La prensa extranjera especializada en finanzas lo llamó Mexico’s moment,
es decir, la hora del despegue económico del país con la llegada de
Enrique Peña Nieto a la Presidencia. Se creyó –o se quiso hacer creer–
que un mandatario con legitimidad por haber ganado las elecciones con un
amplio margen, combinado ello con una serie de factores económicos
mundiales propicios, sería la plataforma para el gran despegue… Todo
quedó en esperanzas truncas.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Muy poco duró el optimismo desbordante del presidente Enrique Peña Nieto y su equipo económico, encabezado por Luis Videgaray, titular de Hacienda: heredaron una economía que creció 4.3% en promedio los últimos tres años y hoy lidian con una en recesión.
El ánimo festivo que los envolvió luego de su triunfo electoral en julio de 2012 –menos holgado de lo que
preveían– no tardó en trocarse en desencanto y desesperación: El Mexico’s moment duró muy poco.
En efecto, esa imagen tan glamurosa del país, fabricada por la prensa extranjera y que muchos replicaron aquí–según la cual, por su empuje económico y sus promisorias perspectivas, México hacía palidecer a Brasil, Rusia y prácticamente a todos los países emergentes–, fue tan efímera que hoy el de Peña Nieto es un gobierno postrado en el terreno económico.
Y en el centro, el ya nada feliz capitán de las finanzas, Luis Videgaray, arrastra la cobija padeciendo lo duro y lo tupido de los malos datos económicos y del encono de empresas y ciudadanos por una reforma fiscal que al final quedó chata, lejos del “gran calado” que se le quería atribuir al inicio del sexenio.
Videgaray debió reconocer que las variables económicas no están de su parte. Por eso ha ido rectificando sus pronósticos de crecimiento para este año. En diciembre pasado, al arrancar el nuevo gobierno, empezó con una estimación de 3.5%, muy mesurada por el escaso crecimiento de Estados Unidos; después la bajó a 3.1%, luego a 1.8% por el pobre desempeño de la economía nacional y un entorno externo muy adverso; finalmente, por el efecto de los huracanes Ingrid y Manuel, a un pronóstico de crecimiento del PIB de 1.7 %.
Y sin duda en menos de un mes, una vez que el INEGI dé a conocer el dato del PIB al tercer trimestre, anunciará un nuevo recorte de sus proyecciones.
(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1930, ya en circulación)
Diputados protestan durante la comparecencia de Videgaray en San Lázaro. Foto: Benjamin Flores |
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Muy poco duró el optimismo desbordante del presidente Enrique Peña Nieto y su equipo económico, encabezado por Luis Videgaray, titular de Hacienda: heredaron una economía que creció 4.3% en promedio los últimos tres años y hoy lidian con una en recesión.
El ánimo festivo que los envolvió luego de su triunfo electoral en julio de 2012 –menos holgado de lo que
preveían– no tardó en trocarse en desencanto y desesperación: El Mexico’s moment duró muy poco.
En efecto, esa imagen tan glamurosa del país, fabricada por la prensa extranjera y que muchos replicaron aquí–según la cual, por su empuje económico y sus promisorias perspectivas, México hacía palidecer a Brasil, Rusia y prácticamente a todos los países emergentes–, fue tan efímera que hoy el de Peña Nieto es un gobierno postrado en el terreno económico.
Y en el centro, el ya nada feliz capitán de las finanzas, Luis Videgaray, arrastra la cobija padeciendo lo duro y lo tupido de los malos datos económicos y del encono de empresas y ciudadanos por una reforma fiscal que al final quedó chata, lejos del “gran calado” que se le quería atribuir al inicio del sexenio.
Videgaray debió reconocer que las variables económicas no están de su parte. Por eso ha ido rectificando sus pronósticos de crecimiento para este año. En diciembre pasado, al arrancar el nuevo gobierno, empezó con una estimación de 3.5%, muy mesurada por el escaso crecimiento de Estados Unidos; después la bajó a 3.1%, luego a 1.8% por el pobre desempeño de la economía nacional y un entorno externo muy adverso; finalmente, por el efecto de los huracanes Ingrid y Manuel, a un pronóstico de crecimiento del PIB de 1.7 %.
Y sin duda en menos de un mes, una vez que el INEGI dé a conocer el dato del PIB al tercer trimestre, anunciará un nuevo recorte de sus proyecciones.
(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1930, ya en circulación)
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