MÉXICO, D.F. (apro).- El domingo fueron los discursos y los aplausos
por la reforma hacendaria y su énfasis en la seguridad social y la
protección a la población de menores recursos.
Pero a partir de
este lunes, cuando especialistas fiscales y empresarios –que se dicen
los más perjudicados, porque la reforma desincentiva la inversión y la
creación de empleos– empezaron a adentrarse en el análisis de los
pormenores de la reforma, ya se levantan voces de rechazo que auguran un
álgido debate público en torno de la propuesta fiscal del gobierno de
Enrique Peña Nieto.
Durante el día, los dirigentes nacionales de
prácticamente todas las organizaciones empresariales estuvieron
en los
medios de comunicación, en la radio sobre todo, y como una sola voz
reprobaron la iniciativa.
“No es la reforma que esperábamos”. “Con
mayor carga fiscal quién va a querer invertir en México”. “Está bien
que se proteja a los más pobres. Es necesario. Pero es un error
perjudicar al sector productivo, a los que invertimos, movemos la
economía y creamos empleos”. “La reforma se carga sobre los que siempre
pagan impuestos”
Esos fueron algunos de los reclamos en que coincidieron representantes empresariales.
Pero
el debate apenas empieza, toda vez que no ha habido tiempo para el
análisis profundo de la reforma hacendaria, cuyos textos apenas fueron
liberados la noche del domingo, luego de la presentación oficial en Los
Pinos.
Independientemente de que tengan o no razón los que se
dicen afectados –entre ellos, las personas físicas con ingresos de 500
mil pesos anuales, o mensuales de 41 mil 666 pesos, que pagarán una tasa
de 32% de ISR–, lo cierto es que la iniciativa de reforma fiscal no
propone cambios a la actual Ley del Impuesto sobre la Renta, sino su
sustitución por una nueva ley.
Y ésta, una vez que la iniciativa
gubernamental propone la eliminación del Impuesto Empresarial a Tasa
Única y el Impuesto a los Depósitos en Efectivo—, lo que hace es
eliminar los hoyos, las lagunas y las vías de elusión fiscal que
permitían pagar a las empresas tasas mínimas de ISR, y que con aquellos
impuestos se trataba de frenar.
La exposición de motivos de la
nueva ley es puntual: “La estructura del ISR vigente contiene diversos
regímenes preferenciales y tratamientos de excepción que generan
distorsiones, restan neutralidad, equidad y simplicidad, y generan
espacios para la evasión y elusión fiscales derivando en una importante
pérdida de recursos fiscales.”
También: “Los tratamientos
preferenciales hacen complejo su control, lo cual se traduce en mayores
costos de administración y fiscalización para la autoridad. Los
regímenes especiales provocan opacidad respecto de los beneficiarios de
las disposiciones fiscales, dando lugar a que en muchas ocasiones sean
aprovechados por personas diferentes de la población objetivo.”
Con
base en ello, la nueva ley establece medidas que, desde ahora, hacen
gritar a los empresarios. De una revisión preliminar, sobresalen las
siguientes:
-Se elimina la deducción inmediata de las inversiones
de los bienes nuevos en activos fijos. La ley actual permite deducir al
100%, en el mismo año en que se haga ese tipo de inversión. Ahora la
deducción deberá hacerse a través de los años de la vida útil del bien.
-Las
empresas no podrán deducir de manera anticipada, como ahora, las
aportaciones que realizan para la creación o incremento de las reservas
destinadas a fondos de pensiones o jubilaciones, complementarias a las
que establece la Ley del Seguro Social, así como de primas de antigüedad
en los términos de la misma Ley. La nueva ley establece que dichas
aportaciones deben deducirse en el momento en que la empresa realice una
erogación real a favor de sus trabajadores.
-Una vez que
desaparezca el Impuesto a los Depósitos en Efectivo, si se aprueba la
iniciativa, de todas formas los bancos y demás instituciones financieras
deberán informar a la autoridad recaudatoria (SAT), una vez al año,
sobre los depósitos en efectivo que reciban los contribuyentes en
cuentas abiertas a su nombre cuando el monto acumulado supere los 15 mil
pesos mensuales.
-Los vales de despensa sólo serán deducibles
cuando “se otorguen a través de monederos electrónicos autorizados por
el SAT, con lo cual se logrará un control de quién es el beneficiario
efectivo de los vales y asegurarse que sea él quien los utilice. Con
esta mecánica, se pretende evitar que los vales de despensa se utilicen
indebidamente como un instrumento de cambio o de transacción comercial.
-Las
empresas sólo podrán deducir 41% —y no el 100% vigente— de las
remuneraciones exentas otorgadas al trabajador, como la previsión
social, cajas y fondos de ahorro, pagos por separación, gratificación
anual, horas extras, prima vacacional y dominical, participación de los
trabajadores en las utilidades (PTU) de las empresas, entre otros.
-Ya no serán deducibles las cuotas al IMSS a cargo de los trabajadores y que son pagadas por los patrones.
-La deducción en la compra de automóviles baja de los 175 mil pesos actuales a 130 mil pesos por unidad, sin IVA.
-La deducción por la renta de automóviles baja de los actuales 250 pesos diarios a 200 pesos.
-Se elimina la deducción del 12.5% en el consumo en restaurantes.
-Desaparece
el régimen de sociedades cooperativas de producción, que se desvirtuó
al grado de utilizarse para pagar un ISR muy bajo o no pagarlo.
-Las
empresas que se dedican a la construcción y venta de desarrollos
inmobiliarios ya no podrán deducir el costo de adquisición de sus
terrenos en el ejercicio en que los adquieren. Tampoco podrán deducir
las erogaciones estimadas relativas a los costos directos e indirectos
de las obras realizadas o de la prestación del servicio.
-Las
empresas mineras ya no podrán deducir en un solo ejercicio el total de
los gastos que realicen por concepto de exploración y cuantificación de
nuevos yacimientos en periodos preoperativos, sino sólo 10% por año.
-Los dividendos que las empresas pagan a sus dueños, ahora exentos, serán gravados con 10%.
La
lista es enorme, de la que se seguirá informando, pero vale la pena
apuntar el régimen propuesto para el sector agropecuario, que sin duda
será uno de los más polémicos.
Actualmente, dice la exposición de
motivos de la nueva ley del ISR, los contribuyentes del sector primario
pagan una tasa de Impuesto Sobre la Renta menor en 30% a la que paga
todo mundo; están exentos de pagar hasta 20 salarios mínimos al año,
siempre y cuando sus ingresos no excedan las 20 veces el salario mínimo
por año; las personas físicas del sector que tengan ingresos hasta por
40 salarios mínimos al año, están exentos del ISR, y pueden comprobar
sus gastos sin comprobantes fiscales.
Y por si fuera poco, dice el
documento, cuentan con los beneficios de los programas de gasto público
directo en apoyo a sus actividades.
Sin embargo, dice la
iniciativa, “con el tiempo se han detectado distorsiones y
cuestionamientos de inequidad entre los contribuyentes del sector
primario y del régimen general, tanto en el caso de personas morales
como físicas.”
Por tanto, desaparece el trato preferencial, y los
contribuyentes del sector primario pagarán como el resto: 30% de
Impuesto Sobre la Renta.
Videgaray defiende la iniciativa
El
secretario de Hacienda (SHCP), Luis Videgaray, defendió la iniciativa
de reforma hacendaria al asegurar que es “ampliamente progresiva” porque
promueve que quien más gane pague más, en beneficio de los que menos
tienen, que son la mayoría de los mexicanos.
Al participar en la
comida anual de la publicación Líderes Mexicanos, realizada en las
instalaciones del Museo de Antropología, el funcionario federal presumió
que con la reforma hacendaria se simplifica el sistema fiscal, se
garantiza la estabilidad económica del país e incorpora a más personas a
la formalidad.
Lo anterior, ante la inconformidad del presidente
del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Gerardo Gutiérrez Candiani,
quien afirmó: “Está muy claro que con esta propuesta el sector
empresarial va a tener que hacer un esfuerzo muy importante de
contribución adicional. Estamos calculando que de 1.4% del PIB adicional
que se pretende recaudar seremos nosotros los que aportemos la inmensa
mayoría”.
No sólo eso, el líder de la Confederación Patronal de la
República Mexicana (Coparmex) se pronunció en contra de la
consolidación fiscal, la cual “permite que las grandes empresas puedan
invertir en nuevos proyectos que normalmente al inicio generan pérdidas
para que sus impuestos puedan ser absorbidos por el resto de las
empresas cuando se trata de un grupo industrial para que al término de
cinco años comience a pagar sus gravámenes”.
Hoy, entre
empresarios, Videgaray señaló que “es una reforma que simplifica el
sistema fiscal y que atiende algunas de las preocupaciones más
importantes del empresariado mexicano, como tener un Impuesto Sobre la
Renta (ISR) más sencillo y eliminar los Impuesto Empresarial a Tasa
Única (IETU) y a los Depósitos en Efectivo (IDE)”.
Además, el
titular de la SHCP consideró que es una reforma justa que impulsa el
crecimiento económico. Admitió que será ampliamente debatida porque
siempre los impuestos tienen un carácter que propicia el debate y la
discusión.
Eso sí, aseguró que la reforma tendrá éxito al ser un
instrumento eficaz, innovador, distinto a lo que se ha intentado en el
pasado para para abatir la informalidad.
Lo anterior, dijo porque
la reforma hacendaria plantea un nuevo régimen de incorporación fiscal,
que hace atractivo que a quienes hoy están en la informalidad
incorporarse a la formalidad; es decir, el pago de impuestos, pero
también a la seguridad social.
“Tenemos la expectativa de que el
régimen incluya a quienes hoy tributan en el régimen pequeños
contribuyentes, que va a desaparecer, que son poco más de dos millones
de contribuyentes que están en este régimen y creemos que encontrarán
muy atractivo migrar a este nuevo esquema”, explicó Videgaray.
El
titular de la SHCP también rechazó que el déficit fiscal propuesto,
de 0.4 por ciento este año y de 1.5 por ciento en 2014, signifique algún
riesgo para la estabilidad económica.
“Lo que hacemos, indicó, es
reconocer que estamos ante una situación de bajo crecimiento económico y
el gobierno está reaccionando de manera decidida y de manera
responsable ante ello”, consideró.
La Secretaría de Hacienda
(SHCP) quiere un crecimiento económico de 3.9% para 2014. Cree que se
puede dar si se aprueban las reformas estructurales, nivel superior al
estimado para 2013, que equivale a 1.8%.
De acuerdo con el
apartado de Criterios Generales de Política Económica del Paquete
Económico 2014, entregado por el gobierno federal a la Cámara de
Diputados, sin considerar el efecto de las reformas como la energética,
la financiera, así como la hacendaria, el Producto Interno Bruto (PIB)
de México se elevaría 3.5% en el siguiente año. (Con información de Juan Carlos Cruz)
Fuente : Proceso
No hay comentarios:
Publicar un comentario