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martes, 11 de marzo de 2014

Pesimismo invade a empresarios: anticipan bajo crecimiento

MÉXICO, D.F. (apro).- Lejos de la visión que mantiene el gobierno federal sobre “un mejor” año para la economía mexicana, la cúpula empresarial percibe nubarrones en lo que va del 2014; incluso ya descartó que el Producto Interno Bruto (PIB) crezca 3.9%, como lo anunció la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
                                     
“A estas alturas del primer trimestre se complica la posibilidad de que se verifique la expectativa oficial de un crecimiento cercano a 3.9% para el 2014”, aseguró el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en su mensaje semanal.
De hecho, el organismo presidido por Gerardo Gutiérrez Candiani precisó que tras el cierre de año, la recuperación que se esperaba para superar el bajo dinamismo que la economía nacional mantuvo a lo largo del 2013 todavía no llega. Los indicadores de coyuntura de este año tampoco son los ideales.
Después de la aprobación de las reformas estructurales –apoyadas y festinadas fuertemente por la clase empresarial–, las cuales pondrían a México como punta de lanza ante el mundo, la situación actual no es
clara para la iniciativa privada:
“Los grandes beneficios que esperamos de reformas como la energética y la de telecomunicaciones se verán sobre todo en el mediano y largo plazo, con flujos crecientes de inversión y generación de empleos, pero los impactos de los cambios fiscales a la actividad económica se resienten en lo inmediato. El futuro es importante, pero también lo es el corto plazo, en gran medida es el que determina el crecimiento”.
En el asunto de los impuestos el CCE enfatizó que “los efectos que se presentan en el consumo pueden tener su correlato en otras variables clave como la inversión, consecuencia, por ejemplo, de las restricciones que se aprobaron en materia de deducciones, tanto en inversión como en prestaciones laborales, o los costos en recursos y tiempo para adaptarse a las nuevas complejidades administrativas de las obligaciones fiscales”.
El llamado “Mexican Moment”, dijo la cúpula empresarial, no se ve a la vuelta de la esquina, donde hay obstáculos como el bajo rendimiento de los motores interno y externo de la economía mexicana en los primeros meses del año.
Al interior del país los datos más recientes confirman que la economía sigue deprimida y sin expectativas claras de un repunte significativo en el más corto plazo, advirtió.
Los números son los siguientes: En materia de creación de empleos urbanos, en enero sólo se crearon poco más de 4 mil 200 plazas en el IMSS, la cifra más baja para ese periodo desde el 2002.
Por otro lado, el índice de confianza de los consumidores (ICC) cayó 11.5% anual en febrero pasado, de 95.5 puntos del segundo mes del 2013 se fue a 84.5 unidades registrado en el mes pasado. Mientras, el componente del ICC referente a la disposición para adquirir bienes durables igualmente bajó significativamente, un  25.4% anual.
Asimismo, el crédito al consumo y las ventas de cadenas de tiendas minoristas se desaceleraron.
En el sector externo la situación no promete ya que las exportaciones petroleras cayeron más de 15% a tasa anual en enero y las no petroleras apenas crecieron 2%. En cifras desestacionalizadas, las exportaciones mexicanas disminuyeron en casi todas las categorías.
“En Estados Unidos sigue en marcha la recuperación, pero no a la velocidad que se esperaba, debido a factores como la inusual temporada invernal que han tenido y a que aún no se despeja un panorama de franco crecimiento y estabilidad en la economía global”, precisó la cúpula empresarial.
En línea con lo anterior, aclaró el Consejo Coordinador Empresarial, “nuestro sector manufacturero no ha repuntado en los últimos meses y las actividades terciarias han perdido impulso”.
Ante estos datos, la cúpula empresarial lanzó advertencias al gobierno federal para cambiar el rumbo por el que marcha la economía mexicana.
De entrada, señaló que “el gobierno federal ha cumplido en este arranque con su compromiso de ejercer oportunamente el gasto público, pero aun así éste debe acelerarse, especialmente la inversión en infraestructura, al igual que procesos de licitaciones y obras”.
El organismo aclaró que “la urgencia de una rapidez todavía mayor en la ejecución de la inversión pública se deriva también de las restricciones en el gasto de las entidades federativas con problemas de endeudamiento, y sobre todo, por la necesidad de iniciar trabajos antes de que comience la temporada de lluvias y huracanes, la cual frena, pospone o reduce la intensidad de las obras. En este sentido, los próximos cuatro meses serán claves”.
Del lado fiscal, consideró necesario “evitar cualquier otra disposición que inhiba la actividad económica, como eventuales incrementos de facto en cuotas de seguridad social, que encarezcan aún más la creación de empleos formales y bien pagados, o disposiciones que afecten la certidumbre jurídica que requiere la inversión”.
Lo cierto es que el discurso optimista del gobierno de Enrique Peña Nieto se diluye ante la realidad de los números. El CCE lo resume de la siguiente manera:
“De mantenerse las tendencias, el crecimiento en el año estaría más cercano al 3.3%, con un carácter inercial marcado en gran medida por el efecto rebote luego de la desaceleración del 2013”.
El prometido crecimiento económico sostenido del país, tendrá que esperar.
Fuente : Proceso.

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