Cada vez son más los niños y adolescentes que
tienen acceso a todo tipo de contenidos en la red; los padres en EU
enfrentan el reto de distintas maneras, la comunicación familiar es
fundamental.
Los teléfonos inteligentes se han vuelto imprescindibles entre muchos niños y adolescentes. (Foto: Getty Images) |
CHICAGO, (AP) — De los jóvenes de entre 12 y 17
años de edad, el 78% usa teléfonos celulares y casi la mitad de esos
aparatos tienen acceso a Internet, una cifra que tiende a crecer y que
está cambiando la manera en que este segmento de la población se conecta
a la red mundial.
Una encuesta del Pew Internet & American Life
Project determinó que uno de cada cuatro menores tienen acceso a
Internet principalmente por teléfono celular, una proporción que asciende a casi la mitad cuando se trata de propietarios de teléfonos multiusos.
En contraste, sólo el 15% de los adultos dijeron que se conectan a Internet fundamentalmente con sus teléfonos móviles.
"Hoy en día es parte de la vida cotidiana. Todo el mundo está usando su teléfono de la misma manera, y lo usan todo el tiempo", expresa Donald Conkey, un adolescente estudiante de secundaria en Wilmette, al norte de Chicago, quien tiene un teléfono con acceso a Internet
Conkey y otros jóvenes afirman que si se sumara todo el tiempo que se la pasan dando uso a sus teléfonos celulares -en aplicaciones, en búsqueda de cosas en la red, con mensajes de texto o bajando canciones y videos - ascendería por lo menos a un par de horas diarias.
"Cuando se me olvida el teléfono en casa, me siento desnudo. Realmente, necesito sentirme conectado todo el tiempo", dice Michael Weller, un estudiante de la escuela secundaria New Trier, donde estudia también Conkey.
Según el estudio, mujeres adolescentes de entre 14 y 17 años son las que más usan su teléfono celular para conectarse a Internet.
Y aunque los jóvenes de menos recursos económicos siguen siendo los menos propensos a utilizar la red, los que contaban con teléfonos usaban esa herramienta para conectarse.
Ello implica que, a medida que esta generación va madurando, las grandes corporaciones tendrán que cambiar las estrategias de publicidad y mercadeo que utilizan, así como las maneras en que los padres vigilan las comunicaciones de sus hijos.
Los sensores tecnológicos de los papás
Actualmente ya existen teléfonos celulares que les permiten a los padres bloquear ciertos contenidos.
Las compañías telefónicas ofrecen servicios para que padres puedan monitorear la lista de textos que envían sus hijos. Además, hay varias aplicaciones que les dan a los papás el control de los contenidos que ofrece un navegador de Internet, aunque expertos coinciden en que esos programas a veces pueden fallar.
A pesar de todas esas herramientas, especialistas consideran que el monitoreo de los padres no es suficiente. Algunos son más estrictos, otros menos.
"Hay como dos extremos: por un lado los que monitorean todo y bloquean una enorme cantidad de cosas, y los que se rinden y dicen 'esto me cuesta demasiado trabajo''', expresa Mary Madden, una investigadora del Centro Pew que fue coautora del estudio.
Manifiesta que muchos padres se niegan a quitarles los teléfonos a sus hijos porque quieren que los niños se mantengan en contacto con ellos.
"Los adultos todavía están tratando de ajustarse a las nuevas reglas, para sí mismos y para sus hijos. Son tiempos difíciles para ser padre", comenta Madden.
Y es particularmente difícil decirles a sus hijos que no pueden tener un teléfono celular, inclusive para niños en primaria, donde el artefacto tecnológico se ha convertido en un símbolo de estatus.
Sherry Budziak, una madre en Vernon Hills, Illinois, dice que su hija de 6 años tiene amiguitas que envían textos usando el iPod Touch, un artefacto que no tiene conexión telefónica pero sí Internet.
Ella no está dispuesta a permitir eso, pero sí le autorizó a su hija de 11 años tener un iPhone para poder mantenerse en contacto.
Budziak, quien trabaja en el sector tecnológico y sabe cómo funciona un teléfono celular inteligente, ajustó el artefacto de tal manera que la hija puede hacer y recibir llamadas y textos, y utilizar los juegos que sus padres le bajen de Internet.
La comunicación familiar es clave
Mark Tremayne, profesor de comunicaciones en la Universidad de Texas en Arlington, dice que él y su esposa postergaron planes de comprarle un iPhone a su hijo hasta que cumpla los 13 años, lo cual ocurrirá pronto. Dicen que monitorearán los contenidos, ya que al revisar su iPod Touch descubrieron algunas "sorpresas".
Por un lado, Tremayne dice que es igual a las cosas que él buscaba en revistas y libros cuando tenía 13 años.
"Obviamente, los niños son niños y siempre actuarán como niños", expresa Tremayne, aunque admite que con los teléfonos celulares y otros aparatos móviles, la tarea se hace más fácil.
La clave, insiste, está en la comunicación familiar, en hablar con sus hijos, y en eso coinciden expertos en comunicaciones y en tecnología.
"La tecnología en sí misma, creo yo, no es mala. Las ventajas son mucho más que las desventajas, pero los padres tienen que estar conscientes de la situación", opina Daniel Castro, analista de la Fundación para la Información y la Tecnología, un centro de investigaciones con sede en Washington, D.C.
Añade que parte de la solución es hablarle a los hijos y preguntarles: "¿Qué haces y por qué?"
Es muy común que los adultos no entiendan bien cómo funcionan los teléfonos multiuso, o cómo podrían usarlos sus hijos.
Por lo tanto, a veces faltan directrices para padres, maestros u otros adultos, dice Danah Boyd, investigador de Microsoft Research que se especializa en las tecnologías comunicacionales usadas por adolescentes.
"Durante la última década, en el área de la seguridad en línea, se ha prestado demasiada atención a la vigilancia de los padres. En esta época de aparatos móviles, la vigilancia no funcionará, pero la comunicación sí", declara Boyd, quien también trabaja en la Universidad de Nueva York.
Boyd destaca las investigaciones realizadas por Henry Jenkins, director del programa de Medios de Comunicación Social en el Instituto de Tecnología de Massachusetts.
Desde hace tiempo Boyd ha promovido que padres, escuelas y programas académicos estudien maneras de comunicarse mejor en el mundo de Internet.
El año pasado Stephen Groening, profesor de estudios cinematográficos y comunicacionales en la Universidad George Mason en Virginia, dio un curso sobre "la cultura del teléfono celular".
A los estudiantes se les pedía hacer sus trabajos por medio de sus teléfonos: con videos, fotos, envío de textos y de tuits.
"Tengo estudiantes que me dicen que se duchan con sus teléfonos celulares, que duermen con sus celulares", dice Groening.
En la Universidad Seton Hall en Nueva Jersey, los alumnos reciben un teléfono celular gratis para el primer semestre, a fin de que puedan orientarse por el campus, comunicarse con otros estudiantes y enterarse de las noticias universitarias.
Kyle Packnick, un alumno de primer año en la institución, dice que el teléfono le ha sido útil, pero enfatiza que la gente de su generación debe trazar sus propios límites cuando se trata de la nueva tecnología. Agradece que sus padres no le permitían usar el teléfono celular para enviar textos cuando estaba en secundaria, sino sólo para hacer llamadas.
"En ese momento definitivamente estaba molesto", dice el joven de 19 años de edad, pero ahora siente que es menos dependiente que los demás de su teléfono.
La encuesta Pew se realizó a por teléfono a 802 personas jóvenes de entre 12 y 17 años de todo Estados Unidos, junto con sus padres, entre julio y septiembre del año pasado y en conjunto con el Centro Berkman para Internet y Sociedad de la Universidad de Harvard. El margen de error es de 4.5 puntos porcentuales.
Fuente : CNNexpansion
Internet principalmente por teléfono celular, una proporción que asciende a casi la mitad cuando se trata de propietarios de teléfonos multiusos.
En contraste, sólo el 15% de los adultos dijeron que se conectan a Internet fundamentalmente con sus teléfonos móviles.
"Hoy en día es parte de la vida cotidiana. Todo el mundo está usando su teléfono de la misma manera, y lo usan todo el tiempo", expresa Donald Conkey, un adolescente estudiante de secundaria en Wilmette, al norte de Chicago, quien tiene un teléfono con acceso a Internet
Conkey y otros jóvenes afirman que si se sumara todo el tiempo que se la pasan dando uso a sus teléfonos celulares -en aplicaciones, en búsqueda de cosas en la red, con mensajes de texto o bajando canciones y videos - ascendería por lo menos a un par de horas diarias.
"Cuando se me olvida el teléfono en casa, me siento desnudo. Realmente, necesito sentirme conectado todo el tiempo", dice Michael Weller, un estudiante de la escuela secundaria New Trier, donde estudia también Conkey.
Según el estudio, mujeres adolescentes de entre 14 y 17 años son las que más usan su teléfono celular para conectarse a Internet.
Y aunque los jóvenes de menos recursos económicos siguen siendo los menos propensos a utilizar la red, los que contaban con teléfonos usaban esa herramienta para conectarse.
Ello implica que, a medida que esta generación va madurando, las grandes corporaciones tendrán que cambiar las estrategias de publicidad y mercadeo que utilizan, así como las maneras en que los padres vigilan las comunicaciones de sus hijos.
Los sensores tecnológicos de los papás
Actualmente ya existen teléfonos celulares que les permiten a los padres bloquear ciertos contenidos.
Las compañías telefónicas ofrecen servicios para que padres puedan monitorear la lista de textos que envían sus hijos. Además, hay varias aplicaciones que les dan a los papás el control de los contenidos que ofrece un navegador de Internet, aunque expertos coinciden en que esos programas a veces pueden fallar.
A pesar de todas esas herramientas, especialistas consideran que el monitoreo de los padres no es suficiente. Algunos son más estrictos, otros menos.
"Hay como dos extremos: por un lado los que monitorean todo y bloquean una enorme cantidad de cosas, y los que se rinden y dicen 'esto me cuesta demasiado trabajo''', expresa Mary Madden, una investigadora del Centro Pew que fue coautora del estudio.
Manifiesta que muchos padres se niegan a quitarles los teléfonos a sus hijos porque quieren que los niños se mantengan en contacto con ellos.
"Los adultos todavía están tratando de ajustarse a las nuevas reglas, para sí mismos y para sus hijos. Son tiempos difíciles para ser padre", comenta Madden.
Y es particularmente difícil decirles a sus hijos que no pueden tener un teléfono celular, inclusive para niños en primaria, donde el artefacto tecnológico se ha convertido en un símbolo de estatus.
Sherry Budziak, una madre en Vernon Hills, Illinois, dice que su hija de 6 años tiene amiguitas que envían textos usando el iPod Touch, un artefacto que no tiene conexión telefónica pero sí Internet.
Ella no está dispuesta a permitir eso, pero sí le autorizó a su hija de 11 años tener un iPhone para poder mantenerse en contacto.
Budziak, quien trabaja en el sector tecnológico y sabe cómo funciona un teléfono celular inteligente, ajustó el artefacto de tal manera que la hija puede hacer y recibir llamadas y textos, y utilizar los juegos que sus padres le bajen de Internet.
La comunicación familiar es clave
Mark Tremayne, profesor de comunicaciones en la Universidad de Texas en Arlington, dice que él y su esposa postergaron planes de comprarle un iPhone a su hijo hasta que cumpla los 13 años, lo cual ocurrirá pronto. Dicen que monitorearán los contenidos, ya que al revisar su iPod Touch descubrieron algunas "sorpresas".
Por un lado, Tremayne dice que es igual a las cosas que él buscaba en revistas y libros cuando tenía 13 años.
"Obviamente, los niños son niños y siempre actuarán como niños", expresa Tremayne, aunque admite que con los teléfonos celulares y otros aparatos móviles, la tarea se hace más fácil.
La clave, insiste, está en la comunicación familiar, en hablar con sus hijos, y en eso coinciden expertos en comunicaciones y en tecnología.
"La tecnología en sí misma, creo yo, no es mala. Las ventajas son mucho más que las desventajas, pero los padres tienen que estar conscientes de la situación", opina Daniel Castro, analista de la Fundación para la Información y la Tecnología, un centro de investigaciones con sede en Washington, D.C.
Añade que parte de la solución es hablarle a los hijos y preguntarles: "¿Qué haces y por qué?"
Es muy común que los adultos no entiendan bien cómo funcionan los teléfonos multiuso, o cómo podrían usarlos sus hijos.
Por lo tanto, a veces faltan directrices para padres, maestros u otros adultos, dice Danah Boyd, investigador de Microsoft Research que se especializa en las tecnologías comunicacionales usadas por adolescentes.
"Durante la última década, en el área de la seguridad en línea, se ha prestado demasiada atención a la vigilancia de los padres. En esta época de aparatos móviles, la vigilancia no funcionará, pero la comunicación sí", declara Boyd, quien también trabaja en la Universidad de Nueva York.
Boyd destaca las investigaciones realizadas por Henry Jenkins, director del programa de Medios de Comunicación Social en el Instituto de Tecnología de Massachusetts.
Desde hace tiempo Boyd ha promovido que padres, escuelas y programas académicos estudien maneras de comunicarse mejor en el mundo de Internet.
El año pasado Stephen Groening, profesor de estudios cinematográficos y comunicacionales en la Universidad George Mason en Virginia, dio un curso sobre "la cultura del teléfono celular".
A los estudiantes se les pedía hacer sus trabajos por medio de sus teléfonos: con videos, fotos, envío de textos y de tuits.
"Tengo estudiantes que me dicen que se duchan con sus teléfonos celulares, que duermen con sus celulares", dice Groening.
En la Universidad Seton Hall en Nueva Jersey, los alumnos reciben un teléfono celular gratis para el primer semestre, a fin de que puedan orientarse por el campus, comunicarse con otros estudiantes y enterarse de las noticias universitarias.
Kyle Packnick, un alumno de primer año en la institución, dice que el teléfono le ha sido útil, pero enfatiza que la gente de su generación debe trazar sus propios límites cuando se trata de la nueva tecnología. Agradece que sus padres no le permitían usar el teléfono celular para enviar textos cuando estaba en secundaria, sino sólo para hacer llamadas.
"En ese momento definitivamente estaba molesto", dice el joven de 19 años de edad, pero ahora siente que es menos dependiente que los demás de su teléfono.
La encuesta Pew se realizó a por teléfono a 802 personas jóvenes de entre 12 y 17 años de todo Estados Unidos, junto con sus padres, entre julio y septiembre del año pasado y en conjunto con el Centro Berkman para Internet y Sociedad de la Universidad de Harvard. El margen de error es de 4.5 puntos porcentuales.
Fuente : CNNexpansion
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