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sábado, 7 de septiembre de 2013

Del cielo al infierno en 2 minutos o de cómo extrapolar la histeria al fútbol

Quetzaloaztécatl y Televipóchtli exigían de sacrificio a Chepotécotl, seleccionador del equipo de todos (con el apéndice “nosotros” para evitar la censura) después de rotundos fracasos deportivos de los que obviamente él es el único culpable y no los 11 inútiles que pisan la cancha sagrada del azteca.
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Primer tiempo: es un nuevo México, como el que enfrentó a Costa de Marfil; los dioses nos sonríen hoy en nuestro día de necesidad. ¡Ni la lluvia ni los maestros, detendrán este movimiento! 20 minutos de gloria son suficientes para lavar las culpas, enfrentar demonios y catalizar el ímpetu nacional que no se expresa de otras formas.
¿Y quién es Allende? ¿quién es Aldama?…los héroes de hoy son Giovanni y Peralta. ¡Agárrate
Río que México viene que va! ¡los campeones olímpicos del mundo serán! 
Segundo tiempo: la cosa cambia, ni la hermosura de Peralta nos salva de la zozobra. ¡Los dioses nos han abandonado! Nuevamente, 20 minutos son suficientes para descender a los dominios de Mictlantecuhtli; y la llama que ardió en entusiasmo se consume con dos bombazos de Honduras. La reacción obvia, es expresar nuestra amnesia (bastante reciente) con furia condenatoria.
Y los viejos éforos del monte Ajusco pidieron el castigo divino. !Chepotécotl debe ser ofrendado a los dioses para calmar su furia! Perdonad nuestros pecados, que aún somos dignos del paraíso del mundial.
Rabiosos, inmersos en su furia, los jueces del juego sagrado pidieron muerte al infiel y, de paso, cabezas de jugadores que cobran altos sueldos en Europa y localmente sin dar los resultados esperados (debemos concordar con esto último).
El augurio: en una muestra de bipolaridad e histeria individual que se torna colectiva, los comentaristas de Tv Azteca (el canal por el que vi el partido de México contra Honduras) alabaron y castigaron; elevaron a alturas divinas para después condenar al infierno al director técnico de la selección.
Esto es típico de la prensa deportiva mexicana y, en general, de la prensa tradicional mexicana; exacerbar los ánimos, sacar conclusiones apresuradas y después condenar sin el mínimo análisis; arrastrando en su estupidez a la audiencia que, a falta de medios para contrastar o de voces alternas, se deja llevar por los orangutanes que les llevan las noticias a sus casas.
Lo de menos es el fut: el problema es la cultura informativa y opinativa, mediocre y escandalosa, que nos bombardea día y noche en la tele y en muchos diarios (desgraciadamente llega con fuerza al internet). 
Fuente : Impunemex

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