MÉXICO, DF (apro).- En la marquesina del Teatro Blanquita aún se anuncia en letras grandes la presentación del grupo de rock Víctimas del Doctor Cerebro, que actuó en el legendario espacio el pasado 30 de octubre dentro del 3D Monster Tour Día de Muertos y celebró así su XXVI aniversario.
El Teatro Blanquita en su época de oro. Foto: Ignacio Sánchez Mendoza
Del lado derecho de su ubicación en Eje Central Lázaro Cárdenas 16, casi pegado a la calle de Mina, en una manta con fondo verde neón un monstruo grita: “Llegó el día”.
No pareciera anunciar la presentación de Víctimas sino el ya inminente cierre del enorme teatro que por décadas vio desfilar a cómicos, vedettes, cantantes afamados, grupos, obras de teatro, comedias, musicales, teatro de cabaret, de carpa e incontables espectáculos.
El comunicado de Genera música y Showtime, ahora exoperadores del teatro, es escuetísimo:
“…informan que, por así convenir a sus intereses, a partir del 31 de octubre del presente año dejaron de operar el Teatro Blanquita”.
Y así, sin más, agradecen “al público, a la comunidad artística y a los medios de comunicación el apoyo y confianza brindados a lo largo de todo este tiempo en el que tuvieron la oportunidad de producir y presentar espectáculos en el emblemático Teatro Blanquita”.
Incluso desean “lo mejor” a quienes continúen presentando artistas como se ha hecho durante más de 55 años.
No se aclara cuál será el futuro del teatro, si es que lo tendrá, pero la noticia de un “cierre definitivo” y hasta posible “demolición” corrió como mecha encendida.
En el Sistema Ticketmaster no se venden más boletos para el lugar y se dan por canceladas las presentaciones del grupo Citizens!, de este viernes 6, y las del espectáculo Frida musical, de la actriz y cantante Itatí Cantoral programada con funciones dobles para los días 13, 14, y 15 de noviembre.
Las taquillas del teatro están cerradas, y los guardias de seguridad que se encuentran en el interior desconocen qué pasará con el teatro, que otrora formó parte de un conjunto de espacios que engalanaban la noche en la zona de Garibaldi: El Salón México, que ahora recuperado, se convirtió en La Nana Fábrica de Artes y Oficios; el Teatro Folies Bergere, en el Eje Central, donde actuó Cantinflas, y el teatro burlesque incendiado hace ya más de una década también en el Eje Central casi esquina con República de Ecuador.
Las luces, la farándula han sido reemplazadas por el deterioro urbano y la degradación, y en cualquier esquina se encuentran grupos de indigentes, “escuadrones de la muerte” que la gente observa con desdén o finge no verlos.
La misma plaza que antecede al Teatro Blanquita en el Eje Central y en cuyo centro estuvo por años la estatua del prócer y mártir poblano Aquiles Serdán, es la morada de decenas de teporochos que se han instalado ya con todo y cobijas. La imagen del revolucionario fue cambiada hacia un lado de la plaza para ceder su lugar a la imagen, con todo y vestido ajustado, de María Victoria, que pareciera a punto de dar su clásico pujidito. La cantante no tardó en expresar su pesar a los medios de comunicación ante el anuncio del cierre de El Blanquita.
Patrimonio perdido
Fue la empresaria, bailarina y productora Margo Su quien fundó el Teatro Blanquita, primero como Salón Margo, en la década de los cincuenta y luego, tras la demolición del primero, obligada por el “regente de hierro” Ernesto P. Uruchurtu, lo rehízo ya como Teatro Blanquita.
En Días de guardar describe Carlos Monsiváis el peso que tuvo en el descanso y divertimento del fin de semana:
“Sábado en la noche en el teatro Blanquita. La experiencia se deja preceder por una visión rápida, simultánea. Aquiles Serdán fue un héroe, hoy es una febril concentración, un fluir azaroso y despiadado, fluir que viene de San Juan de Letrán y se dirige a Santa María la Redonda, fluir que es una calle y una multitud impregnada del fulgor que suele acompañar al desengaño, la obviedad, la burla. El teatro Blanquita es un recinto sacro o mejor popular, la confusión entre la mera insistencia y la tradición. El Blanquita es un almácigo, una alhóndiga, el sitio de la preservación y del rescate de todo lo rescatable y preservable: una canción, una seña significativa, un refrán.”
Y hace una larga lista de los nombres que pisaron el escenario, desde intérpretes como Toña La Negra, hasta cómicos como Pompín Iglesias Jr., Amparo Arozamena, Mantequilla y Borolas, “con esos nombres de guerra aún olorosos a carpa”, porque durante un tiempo El Blanquita fue una especie de reducto de aquel género.
Margo Su murió en julio de 1993 y con ese motivo el especialista en patrimonio cultural Francisco Vidargas escribió un texto en El Gallo Ilustrado, en el cual recordó su trabajo como empresaria con la fundación, en 1968, del Blanquita “que alcanzó con ella su máximo esplendor”.
Como colaborador del Consejo del Centro Histórico, Vidargas organizó en 1988 un encuentro entre historiadores, escritores y artistas, como Luis Reyes de la Maza y Enrique Alonso “Cachirulo”, incitó a Margo Su y a Monsiváis y se pensó en realizarlo en el propio Teatro Blanquita, pero los empresarios del lugar le negaron la entrada, por lo cual finalmente se hizo en el Lírico ubicado en la calle de República de Cuba.
Entrevistado por apro en torno al cierre del Blanquita, Vidargas expresa que la pérdida es un tema del patrimonio cultural tangible del Centro Histórico de la Ciudad de México. No es que el edificio que alberga al emblemático teatro sea de carácter artístico o histórico, es el teatro en sí lo que lo hace valioso y fue lo que se abordó en aquella charla a finales de los años ochenta.
Desde entonces, lamenta, ya venía a menos, “se desvirtuó esa esencia y presencia de los grandes artistas mexicanos. Lo más importante que hubo en tiempos recientes fue la presencia de Chabela Vargas, fue de los últimos “momentos luminosos de El Blanquita, luego de que había tenido tanta buena gente, artistas populares mexicanos, eso era lo importante, esta presencia cultura del teatro popular mexicano.
Hace un año, el comediante Héctor Suárez inició su serie de presentaciones de despedida con el espectáculo ¡Estoy loco…! Y por años se presentó El Tenorio Cómico.
Fuente : Proceso.
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