LOS EDICTOS DEL REY
Tres dagas contra los maestros
Manuel Fuentes Muñiz
Las tres iniciativas de ley, como dagas, presentadas por el presidente
Peña Nieto relacionadas con la reforma magisterial, representan una de
las atrocidades jurídicas más graves de
la historia en contra de los trabajadores y, en particular, en contra de
los maestros. Es una trilogía legal creada exprofeso para anular la
legislación laboral y todo tipo de resistencia colectiva frente al nuevo
modelo educativo.
No es la evaluación periódica lo
cuestionable en estas reformas que caminan a toda prisa, sino el
desconocer los derechos magisteriales en materia de ingreso, promoción,
reconocimiento y permanencia en el empleo. Es, en suma, el
desconocimiento de sus derechos laborales, que significa la desaparición
de la bilateralidad en sus relaciones de trabajo, de la estabilidad en
el empleo, del derecho a un juicio previo antes de su separación, de la
anulación de sus condiciones generales de trabajo, del derecho a
organizarse y de representación colectiva.
Es anular los
derechos sociales para imponer un nuevo panorama para que el Estado
enfrente a los gobernados de manera aislada y no a través de sus
organizaciones sociales.
El maestro en el nuevo modelo se
concibe como un objeto enseñante, como una butaca más, como un pizarrón o
un gis cualquiera, que a lo más sólo podrá impugnar las nuevas reglas
impuestas en tribunales administrativos. Las ventanillas de los
tribunales laborales estarán vedadas para los y las profesoras, puesto
que ya no serán considerados como trabajadores a partir de la entrada en
vigor de estas legislaciones.
Las iniciativas de la Ley
General de Educación (LGE), de la Ley General del Servicio Profesional
Docente (LGSPD) y de la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de
la Educación (LINEE), son un conjunto de normas enlazadas entre sí para
imponer a todos los congresos estatales el mismo modelo de
pulverización laboral.
El Transitorio Tercero de esta
iniciativa concede seis meses a las entidades federativas “para adecuar
su legislación respectiva”. ¿La soberanía estatal? ¡No importa en esos
proyectos que deben acatarse contra viento y marea!
Estas
iniciativas son el resultado de las reformas constitucionales al
artículo 3º y 73 constitucionales, aprobadas en tan solo 78 días. El 10
de diciembre de 2012, se dio a conocer la iniciativa presidencial, y el
26 de febrero de 2013, ya se había aprobado en el Congreso Federal y en
más de las dos terceras partes de los Congresos estatales bajo el
auspicio del Pacto por México.
El mismo día de la publicación
de las reformas constitucionales magisteriales, se puso en prisión a
Elba Esther Gordillo, líder engendrada desde el poder a quién se
permitió todo tipo de excesos, excepto rebelarse contra las decisiones
presidenciales. Fue un golpe con varios efectos: otorgó prestigio al
gobierno por atacar a líderes sindicales corruptos y, bajo esa coartada,
en medio de los aplausos, anuló el derecho de organización sindical de
los trabajadores del magisterio. Como los ladrones, aprovechó un
descuido para robar el bolso.
Líderes sindicales venales
ligados al gobierno y a las empresas que se han saciado de saquear a los
trabajadores, a las finanzas públicas y hacer negocios sin límite,
pusieron pies en polvorosa ante el riesgo de una acción generalizada.
Pronto regresaron a la normalidad y a hacer lo de siempre; descubrieron
que bastaba con aplaudir al titular del régimen en turno para seguir
gozando de impunidad.
La aprobación de esta trilogía legal
legitima al ejecutivo para que sustituya al legislador y sea el nuevo
soberano plenipotenciario. Se dan facultades inauditas al secretario de
educación pública federal para que “autorice” a los gobernadores de los
estados los temas relativos al ingreso, reconocimiento, promoción y
permanencia de los maestros (artículo 8 fracción I de la LGSPD).
Otorga al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE),
como organismo público autónomo, facultades para legislar en materia de
evaluación a través de la emisión de lineamientos a los que “se
sujetarán” todo tipo de autoridades educativas, federales y locales
(Artículos 14 y 47 de la LINEE).
Esas iniciativas, que más bien
parecen edictos del rey, me recuerdan la frase que dijo Luis XIV en el
siglo XVII ante el parlamento francés: “el Estado soy yo”. Nada por
encima de la decisión presidencial.
La mayoría de los
legisladores, jueces, magistrados y ministros se pliegan a ceder sus
facultades de poder autónomo al ejecutivo federal sin condición alguna.
Por eso los legisladores apuran la aprobación de estas legislaciones
oprobiosas, y los jueces desechan y niegan los amparos a cientos de
miles de profesores. Todo eso, junto con las acciones del ejecutivo, es
una trilogía para imponer una reforma educativa con visión
individualista y de país maquilador. Pero no resultará cuando se va
contra la historia.
Fuente : Mexicambios
No hay comentarios:
Publicar un comentario