Jóvenes encapuchados durante los disturbios del 2 de octubre. Foto: Octavio Gómez |
En un comunicado subido a la red ContraInfo, un sitio ligado a la difusión de acciones anarquistas y “libertarias” en todo el mundo, se pregunta:
“¿Por qué ahora se preocupan de que no tengamos rostro, si antes de que nos lo tapáramos para ustedes no existíamos?”
Publicado el pasado sábado 5, la agrupación justifica la violencia durante los disturbios registrado durante la
marcha del 45 aniversario de la matanza de Tlatelolco.
“Atacar la propiedad privada -y a sus guardianes serviles- es reivindicar la superioridad de la vida sobre la dictadura de los objetos. Nosotros atentamos, no contra tal banco, no contra tal comercio, atacamos una lógica; atacamos a la asesina dictadura del mercado”, dice.
Y añade:
“El poder nos teme, tiene motivos, rompimos una vez más su tan preciada paz social, y tratan de aplastarnos reduciéndonos a: “halcones”, grupos de choque, vándalos irracionales. Nos tardamos, pero con la rabia y la dignidad intacta, nosotros, como encapuchados y subversivos que con firmeza combatimos el 2 de octubre, aventamos nuestras palabras.”
Sobre su identidad responden:
“No pregunte quienes somos, los encapuchados nunca lo revelaremos, nos importa una mierda su mundillo de rostros y de fama. Pero fíjese en los chicos ‘normales’ en la parada del camión, parece que esperan el autobús de ruta, mire con atención al compañero callado del pupitre de a lado, a la chica cortés del escritorio de enfrente, al amable empleado del restaurant.
“No tenemos rostros, no tenemos voceros, aunque si palabra”, aseguran.
De acuerdo con el mensaje, los encapuchados del 2 de octubre han participado en Oaxaca durante los enfrentamientos de la APPO en 2006; durante la Cumbre de Guadalajara en 2004; incluso en el desalojo de maestros en la Plaza de la Constitución el 13 de septiembre pasado.
“Estamos hartos de tener que esperar. Estamos hartos de que nuestros muertos se pudran en el olvido, o detrás de esos discursos aburridamente-repetitivos al final de mítines de marchas incoloras. La lucha callejera no espera, grita por la venganza del pasado, por la pasión del presente, y por la negación que abre el camino al futuro. (…) Ante la embestida represiva, levantemos la capucha, mantengamos la furia en las calles y cultivemos nuestras conciencias. (…) El espectáculo ha muerto. No nos dejaron soñar, ahora no los dejaremos dormir. Se acabó la paz. Ahora el mundo nos pertenece”, puntualizan.
Fuente : Proceso
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