(Foto: Cuartoscuro)
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En ocasión del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, refirió que aunque el IMSS no cuenta con registros ni estadísticas (apenas se está reconociendo que las afecciones por factores psicosociales son causadas por el entorno laboral y que originan incapacidad, ante lo cual, su posible indemnización también está en proceso), estudios de la FM muestran que entre 30 y 60 por ciento de los trabajadores en México padecen estrés laboral, dependiendo de la actividad y el lugar.
Un avance dentro de la Reforma Laboral es la incorporación, a la tabla de enfermedades presente en el Título Noveno de la Ley Federal del Trabajo, de algunas patologías y factores de riesgo que no estaban contemplados, abocados al área psicosocial, como el estrés crónico y la fatiga, de los cuales se había argumentado que “no había suficiente evidencia epidemiológica”, explicó.
La académica del Departamento de Salud Pública de la entidad universitaria dijo que la falta de seguridad social también genera estrés. El derecho a la atención médica no es sinónimo de seguridad social, el derecho a incapacidad por un riesgo laboral está dentro de ella, pero un trabajador por honorarios no la tiene, aclaró.
“Es importante, porque si la ley no contempla que tengo fatiga o estrés severos, nadie me incapacitará y no me recuperaré. Este reconocimiento no ocurre aún en México, pero poco a poco tiene que cambiar la situación para este tipo de patologías”, remarcó.
Estas afecciones son más frecuentes en personal administrativo, que no es de base, está contratado por honorarios y que difícilmente tiene tiempo de terminar su labor en ocho horas, así que sus jornadas se amplían a 11 o 12. En empresas privadas el agotamiento emocional tiene mayor prevalencia entre ese tipo de personal y el subcontratado, subrayó
Epidemiológicamente, el estrés crónico está muy estudiado en otros países y se agudiza en personas dedicadas a contestar teléfonos, que laboran en servicios bancarios, en áreas de quejas, cuidando a enfermos incapacitados y graves, o entre quienes realizan actividades monótonas.
De no lograr una atención, alertó Paz Román, la situación puede desembocar en padecimientos como depresión, ansiedad, insomnio, trastornos gastrointestinales, úlceras e incluso disminución de la respuesta inmunológica, además de infecciones frecuentes, abuso de drogas, alcohol y hasta el suicidio, en casos extremos.
Fuente : AristeguiNoticias.
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