Las distorsiones
profundas del sistema mexicano de partidos produjeron ayer
circunstancias aberrantes: los dirigentes de los dos principales
partidos opositores, PAN y PRD, que han convalidado y apuntalado al
gobierno federal, autoritario y antidemocrático, mediante pactos
palaciegos almibarados, se convirtieron ayer en denunciantes casi
incendiarios de los vicios sabidos y contrasabidos de su principal
compañero de viaje sexenal, el PRI impúdico y expansivo que buscaba
carro completo, aunque utilizando como conductores designados a los
mismos dirigentes ‘‘opositores’’ que protestaban circunstancialmente,
pero en realidad estaban en espera de propinas en sitios de
conveniencia.
al costo que sea, en una variante descarada de la filosofía calderonista del ‘‘haiga sido como haiga sido’’ y el uso abierto de la violencia (con bandas propias, como en Quintana Roo y Veracruz, como ejemplos descollantes de ese priísmo bandolero, o con la delincuencia organizada como intermediario inducido o tolerado, como sucedió en Durango, Chihuahua y Zacatecas, por dar ejemplos de tres colores) para amedrentar a los votantes y a los candidatos, descarrilar o desalentar la participación cívica e inducir votos y actas favorables en zonas bajo su abierto control.
Domingo de confesión de vergüenzas propias y ajenas. Radiografía criminal de la podredumbre del sistema, practicada por los mismos partícipes estelares: Gustavo Madero, quejándose de que la democracia retrocedió décadas y se instaló ‘‘en los setentas’’; Jesús Zambrano, enlistando agresiones físicas y trampas electorales, e incluso César Camacho, quejándose en Baja California de abusos cometidos desde el gobierno estatal de blanco y azul. Constitución del poder político a partir de pillerías clásicas y palabras delincuenciales mayores, en una democratización real de la suciedad electoral: no solamente el PRI adulteró y amenazó; también el PAN en Baja California, el panismo gordillista de Rafael Moreno Valle en Puebla o el ‘‘aliancismo’’ de Malova en Sinaloa.
Ritos electorales tan distantes de los intereses de los ciudadanos, que surgieron candidatos animales en varias partes del país (Xalapa –con X, por favor– con el famoso candigato Morris como principal ejemplo), hubo papeletas a las que los ciudadanos agregaron leyendas más ofensivas que nunca y se registró un abstencionismo que las estadísticas por venir detallarán. Con todo y los escénicos arrebatos de los dirigentes del PAN y el PRD (‘‘Opositores necios que acusáis al PRI sin razón, sin ver que sois la pactada ocasión de lo mismo que culpáis’’, se les podría declamar y reclamar), y de los estremecimientos mercantiles relacionados con la continuidad del Pacto por México, el jaloneo dominical corresponde a un pleito de final arreglado, ya que las cúpulas en colaboración sólo desean aumentar sus capitales electorales, pero no deshacer el gran negocio nacional en el que participan.
En el horizonte a pactar estarían ahora una reforma política general y, en particular, el impulso al instituto nacional de elecciones que supla a las comisiones estatales y concentre todas las negociaciones del país en las cúpulas partidistas tan agradablemente pactadas. Luego que recojan sus redes pescadoras con algunas de las ganancias electorales prometidas, los opositores solidarios podrían dedicarse a luchar para que ésta sea la última de las elecciones nefastas, modificando las leyes mientras los mapaches, el narco y otras bandas se preparan para burlarlas con nuevas técnicas o con las ya clásicas, impuestas salvajemente, como sucedió ayer.
Por lo pronto, el presunto sondeo indirecto sobre la gestión de Peña Nieto, que habrían sido estas primeras elecciones bajo su rectoría, arroja un saldo desoladoramente negativo. No había ninguna razón para pensar lo contrario, pero este domingo se confirmó de manera apabullante que el arsenal de malas artes con el que se adquirió la Presidencia de la República el año pasado es ya una política sexenal oficial. Los niveles de violencia y de descaro defraudador no se habían visto en otros comicios, pero frente a ellos no hay organizaciones partidistas confiables ni vigorosas.
De mantenerse en próximas elecciones las tendencias observadas ayer, las expectativas de cambio desde las urnas quedan seriamente lesionadas. Las denuncias y acusaciones presentadas por los principales partidos contendientes no necesitan mayor explicación: el PRI-gobierno impone reglas fácticas y acomoda resultados mediante dinero y violencia, mientras la desgastada y de-sacreditada oposición (PRD y PAN) se acomoda entre denuestos evaporables para seguir con la farsa de la lucha democrática.
Y, mientras hoy son leídos en Twitter y Facebook los comentarios actualizados de este tecleador sobre los resultados electorales por estados, ¡hasta mañana, con la irritación social que se ha desahogado violentamente en Tultepec, estado de México!
Fuente : Lajornada
No hay comentarios:
Publicar un comentario