Las instalaciones de Televisa San Ángel. Foto: Miguel Dimayuga |
MÉXICO, D.F. (Proceso).- La tarde del 21 de marzo, el vicepresidente de Grupo Televisa, Bernardo Gómez, montó en cólera ante sus colaboradores al enterarse que América Móvil, del magnate Carlos Slim, había obtenido del Comité Olímpico Internacional la licencia de exclusividad para transmitir en toda América Latina, excepto en Brasil, los Juegos Olímpicos de Río de 2016 y de las Olimpiadas de Invierno de Sochi, Rusia, en 2014.
La compra de los derechos de exclusividad, que podría ascender a más de 100 millones de dólares, le permitirá a América Móvil proveer los contenidos de las Olimpiadas en todas las plataformas de medios de comunicación: radio, televisión abierta y restringida, internet y telefonía móvil, y obligará a Televisa a comprarle imágenes a su rival más poderoso.
En el tablero del ajedrez entre los dos monopolios mexicanos, Slim movió una pieza calve para competir con Grupo Televisa en su propio terreno: la transmisión de las competencias deportivas, que generan mayores ingresos publicitarios y rating para la empresa de Azcárraga Jean. A cambio, Televisa concentró sus esfuerzos en ponerle todos los candados legislativos posibles como “agente económico preponderante o con poder sustancial” en la reforma de telecomunicaciones que se negociaba en la Cámara de Diputados.
Apenas en enero de este año, Azcárraga Jean anunció nuevas inversiones para incrementar su cobertura deportiva en 2013, sobre todo en futbol, y lanzar un canal digital en inglés junto con Univisión y ABC News.
“Estamos lanzando una nueva plataforma de redes sociales de futbol donde toda la gente que guste del futbol pueda meter su contenido”, presumió Azcárraga Jean el 22 de enero, sin especificar la fecha en que se concretarían ambas iniciativas.
En el 2012, Televisa adquirió los derechos de exclusividad para radio y televisión de los Juegos Olímpicos de Londres, mientras que el portal Terra los obtuvo para internet. En Río de Janeiro 2016, tendrán que comprarle a América Móvil, su exsocio y adversario frontal.
La maniobra de Slim se gestó desde principios de año. Tras una tensa reunión que sostuvo en Los Pinos con el presidente Enrique Peña Nieto por las cláusulas de la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones y radiodifusión que obligará a América Móvil a deshacerse de activos y ser considerado un agente dominante (Proceso No. 1898), Slim dio la orden de conseguir los derechos de transmisión de la Olimpiada.
Redes de inversiones
La sorpresa fue mayúscula para los altos ejecutivos de Televisa que mantienen una guerra abierta con Slim desde 2011. Se habían concentrado en presionar en el Consejo Rector del Pacto por México y en la Cámara de Diputados para que la iniciativa de reforma, aprobada el jueves 21, mantuviera los candados de dominancia a Telmex, su futuro competidor en televisión abierta y restringida.
El enojo de la televisora se reflejó en la cobertura de su noticiario estelar de Canal 2 de ese mismo día. Joaquín López Dóriga le dedicó más tiempo al “escándalo” del contrato con Telmex para distribuir iPads en la Cámara de Diputados que a la votación del dictamen, aprobado por 414 votos a favor y 50 en contra. “¿Todo esto fue gratis o a cambio de qué?”, editorializó López Dóriga.
Desde antes, Slim dio pistas muy claras de que su estrategia ahora será dominar la distribución de contenidos y meterse en los terrenos que antes dominaba Grupo Televisa, como son el futbol, la publicidad y el entretenimiento.
Desde octubre de 2011, Slim adquirió DLA, firma que desarrolla y distribuye contenidos en América Latina de grandes productoras estadunidenses como Paramount, Universal, Disney, Fox, Lionsgate, BBC, Swen, Ledafilms, CDC, Cookie Jar, entre otras.
En agosto de 2012, incursionó en el futbol mexicano al adquirir 30% de los equipos de Pachuca y León, en sociedad con el empresario Jesús Martínez. En noviembre del mismo año, Slim pagó 2.6 millones de dólares por la tercera parte del capital social del equipo español Real Oviedo. En ambos casos, eso le permitirá tener un asiento en las federaciones respectivas de este deporte.
A comienzos de año, Slim volvió a sorprender cuando anunció que adquiría por mil 668 millones de pesos la Corporación de Medios Integrales, una de las cuatro filiales de Corporativo Interamericano de Entretenimiento (CIE), la tenedora de espacios y derechos publicitarios tanto en inmobiliario urbano como en estadios de futbol y pantallas digitales, entre otros.
La inversión en CIE aún está pendiente de ser aprobada por la Comisión Federal de Competencia, el organismo regulador antimonopolios, que dejará de tener estas funciones en materia de telecomunicaciones, a partir de la reforma constitucional.
De golpe, América Móvil, el corporativo más importante de Slim, pasó de ser un gran anunciante para Televisa y TV Azteca de productos como Telmex, Telcel o Infinitum a rivalizar con ellos en el mercado de la publicidad que ambas televisoras controlan en la pantalla comercial mexicana.
Apenas tres días antes de la aprobación de la reforma de telecomunicaciones, durante su conferencia en el Zócalo capitalino, donde se instaló la Aldea Digital de América Móvil, el director de Telmex Internacional, Oscar von Hauske, dio algunas pistas de la maniobra de Slim. En ese momento, ningún medio lo destacó, salvo UNOTV, propiedad del magnate telefónico.
Von Hauske dio una conferencia de casi 40 minutos para presumir que América Móvil contaba con cerca de 90 mil radio bases en todo el continente para dar servicio de telefonía e Internet, de los cuales 18 mil están en México. Mencionó los 438 mil kilómetros de fibra óptica de conexión entre Estados Unidos, Centroamérica y Sudamérica y anunció una inversión en el satélite Star One C3, cuya misión principal “será transmitir los Juegos Olímpicos de Río 2016”.
La inversión en este satélite Star One C3 será de 260 millones de dólares y fue puesto en órbita en noviembre de 2012, el mismo mes que Slim expandió sus intereses hacia el futbol español.
En esa misma conferencia en el Zócalo capitalino, Von Hauske informó que otro proyecto de tecnología y comunicación de Telmex Internacional será el AMX1, un sistema de cable submarino, con una longitud de 17 mil 500 kilómetros y que conectará a siete países. Este cable permitirá proveer servicios de internet en banda ancha. Su inversión total ascenderá a 500 millones de dólares.
(Extracto del reportaje que se publica en Proceso 1899, ya en circulación)
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