QUERÉTARO, Qro. (apro).- En septiembre pasado, la Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que a finales de enero
resolvió la libertad inmediata de la francesa Florence Cassez, se negó a
revisar un proceso por el que José Miguel Urbina Franco permanece preso
en el penal de San José el Alto, acusado de matar a un integrante de la
porra del club América en una riña posterior a un partido contra los
Gallos, en enero de 2012.
Plagada de inconsistencias y anomalías, la integración del expediente
por parte del Ministerio Público del fuero común llevó a la
consignación de José Miguel Urbina –a quien se conoce como El
Tortillas–, de 19 años y formalmente preso desde enero de 2012 por
resolución de la entonces juez penal Consuelo Rosillo Garfias, hoy
magistrada del Poder Judicial queretano.
Tortura, detención
arbitraria y otras violaciones a sus garantías han sido alegadas desde
el principio por el joven, su familia y el abogado que tomó el caso tras
la intervención de un defensor de oficio, designado sin la autorización
del muchacho y que en primera instancia atendió al mismo tiempo a José
Miguel y a testigos de la porra del América.
El homicidio del
joven Cristian Shair Bringas Pérez fue cometido el 7 de enero de aquel
año en medio de una riña entre los integrantes de la porra Monumental
del América, y seguidores de los Gallos Blancos, en la comunidad El
Colorado, ubicada sobre la carretera México-Querétaro y perteneciente al
municipio El Marqués, desde donde los segundos habrían comenzado el
pleito al lanzar piedras a los autobuses de la porra americanista que se
dirigía ya de regreso a la Ciudad de México.
Las piedras
alcanzaron a romper algunas ventanillas, por lo que el contingente se
detuvo y, al bajar los aficionados, se armó la gresca. Cristian Shair y
otros dos muchachos resultaron heridos, pero aquél falleció en el
hospital tras recibir un navajazo en el estómago.
El 12 de enero,
la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) presentó a José
Miguel Urbina Franco flanqueado por agentes de la Ministerial, vistiendo
una camiseta oficial de los Gallos Blancos, y lo señaló como el
presunto responsable del homicidio.
En el comunicado de prensa, la
PGJE informó del inicio de la averiguación previa I/30/2012 por
homicidio doloso y lesiones para la cual, sostuvo, recabó las
declaraciones de más de cien testigos que estuvieron en el lugar de los
hechos, “la mayoría originarios del Distrito Federal y el Estado de
México” que habían acudido al partido entre América y Gallos.
“Como
se informó en su momento, el Ministerio Público aseguró en el lugar de
los hechos una navaja que presentaba manchas de líquido hemático. En ese
sentido, se realizaron pruebas de genética forense, las cuales
permitieron establecer que se trataba del arma utilizada para lesionar
al ofendido”, asentó la PGJE.
Según este comunicado, tras los
esquemas de inteligencia y táctica policial para identificar a los
participantes en la riña, varios de éstos coincidieron en señalar a uno
en particular como el responsable.
“Fue así como investigadores
lograron identificar y localizar a José Miguel Urbina Franco, ‘El
Tortillas’, de 18 años de edad, originario del Distrito Federal y vecino
de la comunidad de El Colorado.
“Al momento de rendir declaración
ante el Ministerio Público, el imputado aceptó su participación en los
hechos, detallando que ese día se reunió con un grupo de amigos para
asistir al juego de futbol Gallos Blancos contra América, habiendo
ingerido bebidas alcohólicas antes y durante del encuentro. Agregó que
al finalizar el partido tuvo un altercado con seguidores del equipo
América e incluso intercambió golpes con uno de ellos”.
De acuerdo
con esta declaración, José Miguel regresó a El Colorado, pero acordó
con sus amigos aguardar el paso de los aficionados americanistas.
“Más
tarde dos camiones con porristas se pararon en el lugar y comenzaron a
hacerse de palabras con el imputado y su grupo, lo cual desató una riña.
José Miguel indicó que inicialmente tomó una botella de vidrio y la
rompió en dos partes, una de las cuales utilizó para lastimar a un
sujeto que se disponía a agredirlo y después se echó a correr.
Momentos después, se armó con una navaja y al ver que un sujeto
pretendía golpearlo con una piedra, le encajó el arma a la altura del
abdomen, produciéndole una lesión que le causó la muerte”.
El MP también afirmó tener plenamente acreditada la probable responsabilidad de José Miguel Urbina.
Las omisiones
Lo
que nunca se dijo, ni en la presentación de El Tortillas ni en el
comunicado de prensa, fue que el muchacho no llevaba puesta –ni tenía–
la playera de los Gallos, sino que uno de los policías ministeriales se
la colocó para las fotografías.
Urbina Franco, además, había
rendido una primera declaración en calidad de testigo y para la que
acudió de manera voluntaria, misma que no obra en el expediente, sin que
medie explicación alguna.
En su segunda comparecencia, el 10 de
enero, acude también como testigo y repentinamente el MP cambia la
situación jurídica del muchacho y lo señala como probable responsable.
Para
ese momento, el joven mostraba huellas de golpes en el rostro que, de
acuerdo con la denuncia que posteriormente presentaron sus familiares
ante la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH), le fueron
causadas por los agentes ministeriales que lo detuvieron, y recibió
toques eléctricos en los testículos hasta que se declaró culpable.
En
los registros de la averiguación previa consta una llamada hecha desde
la Fiscalía al coordinador de la defensoría de oficio, tres horas antes
de la comparecencia de José Miguel Urbina ya como presunto homicida, por
medio de la cual se le impuso a un defensor de oficio, Jaime Espinoza
Robles, que al mismo tiempo atendió a seguidores del América que también
comparecían, según detalló a Apro el abogado del joven.
A lo
largo del proceso, el expediente fue integrando declaraciones de
testigos que no sólo han aclarado la inocencia de El Tortillas, aun
cuando éste efectivamente participó en la riña, sino que incluso han
proporcionado las características de quien habría sido el verdadero
homicida de Cristian Shair Bringas, así como las circunstancias de su
muerte.
En una franca contradicción señalada por el abogado
defensor de Urbina Franco, la juez Consuelo Rosillo Garfias desestimó
estas declaraciones y admitió como válida la supuesta confesión de El
Tortillas, en la que éste no logra describir siquiera el lugar exacto
del cuerpo de Shair Bringas donde habría clavado la navaja ni las
circunstancias de lugar y tiempo.
Doña Ofelia, la madre de Urbina
Franco, cuenta en entrevista con Apro que su hijo fue a declarar como
testigo un día después del partido y la riña ocurrida en El Colorado. El
lunes, afirma, su hijo “salió a pagar la luz” y el martes 10 se fue a
trabajar.
Cuando volvió, ella le informó que le habían llamado los
agentes ministeriales, con quienes se quedó de ver en la ermita que
está en la entrada de El Colorado.
“El que nada debe, nada teme,
mamá”, le dijo José Miguel. Varias horas después, el muchacho era
presentado como el presunto homicida de Cristian Shair Bringas,
aficionado del club América.
Una joven que lo acompañó hasta que
los agentes ministeriales lo recogieron en la ermita, atestiguó que José
Miguel no mostraba huellas de golpes, como las que exhibió en el
rostro, especialmente bajo el ojo izquierdo, cuando lo mostraron ante la
prensa.
“Mi hijo me dijo que los ministeriales lo comenzaron a
golpear desde que lo subieron a la camioneta; que le dijeron ‘ya te
pusimos el dedo, ya te llevó la chingada’ y le quitaron el teléfono
celular”, refiere doña Ofelia.
Para el abogado que defiende a El
Tortillas, lo único medular de la averiguación previa en su contra es la
confesión, misma que presuntamente le fue arrancada mediante la
tortura, asunto que tampoco ha podido ser dilucidado en el expediente de
queja ante la CEDH.
El joven ni siquiera ha sido careado con los
integrantes de la porra del América que estuvieron en la riña en El
Colorado, mismos que hasta el momento no se han presentado a comparecer
después de la primera declaración que les fue tomada por el Ministerio
Público en las horas siguientes al homicidio de Shair Bringas.
“La
juez –ahora magistrada– Consuelo Rosillo me dijo que aceptaría una
ampliación de declaraciones de los integrantes de la porra si yo iba por
ellos, los juntaba y me los traía en un camión”, refirió el defensor de
José Miguel Urbina.
“En el expediente hay testimonios que señalan
que José Miguel rompió una botella de refresco, que lo vieron correr
porque se le venía un grupo de la porra del América; que lesionó a
alguien con ella… hay una contradicción incluso respaldada con una
pericial, porque él habría estado en otro sitio, nunca en el lugar donde
quedó la víctima, que murió acuchillada, no por una botella”, explicó
el abogado, quien además dice creer que para armar este caso, ante la
presión mediática por el conflicto derivado del partido de futbol, se
utilizó a una “juez de consigna”, Consuelo Rosillo, quien posteriormente
fue nombrada magistrada del Tribunal Superior de Justicia del estado.
“La
Fiscalía especializada en delitos contra la integridad personal y la
vida no consigna debidamente los hechos; no dicen que fue en la cancha
de concreto de la calle Ignacio Zaragoza, no dicen a qué hora fue… pero
la juez, ahora magistrada, suple las deficiencias del Ministerio Público
y ella sí dice que fue en la cancha, en cuál calle y a las ocho y media
de la noche… dice que se acreditan la circunstancias y lo consigna
cuando el pliego no reunía esos requisitos”, denunció el defensor.
Este
asunto fue llevado a la Primera Sala de la SCJN, en una petición
efectuada el 18 de septiembre pasado. “Para nosotros –aclara el abogado–
el asunto es trascendental socialmente hablando, porque es muy
importante que el actuar de la Procuraduría se circunscriba a la
legalidad constitucional y procesal; es decir, que la Procuraduría cite a
las personas como testigos y luego descarte la situación y les cambie
la situación jurídica”.
La pretensión era obtener de la Corte un
fallo sobre el actuar de la PGJE y la agencia investigadora que lleva
este caso, sin embargo la Sala desestimó el asunto.
Mientras
tanto, el actual ombudsman estatal, Eduardo Nava, admitió en entrevista
con Apro la dilación para resolver la querella que interpusieron los
familiares de José Miguel, aunque la achacó a la actuación del primer
visitador que se hizo cargo de recibir la queja e iniciar el expediente,
quien aparte ya no labora en la CEDH.
Por cierto, la queja se tramitó cuando Nava aún no era nombrado titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
No obstante, Nava aseguró que la Procuraduría estatal ha atendido todos los requerimientos de la CEDH.
El 12 de julio pasado, “el visitador general acordó ampliar el término para reunir mayores elementos”, precisó.
–¿Y entonces cuándo se resolverá?
“A la brevedad. En los próximos días, yo creo que en las próximas semanas”, acotó.
Según
Nava, las lesiones mostradas por El Tortillas al momento de su
presentación fueron debidamente registradas por el visitador que atendió
la queja de los familiares.
Sin embargo, el proceso no incluyó la
aplicación del Protocolo de Estambul –previsto en materia de posible
práctica de tortura–, “sino una valoración psicológica y un dictamen
médico”.
Mientras tanto, un juicio de garantías que busca la
libertad de Urbina Franco es desahogado en el Segundo Tribunal Colegiado
del XXI Circuito, específicamente en manos del magistrado Jorge Mario
Montellano Díaz.
Fuente : Proceso
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