El chantaje filantrópico. Cartón de Rocha |
Sin embargo, la solución no se encuentra en reemplazar la responsabilidad del Estado para atender a los más vulnerables con las limosnas de las empresas monopólicas del país. El artículo 4 de la Constitución señala sin rodeos que “toda persona tiene derecho a la protección de la salud”. El hecho de que el gobierno no cumpla con esa tarea se debe precisamente a oligarcas como Azcárraga y Slim. Dejemos de alimentar a los monstruos que generan nuestra desgracia y trabajemos juntos para lograr un nuevo régimen donde el Estado cumpla con sus obligaciones.
Los oligarcas y sus empresas utilizan una infinidad de exenciones, trucos y paraísos fiscales para reducir al mínimo sus contribuciones al Estado. También intervienen en la política nacional para garantizar la continuidad de las políticas neoliberales que dan la espalda a los discapacitados.
Además, los dueños del país reciben contribuciones millonarias del Estado por medio de la contratación de publicidad gubernamental y obras públicas, así como con el otorgamiento de generosas concesiones para la explotación de recursos nacionales y del espectro radioeléctrico. En lugar de pedirnos donar dinero a los más ricos, nosotros deberíamos exigirles a ellos que contribuyan al desarrollo nacional.
En un Estado democrático, todos tenemos la obligación de contribuir para resolver las necesidades generales de la población. En particular a los más afortunados corresponde contribuir con el sector público para que el Estado pueda invertir en servicios indispensables para el desarrollo nacional, como carreteras, drenaje, salud, educación, atención a discapacitados, etcétera.
Pero en un contexto oligárquico, como el que hoy tenemos en México, todo se encuentra de cabeza: El Estado aporta recursos a las empresas monopólicas. Las insultantes donaciones que realizan las instituciones públicas directamente al Teletón constituyen una confirmación de este fenómeno.
Televisa tiene miedo. El año pasado no se alcanzó la meta de recaudación para el Teletón, y de último momento tuvieron que maquillar las cifras para simular que la población mexicana aún confía en este consorcio mediático. La cara de su vocero, Carlos Loret de Mola, al igual que la de sus acompañantes la noche del cierre del Teletón 2014, evidenciaron su profunda decepción y preocupación con los resultados. Cada día menos personas creen en las mentiras de Televisa y recurren a fuentes alternativas de información.
Es por ello que ahora Teletón ha gastado tanto en una indignante campaña propagandística a favor de sí misma. Como si se tratara de una campaña política, buscan chantajear a los mexicanos para obligarlos a donar sus pocos ahorros al proyecto privatizador. También han lanzado un ejército de #TelevisaBots para intimidar e insultar a quienes expresamos críticas hacia el proyecto.
Pero Televisa y Carlos Slim cavan su propia tumba. Entre más gastan en promover el proyecto, más clara queda la estafa que es el Teletón. Las donaciones de los ciudadanos despistados ni siquiera servirán para apoyar a los centros de rehabilitación privatizados, sino que serán arrojados al hoyo negro de la propaganda y la autopromoción.
No tiene ningún sentido destinar un solo peso a financiar los anuncios del Teletón. Regalar nuestro dinero a Televisa o a Telcel es como votar por el PRI. Dejemos de amar a nuestros verdugos y asumamos nuestra responsabilidad de participar en la construcción de una nueva República, donde todos los niños discapacitados y jóvenes enfermos tendrían garantizada una atención especializada de calidad, tal y como lo mandata nuestra Constitución. l
www.johnackerman.blogspot.com
Twitter: @JohnMAckerman
Fuente : Proceso.
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