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miércoles, 4 de septiembre de 2013

Las reformas son para otra vuelta de tuerca del neoliberalismo

La fase actual del capitalismo-financiero o neoliberalismo económico que favorece aún más a los dueños del capital, banqueros, empresarios y gobernantes incrustados en el Estado-Policía es la política del peñismo, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, Washington y los nativos que encabezan Carlos Slim, Televisa, Germán Larrea, del Grupo Minero México, y los dueños del capital que buscan maximizar sus ganancias.
 

Todos estos van sobre el botín de Petróleos Mexicanos para cerrar la privatización salinista entregando el petróleo a los vivales que proponen únicamente la competencia, el libre mercado regulado por el capitalismo mundial y la explotación de los asalariados; más desempleo, impuestos a los informales y menos universidades para más jóvenes excluidos; además de un reformismo laboral que permite despedir profesores, empleados, mineros, al tiempo que genera más inseguridad, prostitución, niños laborando… Y
menos democracia directa con el pueblo protestando en las calles por hambre.


Se trata de darle otra vuelta a la tuerca de ese neoliberalismo económico y reducir el liberalismo político de los derechos humanos, combatiendo y asesinando a los defensores de esos derechos; imprimir censura a las libertades de prensa, de información y de comunicación. Y favorecer a una elite gobernante proclive a ese neoliberalismo. Y es que como en pocas partes hay protestas y logran ser controladas por más que parezcan desbordarse, los gobiernos y los capitalistas suponen que más neoliberalismo, menos democracia, más desempleo, menos escuelas, más pobreza y otros males donde el factor común es la delincuencia del narcotráfico, coadyuvan a mantener la fase actual del capitalismo y sus secuelas. El malestar mundial y el focalizado en algunos países no son –todavía– un movimiento unificado para la primera revolución de los pobres contra los ricos. Y eso envalentona a los capitalistas y sus cómplices en los gobiernos.


El reformismo peñista-panista busca llevar hasta sus últimas consecuencias ese neoliberalismo económico. Se trata de reducir a la población vía el hambre, las enfermedades, el desempleo. Y de provocar la rendición de la humanidad. Se quieren anular las reivindicaciones sociales, desmantelar la seguridad laboral y la asistencia médica. Se quiere doblegar a los grupos más beligerantes que demandan derechos. Otra vuelta a la tuerca del neoliberalismo está en marcha con el peñismo-panista y la elite financiera de aquí y de afuera. Y es que, dando rienda suelta a las protestas en las manifestaciones, se desahoga la presión política. Pero a menos que los pueblos estallen, los gobernantes y los capitalistas no reducirán su embestida. Y al querer más ganancias se requiere más explotación de los recursos humanos en la industria, el campo, el comercio, la minería. Tal y como está pasando en nuestro país. El peñismo-panista está en esa frecuencia económica y busca despedir maestros para privatizar la educación, así como lo hará con el petróleo, de tal manera que nuestro pueblo, despolitizado al no protestar masivamente, será carne de cañón del neoliberalismo económico.
Fuente :  Contralínea   Álvaro Cepeda Neri

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