constitución”, expuso.
Por lo que “nos estamos enfrentando a un proceso de destitución, un golpe de Estado, sino también a un proceso de atomización y de desestabilización en Brasil, que yo considero que va a infectar a la región”.
Es un “claro ataque a los procesos de unificación de Sudamérica y también a América Latina. Es un fuerte golpe al Mercosur, y por consecuencia al Unasur. Brasil es el eje comercial de los países que son miembros”.
Explicó que ve “un período muy difícil no sólo para Brasil, sino para América Latina… lo que vamos a ver en Brasil es muy agresivo, no sé si necesariamente violento, pero sí muy agresivo”.
Fuente : Aristeguinoticias.
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