Las islas Dokdo o Takeshima -pequeñas y remotas- son objeto de una controversia internacional. |
Una gran parte de los conflictos por islas —diferentes cada una en tipo e intensidad— se encuentra en Asia y África, pero las turbulencias africanas han sido mucho menos combativas que las asiáticas, según le dijo el experto a BBC Mundo.
"La mayoría de analistas ve el rango de disputas que involucran a China, Japón, Corea del Sur y Rusia como las más polémicas. Son países con fuerzas militares capaces, así que existe al menos el potencial —más que en cualquier otra región— de una confrontación militar seria".
Así, desde las Senkaku/Diaoyu hasta las Spratly y Paracelso, pasando por las Dokdo/Takeshima o las Kuriles, en los últimos meses se han intensificado las pugnas por el control de territorios marítimos considerados estratégicos por más remotos o pequeños que sean.
Islas Senkaku/Diaoyu
Pero a pesar de su aparente insignificancia se han convertido en el motivo de disputa de dos gigantes asiáticos: Japón y China.
¿Por qué dos de las mayores potencias del continente se pelean por unas diminutas islas rocosas al este de tierras chinas y al suroccidente de la prefectura japonesa de Okinawa?
Porque están cerca de vías marítimas estratégicas con rico potencial de pesca y se estima que en sus aguas hay yacimientos petrolíferos.
Más allá de las razones económicas, también se han convertido con el paso del tiempo en una demostración de músculo militar y político.
Allen Carlson, experto en temas asiáticos en el departamento de Gobierno de la universidad estadounidense de Cornell, le explicó a BBC Mundo que el interés por las islas "puede ser el producto de capacidades materiales cambiantes en la región, especialmente el creciente poder naval de China".
El analista agrega que la nueva situación volátil también puede estar marcada por "los cambios sutiles en la política japonesa, especialmente lo que algunos observadores ven como una creciente influencia del nacionalismo".
El conflicto entre los dos países por las Senkaku/Diaoyu no es nuevo y, como explica Carlson, la pertenencia de estas islas ha sido un punto de disputa por mucho tiempo en las relaciones entre China y Japón.
Taiwán también reclama las islas, que en Japón se conocen como Senkaku y en China como Diaoyu.
Islas problemáticas en América Latina
Además de las Malvinas/Falklands hay
otras islas en América Latina que son fuente de discordia. Estos son
tres de los territorios disputados:
Archipiélago de San Andrés (foto): la Corte Internacional de Justicia (CIJ) amplió la jurisdicción de Nicaragua sobre un área marítima rica en recursos y ratificó la soberanía colombiana sobre siete islotes, incluyendo las islas y los cayos del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
Isla de Aves: este islote coralino ha sido el centro de una disputa entre Venezuela -que lo controla- y varias islas caribeñas que rechazan que Caracas reclame la zona económica de 200 millas alrededor del islote.
Isla Conejo: En 1992 la CIJ determinó inicialmente los límites de áreas disputadas por El Salvador y Honduras, aunque su dictamen no incluyó la Isla Conejo. Ambos países reivindican su soberanía sobre este territorio, que tiene una extensión de menos de un kilómetro cuadrado.
En esencia es un choque sobre la soberanía de áreas oceánicas, además de las Spratly y Paracelso, dos cadenas de islas que reclaman —en parte o en su totalidad— varios países.
El conflicto tiene una similitud con la situación en las Senkaku/Diaoyu, pues entre las razones de la pugna se encuentran la posibilidad de que haya grandes reservas naturales y su ubicación en medio de vías marítimas estratégicas.
Según las cifras citadas por la Agencia de Información Energética de Estados Unidos, el área puede ser rica especialmente en gas natural, y se estima que la zona cuenta con 25 trillones de metros cúbicos, el equivalente a las reservas comprobadas de Qatar.
El problema más serio en décadas recientes ocurrió entre China y Vietnam: los chinos tomaron las Paracelso de Vietnam en 1974 y mataron a más de 70 soldados vietnamitas. En 1988 los dos países chocaron por las Spratly y de nuevo Vietnam perdió más que China.
Filipinas también ha estado involucrada en varias peleas menores con fuerzas chinas, vietnamitas y malasias.
En noviembre el tema cobró relevancia tras una controversia por un mapa en los nuevos pasaportes chinos en el que aparecen las Spratly y las Paracelso, que llevó a Vietnam, Filipinas y Taiwán a expresar su rechazo.
Cuando BBC Mundo le preguntó a Allen Carlson por qué la región —con los casos de las Senkaku/Diaoyu y las islas del Mar de China Meridional— parece estar tan volátil, el experto dice que no cree que haya un tema unificador que vincule estas disputas.
Pero sí dice que "en general hay una competencia entre los poderes a medida que prueban su determinación, su posición y sus intenciones en una época en que hay algo de fluidez tanto en el orden regional como global".
Corea del Sur las llama Dokdo o islas solitarias, mientras Japón las llama Takeshima o islas bambú. También fueron bautizadas por balleneros franceses en 1849 como las Rocas de Liancourt.
Corea del Sur, Japón y Corea del Norte reclaman estos territorios, conformados por dos islas principales y 30 rocas más pequeñas y prácticamente equidistantes de Japón y Corea del Sur.
Un destacamento costero surcoreano ha estado estacionado en el lugar desde 1954.
Como en las otras islas en disputa, estas tienen rico potencial de pesca y se cree que hay reservas de gas cerca, si bien su cantidad no se conoce con claridad.
Pero más allá de los beneficios económicos, las islas también simbolizan los prolongados reclamos entre las dos naciones, que tienen sus rutas en la colonización japonesa de Corea.
Precisamente con la idea de mejorar esa relación, el pasado 4 de enero se reunieron en Seúl Fukushiro Nukaga, enviado especial del nuevo primer ministro de Japón, Shinzo Abe, y la presidenta electa de Corea del Sur, Park Geun-hye.
Las relaciones entre ambos países se complicaron el año pasado luego de que el presidente surcoreano Lee Myung-bak se convirtiera sorpresivamente en el primer presidente de su país en visitar las islas.
Tokio quiere que las islas le sean regresadas. Fueron tomadas por tropas soviéticas en 1945 y han sido controladas por Rusia desde entonces.
El conflicto ha impedido que los dos países firmen un tratado de paz para formalmente dirimir sus diferencias de la Segunda Guerra Mundial.
Una comunidad de 30.000 rusos vive actualmente allá, hay presencia militar en Iturup, una de las cuatro islas, y el gobierno ruso aprobó en 2006 un plan para desarrollar la infraestructura energética y de transporte.
Como en los otros casos de islas en disputa,
parte del conflicto se debe al potencial económico: las islas están
rodeadas por terrenos fértiles de pesca y se cree que tienen reservas de
petróleo y gas costa afuera. El turismo es otra fuente potencial de
ingresos, por los volcanes de la zona y la variedad de aves.
Las tensiones entre Rusia y Japón escalaron el año pasado cuando el primer ministro Dimitri Medvedev visitó las islas, donde también estuvo en 2010.
Esa visita inicial —la primera de un líder ruso— generó una reacción airada de Japón, que la describió como una "indignación inolvidable" y llamó temporalmente a su embajador en Moscú.
Fuente :BBC Mundo
Archipiélago de San Andrés (foto): la Corte Internacional de Justicia (CIJ) amplió la jurisdicción de Nicaragua sobre un área marítima rica en recursos y ratificó la soberanía colombiana sobre siete islotes, incluyendo las islas y los cayos del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
Isla de Aves: este islote coralino ha sido el centro de una disputa entre Venezuela -que lo controla- y varias islas caribeñas que rechazan que Caracas reclame la zona económica de 200 millas alrededor del islote.
Isla Conejo: En 1992 la CIJ determinó inicialmente los límites de áreas disputadas por El Salvador y Honduras, aunque su dictamen no incluyó la Isla Conejo. Ambos países reivindican su soberanía sobre este territorio, que tiene una extensión de menos de un kilómetro cuadrado.
Islas Spratly y Paracelso
El control de territorio en el Mar de China Meridional ha sido objeto de disputa durante siglos, pero una reciente escalada en las tensiones ha generado preocupación de que esta zona pueda convertirse en un polvorín con consecuencias globales.
En esencia es un choque sobre la soberanía de áreas oceánicas, además de las Spratly y Paracelso, dos cadenas de islas que reclaman —en parte o en su totalidad— varios países.
El conflicto tiene una similitud con la situación en las Senkaku/Diaoyu, pues entre las razones de la pugna se encuentran la posibilidad de que haya grandes reservas naturales y su ubicación en medio de vías marítimas estratégicas.
Según las cifras citadas por la Agencia de Información Energética de Estados Unidos, el área puede ser rica especialmente en gas natural, y se estima que la zona cuenta con 25 trillones de metros cúbicos, el equivalente a las reservas comprobadas de Qatar.
El problema más serio en décadas recientes ocurrió entre China y Vietnam: los chinos tomaron las Paracelso de Vietnam en 1974 y mataron a más de 70 soldados vietnamitas. En 1988 los dos países chocaron por las Spratly y de nuevo Vietnam perdió más que China.
Filipinas también ha estado involucrada en varias peleas menores con fuerzas chinas, vietnamitas y malasias.
En noviembre el tema cobró relevancia tras una controversia por un mapa en los nuevos pasaportes chinos en el que aparecen las Spratly y las Paracelso, que llevó a Vietnam, Filipinas y Taiwán a expresar su rechazo.
Cuando BBC Mundo le preguntó a Allen Carlson por qué la región —con los casos de las Senkaku/Diaoyu y las islas del Mar de China Meridional— parece estar tan volátil, el experto dice que no cree que haya un tema unificador que vincule estas disputas.
Pero sí dice que "en general hay una competencia entre los poderes a medida que prueban su determinación, su posición y sus intenciones en una época en que hay algo de fluidez tanto en el orden regional como global".
Islas Dokdo/Takeshima
A las islas que están en el centro de una discusión diplomática entre Corea del Sur y Japón se les conoce por varios nombres.
Corea del Sur las llama Dokdo o islas solitarias, mientras Japón las llama Takeshima o islas bambú. También fueron bautizadas por balleneros franceses en 1849 como las Rocas de Liancourt.
Corea del Sur, Japón y Corea del Norte reclaman estos territorios, conformados por dos islas principales y 30 rocas más pequeñas y prácticamente equidistantes de Japón y Corea del Sur.
Un destacamento costero surcoreano ha estado estacionado en el lugar desde 1954.
Como en las otras islas en disputa, estas tienen rico potencial de pesca y se cree que hay reservas de gas cerca, si bien su cantidad no se conoce con claridad.
Pero más allá de los beneficios económicos, las islas también simbolizan los prolongados reclamos entre las dos naciones, que tienen sus rutas en la colonización japonesa de Corea.
Precisamente con la idea de mejorar esa relación, el pasado 4 de enero se reunieron en Seúl Fukushiro Nukaga, enviado especial del nuevo primer ministro de Japón, Shinzo Abe, y la presidenta electa de Corea del Sur, Park Geun-hye.
Las relaciones entre ambos países se complicaron el año pasado luego de que el presidente surcoreano Lee Myung-bak se convirtiera sorpresivamente en el primer presidente de su país en visitar las islas.
Islas Kuriles
Cuatro islas —que Rusia conoce como las Kuriles del Sur y Japón como los Territorios del Norte— son la causa de un conflicto de más de 60 años entre las dos naciones.
Tokio quiere que las islas le sean regresadas. Fueron tomadas por tropas soviéticas en 1945 y han sido controladas por Rusia desde entonces.
El conflicto ha impedido que los dos países firmen un tratado de paz para formalmente dirimir sus diferencias de la Segunda Guerra Mundial.
Una comunidad de 30.000 rusos vive actualmente allá, hay presencia militar en Iturup, una de las cuatro islas, y el gobierno ruso aprobó en 2006 un plan para desarrollar la infraestructura energética y de transporte.
Las tensiones entre Rusia y Japón escalaron el año pasado cuando el primer ministro Dimitri Medvedev visitó las islas, donde también estuvo en 2010.
Esa visita inicial —la primera de un líder ruso— generó una reacción airada de Japón, que la describió como una "indignación inolvidable" y llamó temporalmente a su embajador en Moscú.
Fuente :BBC Mundo
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